Infidelidad
De acuerdo a los expertos, la infidelidad se va gestando, poco a poco, mucho antes de que uno de los dos se decida a ser infiel. Comunicación deficiente, hábitos dañinos, rutinas aburridas, malhumores, poco tiempo para compartir con su esposo(a), desgano sexual, y lucha de poderes, etc., se podrían contar entre las causas de la infidelidad.
El machismo, por otro lado, puede inducir a algunos hombres a pensar que tienen el “derecho” a tener aventuras amorosas fuera del matrimonio. Este puede incluso hacer que culturalmente el hombre “macho” se sienta presionado a ser infiel, para demostrar su “hombría”.
Así mismo, ciertos traumas o experiencias sexuales en la infancia o adolescencia pueden llevar a algunas personas a obsesiones no saludables por el sexo, a la infidelidad o a fuertes rechazos de las relaciones sexuales.
Otra causa importante de infidelidad es la ausencia de Dios en la vida de una persona. Sin Dios, la persona puede sentirse más libre y vulnerable frente a las influencias de la sociedad libertina y hedonista y optar por la infidelidad.
La alternativa del perdón y la reconciliación
La infidelidad es la herida más profunda que un cónyuge le pueda hacer a otro y, por tanto, la ofensa más difícil de perdonar. Con todo, muchas personas, movidas por su fe cristiana, logran descubrir el poder del perdón e inician el proceso largo, difícil y doloroso de perdonar.
Con el perdón, la persona no está ignorando el daño recibido, justificando tal comportamiento o disponiéndose a que le vuelvan a ser infiel. Su decisión sólo significa que renuncia a la venganza y se decide a superar el dolor, liberándose del rencor y los resentimientos, como medio para sanar su herida.
Algunos matrimonios también logran llegar a una reconciliación y restablecer su relación conyugal. Esto requiere que la persona infiel haga los méritos suficientes para ganarse de nuevo la confianza de su cónyuge y que la víctima aprenda a confiar nuevamente en su esposo(a). Intentar ver a su cónyuge con los ojos misericordiosos de Dios facilita esta decisión. Con todo, los expertos estiman que este proceso puede durar entre dos y cuatro años, siempre que la conversión sea sincera y los esposos reciban la ayuda profesional y espiritual necesaria.
Muchas matrimonios reportan que después de llegar a la reconciliación, cuando la herida ha sanado por completo y la confianza se ha restablecido, experimentan mucha más cercanía, amor y seguridad en su relación conyugal.
Perdonar es siempre la mejor opción. Si estás experimentando el dolor causado por una infidelidad, busca ayuda. La felicidad te espera al final del proceso.