La Sagrada Familia Inmigrante
En este tiempo de Navidad y en especial desde el 30 de diciembre (cuando celebramos la fiesta de la Sagrada Familia) hasta la conclusión del periodo navideño (que culmina con la fiesta de la Epifanía del Señor), reflexionamos especialmente sobre la Sagrada Familia de Nazaret. También, del 5 al 11 de enero, se observa en este país la Semana Nacional de la Inmigración y el primero de enero, a nivel internacional, la Jornada Mundial de la Paz.
Todas estas celebraciones nos recuerdan que, como muchas de nuestras familias hispanas, la Sagrada Familia de Nazaret fue una familia inmigrante. Para evitar la persecución del rey Herodes, Jesús, María y José tuvieron que vivir exiliados en Egipto huyendo de la persecución y la violencia. Ellos también vivieron la tristeza de estar lejos de su patria, enfrentaron las dificultades y trabajos de vivir en tierras extranjeras, la pobreza, el aprender otro idioma y ser tratados como extraños, indeseables o aun como criminales.
Pero ante todas estas dificultades, Jesús, Maria y José mantuvieron la paz, la entereza y la obediencia a Dios, quien les dio fuerza para enfrentar los retos, trabajos y dificultades que les sobrevinieron, mientras buscaban su seguridad y un futuro mejor. Más que quejarse, revelarse o tornarse de espaldas a Dios, la Sagrada Familia mantuvo su fe, confianza y esperanza en el Creador. Y esa fe les infundió la paz necesaria para superar las adversidades. Por ello, son ejemplo de santidad para nosotros.
Que en este mes las familias hispanas se afirmen en su fe y luchen para lograr unidas un futuro mejor, recordando que como Jesús, Maria y José, con Dios ¡sí se puede!