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Por Tu Matrimonio

Valores en común

 Por Dora Tobar

Muchos expertos en consejería matrimonial y de pareja coinciden en afirmar que si bien el compromiso o promesas matrimoniales establecen y sellan la relación con la solidez de un vínculo estable, los valores en común crean la unión diaria que favorece y sostiene la convivencia. Ellos son los que hacen posible que dos personas, aunque provengan de mundos muy distintos, se descubran como “almas gemelas”, con “espíritus afines”, o en términos populares, como la “media naranja” con la cual se puede lograr la comunión de vida y de propósitos deseables en un matrimonio.

Qué es un valor

Los valores tienen que ver con lo que motiva a una persona, lo que la hace actuar, lo que le da sentido a su vida. En pocas palabras, “los valores de una persona son, en cierto modo, la propia misma”. Ellos constituyen “el centro de donde salen los intereses; son la razón que hace vibrar a una persona, sus amores, lo que le es más sagrado e importante (Véase, Geneviève Hone y Julien Mercure, las Estaciones de la Pareja”, Sal Terrae, 1993).

Los valores en común crean la unión diaria que favorece y sostiene la convivencia.

Importancia de los valores en la construcción de un matrimonio

Cada persona, a lo largo de su vida, y de acuerdo a los mensajes recibidos y asimilados, crea una lista de valores que constituyen, por así decirlo, “su tesoro.” Esta lista le sirve de parámetro para juzgar si algo le agrada, si va con él o con ella, o por el contrario, si le disgusta, le desagrada o le ofende. De ahí la importancia que los valores tienen para la relación de una pareja: si las dos listas o códigos de valores coinciden, la armonía y el bienestar estarán en gran medida garantizados; será fácil llegar a acuerdos sobre los objetivos en el manejo del dinero, la crianza de los hijos, la distribución de los oficios, etc. En fin, les resultará bastante fácil crear planes juntos y sobre todo diseñar un proyecto común de vida donde ninguno se sienta frustrado, limitado o forzado.

Para tener esta coincidencia en valores no se necesita ser de la misma religión ni del mismo país, pero ciertamente haber crecido en hogares con principios morales y espirituales similares favorece la coincidencia. Cuando, en cambio, son muchos más los valores en los cuales no se coincide, que aquellos que se tienen en común, es de esperarse que la relación sea, si no conflictiva, por lo menos muy difícil.

¿Qué hacer cuando no hay perfecta coincidencia en los valores?

Nadie coincide total y perfectamente con los valores del otro. Siempre habrá entre los cónyuges, gustos, preferencias o formas diferentes de ver la realidad. Eso no debe ser sin embargo la causa de dificultades en la relación. El amor supone la aceptación del otro tal cual es y no implica que el otro sea mi idéntico. Por el contrario, su diferencia puede aportarme formas de ver la vida y de actuar de las cuales puedo aprender mucho y terminar integrándolas en mi propio esquema de valores.

Se trata por tanto de aprender a “manejar” las diferencias, lo cual es diferente de “soportar” o someterse. En la negociación y búsqueda de acuerdos, aprender las técnicas de comunicación y las herramientas para la solución de conflictos será siempre de gran ayuda. Con todo se debe tener igualmente en cuenta los siguientes:

  • Son negociables los valores que no afecten o dañen el bien de ninguno de los cónyuges ni de los hijos: Valores que sean esenciales o fundamentales, tales como: la responsabilidad por la vida y el bien de las personas de la familia; el respeto, la fidelidad, la honradez, la veracidad, la delicadeza en el trato, etc., no son negociables ni renunciables.
  • Valores que son más gustos o apreciaciones se pueden negociar o simplemente aceptar como una característica propia del cónyuge.
  • La pareja debe poder construir su propio código de valores que los identificará como familia y como matrimonio. En esta elaboración el consejo de amigos y parientes puede ser tenido en cuenta pero no debe sustituir la decisión de común acuerdo de la pareja.
  • Todos evolucionamos y las circunstancias pueden hacer que tengamos que renunciar, no a nuestros principios, pero sí a ciertas formas de aplicarlos (Por ejemplo, si ya no se puede cenar todos juntos, por lo menos se puede buscar un día en que se puedan reunir). Tener esta flexibilidad puede facilitar la convivencia.
  • Comprometerse juntos con los valores cristianos y esforzarse por cumplirlos creará en su pareja el tesoro más rico y fructífero que garantizará su unidad y fortaleza como pareja. Recuerden “lo que Dios ha unido no lo separa nadie”.

Lecturas Complementarias:

  • Geneviève Hone y Julien Mercure, las Estaciones de la Pareja”, Sal Terrae, 1993.
  • Doris Helmering, Cómo alcanzar la felicidad con su pareja: Una técnica para logar la armonía en su relación afectiva. Editorial Norma.1988.
  • Elena Llanos, Cómo vivir bien en pareja. Editorial Grijalbo, 1989.
  • J. Dominian, El matrimonio: Guía para fortalecer una convivencia duradera, Ed. Paidos 1996.

Más sobre este tema en Errores y aciertos al escoger pareja y Conflictos y diferencias de carácter.¿Qué valores compartimos?, ¿Somos compatibles?