Esposos y Padres como San José

Por José Juan Valdez, MA.
Hola ¿qué tal? Me dirijo a todos los esposos y padres que siguen esta página web y sus excelentes contenidos. En esta ocasión es para compartirles sobre mi devoción a San José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús. El Papa Francisco tuvo a bien llamar a toda la Iglesia el pasado 8 de diciembre a dedicar, celebrar y reflexionar la vida de San José a propósito del 150 Aniversario de que el Beato Pio IX lo declarara como patrono de la Iglesia Católica.
Tengo que confesarles que esta noticia me llenó de alegría como devoto de un santo tan impresionante como lo es San José. ¿Cómo nació mi devoción? Comienzo haciendo una confesión de la que inicialmente no me siento orgulloso. El nombre que me dieron mis padres es José Juan y bueno para serles honestos no me gustó por un tiempo (debió ser cuando tenía entre 10-13 años), porque, para empezar, al menos del pueblo del que soy originario, Romita, Guanajuato, México, estos son los dos nombres más comunes. Solía pensar y decir que la mitad de mi pueblo se llamaban JOSÉ y la otra mitad JUAN. Así que, tenía la impresión de que en realidad mis padres no se habían complicado en absoluto y tomando estos dos, los pusieron juntos y listo… no me gustaba por lo común.
A los 15 años ingresé al seminario. Quería ser sacerdote y fue ahí donde me di cuenta de la importancia de nuestro(s) nombre(s) y como en la vida cristiana, el nombre a menudo representa al santo del día en que naciste. Y, además, representa al amparo y cuidado del nombre del santo que recibes, o si no coincide con la fecha, pues se escoge el nombre en honor y consagración al santo al que quedas encomendado. JOSÉ JUAN: San José (19 de marzo) y San Juan Bautista (24 de junio) ¡qué bendición más grande había heredado de mis padres! Tremendos pilares en el cielo interceden por mí. Desde este descubrimiento me siento muy honrado del nombre que llevo, sin mencionar que el primer nombre de mi papá (que en paz descanse) a quien tanto quiero, extraño y admiro, es José también. Desde aquel entonces, en los inicios de mi formación en el seminario, comenzó mi devoción al señor San José y al Precursor de nuestro Señor Jesucristo, San Juan Bautista.
Con el llamado a celebrar al señor San José durante todo este año desde el 8 de diciembre del 2020, el Papa Francisco tuvo a bien escribir una Carta Apostólica Patris Corde (Con Corazón de Padre) en la que nos invita a voltear a ver las virtudes del padre de Jesús y esposo de María. Les recomiendo como lectura espiritual leer cada una de las siete cualidades que nos presenta en el documento y preguntarnos cómo puedo yo como esposo y/o como padre imitar o vivir estas las virtudes san José.
Estuve 11 años en el seminario: 7 en México y 4 en Estados Unidos. Casi terminaba mis estudios eclesiásticos cuando tuve una crisis vocacional. Surgió después de haber participado en las nupcias de mi hermano mayor Sabino, a quien admiro y quiero mucho, con quien es su esposa, María Graciela. Como dicen en México, “me movió el tapete”. Pero bastaron algunos meses para que se me pasara de alguna manera y me volviera a enfocar en mi preparación hacia el orden sacerdotal. Un año antes de tomar la decisión de suspender mi preparación, mi hermano mayor y su esposa tuvieron a su primogénito, Jesús “Chuy”. Al ver la ternura con la que mi hermano miraba y cargaba a su hijo y la felicidad que proyectaba, fue la estocada final a mi crisis vocacional. A partir de ese momento en mi oración le decía a Dios que Él sabía que yo quería entregar mi vida, que yo quería servirle en su pueblo, pero que no sabía si iba a ser capaz de hacerlo sin eso que tenía mi hermano mayor: UNA FAMILIA.
Fue muy duro, muy difícil, porque no fue que me desencanté del anhelo de ser sacerdote, la cuestión es que quería tener una familia como la de mi hermano. Después de un año de darle vueltas y cuando me acercaba a la recta final de mi vida en el seminario, decidí que no podía continuar. Decidí que le serviría a Dios el resto de mi vida pero que quería hacerlo desde el seno de una familia. Decidí no ser sacerdote, sino esposo y papá, y luchando cada día por ser el mejor, alcanzar la santidad a la que todos hemos sido llamados. La figura de San José tomó entonces más fuerza en mi vida y mi devoción se acrecentó.
Ahora tengo 15 años de casado con mi esposa Alba Iris, casi ya 16. Dios en su misericordia y su providencia nos ha concedido la dicha de tener 3 hijos (1 niña y 2 niños). Dios nos ha bendecido de manera impresionante, ha caminado con nosotros a cada instante. Pero ha habido momentos difíciles en el trayecto, momentos que por nuestras limitaciones y algunas circunstancias externas la tormenta ha dado fuerte contra nuestra casa y ha amenazado con destruirla. En esos momentos, en los más difíciles me he vuelto a Dios y de manera particular también he volteado a ver a San José y he implorado su intercesión. San José se mantuvo fiel a su llamado de ser esposo y padre, de cuidar, defender, custodiar, educar, pero sobre todo amar a los que Dios puso bajo su encargo. Le pedía que intercediera por mí y he sentido su respuesta.
¿A qué les invito, una vez más, a los que son esposos y padres, a los que Dios les ha confiado este don y esta responsabilidad? A que acudamos a San José de dos maneras:
- Imitando sus virtudes de, con valentía y desde la humildad, decirle sí al llamado de Dios. Y luego vivirlo desde el silencio en fidelidad profunda, protegiendo a su familia. Hoy ante tantas ideologías y distorsiones, ante tantas situaciones contrarias a la familia y la estabilidad de esta, que sepamos como San José custodiar y cuidar a nuestra esposa e hijos. Que en las responsabilidades sencillas y que a menudo pasan desapercibidas de cada día sepamos ser como San José. Y que, por nuestra entrega y nuestro ejemplo, nuestros hijos vayan “creciendo en sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres” (Lc 2, 52).
- Cuando la tormenta llegue, la dificultad, la debilidad, el desánimo o cualquier cosa que se interponga y quiera destruir lo que Dios ha ido levantando con nosotros, cuando los recursos humanos y las fuerzas no alcancen, voltear a ver a San José y pedirle por su intercesión que Dios nos conceda lo que necesitamos.
Tengo claro que cuando salí del seminario, mi camino hacia la santidad había cambiado. Ahora sería a través de ser el mejor esposo y papá, a ejemplo de San José. Pido a Dios que nos conceda vivir nuestro llamado como San José para un día llegar al cielo y que como lo hizo con él, nos diga: “siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor” (Cf. Mt. 24, 14-30).
Concluyo este compartir/reflexión con la oración de la Carta Apostólica Patris Corde para que así sea con nosotros también, que sepamos ser como San José, reflejo “sombra” del Amor del Padre a los que Él nos ha confiado:
Salve, custodio del redentor y esposo de la Virgen María.
A ti, Dios, confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos la gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amen.
~ Papa Francisco, Patris Corde, 2020
José Juan Valdez es autor de varios libros, junto con su esposa Alba Iris son los fundadores y directores de diferentes esfuerzos de evangelización y formación, tales como: Ministerio Nazareth de Sanación y Desarrollo Integral de las Familias; Familia Hispana Magazine una revista de formación y valores para las familias hispanas en USA; y Paulus Media una plataforma con recursos para la Evangelización y la Formación en la Fe.