Category Archives: Dinámicas Familiares

Roles en el matrimonio

Por Valentín Araya

Los roles y funciones que se le adjudican a los hombres y a las mujeres, dentro del matrimonio, se aprenden en el hogar de origen y en el contexto cultural en que crecimos. Tanto el hombre como la mujer pueden llegar al matrimonio con expectativas preestablecidas de lo que será su rol como cónyuge y con los hijos. Por tanto, es muy importante confrontar estas expectativas con su pareja, puesto que la falta de congruencia en este punto puede causar conflictos en el matrimonio.

Lo primero que habría que decirse aquí es que no hay papeles predeterminados para el esposo y la esposa dentro de la vida matrimonial.

Cada miembro de la pareja debe evaluar los roles y expectativas que tiene frente a su cónyuge y ajustarlos a las necesidades reales de la pareja.

Tradicionalmente, y sobre todo en nuestra mentalidad latina, el hombre se definió como el proveedor de todo lo necesario y la mujer como la que se quedaba en casa, encargada del cuidado de los hijos y  de las mil tareas domésticas. Como consecuencia, el hombre aprendía que no tenía responsabilidades en los oficios domésticos ni en el cuidado de sus hijos, pues esas eran “cosas de mujeres”. La mujer por su parte, aceptaba además que ella era la que debía atender al esposo.

Eso fomentaba una división muy drástica entre las actividades masculinas y femeninas dentro de la relación matrimonial y traían un desbalance poco sano al matrimonio.

En algunos hogares latinos, aún en épocas actuales, la mujer tiene que trabajar muchas horas, sin goce de salario, sin derechos y sin ese “tiempo personal” para recargar sus baterías. Todavía hay quienes no consideran el trabajo doméstico como propiamente un trabajo, sino como una “obligación” que tiene la esposa en el matrimonio.

Hoy en día, por el contrario, la sociedad reconoce que el hombre y la mujer participan por igual en el campo laboral fuera de casa y el trabajo doméstico, aunque no es siempre remunerado, es visto como un verdadero trabajo. Así mimo, los hombres están tomando conciencia de que también ellos deben participar por igual en los oficios domésticos, tradicionalmente asignados a las mujeres.

El matrimonio es como un regalo que tanto el esposo como la esposa reciben. En ese regalo vienen ciertos privilegios y derechos, pero también vienen ciertas responsabilidades, obligaciones y tareas y no hay manuales que especifiquen cuáles tareas debe hacer el hombre y cuáles la mujer.

El que la mujer esté naturalmente mejor dotada para realizar ciertas tareas en el hogar, no impide que el hombre pueda aprender a hacerlas. El hogar, el matrimonio y los hijos no son sólo de uno, sino de los dos. Cada miembro de la pareja debe evaluar los roles y expectativas que tiene frente a su cónyuge y ajustarlos a las necesidades reales de la pareja. Comunicación clara y precisa es siempre una herramienta importantísima en este proceso.

Más sobre este tema también en “Profesión y familia”.

Fe y vida espiritual

Por Edgar Montalvo

Iniciar la vida matrimonial es, como su significado lo dice, comenzar una nueva vida, donde ya no eres tu sólo quien la construye sino la pareja. Por eso el diálogo, las negociaciones y los acuerdos se convertirán en el pan diario de cada día. Se trata pues de encontrar el punto medio donde ambos se encuentren satisfechos. Debes igualmente tener en cuenta que estos momentos y puntos de desacuerdo son la oportunidad perfecta para conocerte y conocer a tu esposo(a).

Este proceso no es siempre fácil. Sobre todo al inicio del matrimonio, descubrirás que las cosas más rutinarias de la vida pueden ser tema de discusión. Así por ejemplo, puedes encontrar discusiones por cómo llegar a tal o cual lado, cómo se cocina tal o cual platillo y hasta por cómo poner el rollo de papel higiénico en el baño. Pero también hay temas serios donde las convicciones y pensamientos íntimos de cada uno o de los dos están en juego y que por tanto son muy importantes. Ese es el caso de la de la fe y de la vida espiritual, tal como es vista por cada uno, y por tanto de las actitudes que como pareja deben o pueden asumir al respecto.

Lo aconsejable es por eso que este tema se incluya en las conversaciones y los acuerdos previos a la convivencia matrimonial. Con miras a ayudarte en ese diálogo, te damos a continuación algunos consejos:

Para construir un hogar católico entre dos católicos:

Es muy común que, dentro de la comunidad hispana, se formen parejas que comparten la misma fe católica. Sin embargo, es probable que uno de los dos no tenga el mismo desarrollo espiritual ni el mismo nivel de compromiso con la fe. Es decir, que sea, como se dice coloquialmente,  solo “un calienta bancas” o “católico de miércoles de Ceniza y de fiestas patronales.” Es ahí cuando las cosas se comienzan a complicar. Si tu te encuentras en un caso como este, es muy recomendable que no intentes chantajear a esta persona emocionalmente para que haga lo que tu deseas pues puedes no sólo fastidiarlo sino incluso hacer que la persona se aleje aún más de la fe.

Trata más bien de acentuar los momentos y prácticas religiosas que los dos tienen en común. Intenta también ir, paso a paso, creando oraciones que los dos puedan hacer ‘juntos” a la hora de la comida, al despertar, y al dormir. No se trata de hacer todo un rosario al inicio pero sí de ir rodeando tu vida de la presencia de Cristo Jesús para que sea Su amor lo que los una y la fe no se vuelva una causa de divisiones.

Y si ambos son católicos pero nunca se han involucrado de lleno en la vida espiritual es muy recomendable que adopten juntos este nuevo estilo de vida que al final de cuentas, es el mismo que sus hijos adoptarán en un futuro. La preparación al matrimonio que ahora están haciendo puede ser un buen comienzo para que juntos se interesen por preguntar y saber un poco más de los fundamentos de la fe; para que los dos se confiesen y al preparar la Eucaristía de su día de bodas, conozcan mejor la belleza de la Misa y se interesen en seguirla frecuentando. Así, cuando sean ya esposos podrán buscar siempre en este Sacramento la fuerza para seguirse amando y entregando como Jesús. Este esfuerzo de celebrar juntos la Eucaristía y de ir creciendo en la fe es algo de lo cual nunca se arrepentirán pues es la garantía de grandes beneficios para la pareja. Miles de parejas dan testimonio de que su vida ha sido diferente desde cuando invitaron a Jesús a entrar en sus hogares y en su corazón.

Para Parejas donde uno es cristiano católico y el otro es cristiano de otra denominación o no es cristiano:

En este caso el respeto de la conciencia y fe del otro es decisivo: Ninguno de los dos debe por tanto intentar y mucho menos forzar a que el otro cambie de religión. Busquen más bien el equilibrio dando lugar a que cada cual crezca en su fe, y establezcan formas de oración en que juntos puedan unirse, ya sea leyendo y meditando la Sagrada Escritura (si ambos creen en Jesús), o compartiendo ritos u oraciones que sean comunes a las dos iglesias o que sean aceptables por los dos. Y por supuesto, hagan que sea su vida de amor y los valores  compartidos los que fundamenten su vida en común. Así aprovecharán lo mejor de ambas religiones.

Es igualmente importante no hacer críticas explícitas a la religión o la Iglesia del otro pues esto puede herir susceptibilidades y crear grandes divisiones en la pareja. Es de desear por eso que las parejas de cristianos, aunque no sean de la misma denominación, pertenezcan a Iglesias que mantienen un buen diálogo ecuménico y que no se condenan entre sí.

Debe igualmente quedar claro que, la Iglesia pide a la pareja con disparidad de culto (“matrimonios mixtos”) que se comprometa a bautizar y educar a los hijos dentro de la fe católica. Por eso, este punto debe ser discutido y acordado claramente antes del matrimonio.

Por último recuerda que la religiosidad y vida espiritual es algo que enriquece mucho nuestra vida personal y de pareja. Ella es parte de esa probadita de cielo que Dios tiene preparado para nosotros y debe comenzar a hacerse posible a través de nuestro amor por los demás y por tanto por nuestra pareja.

Más sobre este tema en Espiritualidad y FeEspiritualidad del matrimonio, Oración y Matrimonios Mixtos. Véase también Catecismo de la Iglesia Católica, 1641-1642 y 1633-1637.

Los abuelos, pilares de nuestra fe, cultura y familia

Este mes de julio celebramos el Día de los Abuelos.  Muchos dicen jocosamente que la función de los abuelos es consentir a los nietos, ya que no tienen la responsabilidad principal de criarlos, educarlos y sustentarlos que naturalmente recae en los padres. Pero la verdad es que el rol de los abuelos va mucho más allá, especialmente en nuestra cultura hispana.

En nuestros países, los abuelos son frecuentemente el conducto por donde se transmite la fe.  Han sido muchos los niños que por insistencia de las abuelitas, han aprendido la importancia de vivir cada domingo la celebración eucarística.  Son ellas también las que en muchas ocasiones han puesto por primera vez el Santo Rosario en las pequeñas manos de nuestros niños para que comprendan el poder de esta oración trinitaria, que comienza con proclamación de nuestra fe y medita en la vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

Son también los abuelos los que reúnen a nuestros niños para explicarles las costumbres más arraigadas de nuestra cultura y los que insisten en continuar celebrándolas en nuestras familias, aunque vivamos lejos de nuestros países de origen.  Los abuelos son los primeros en enseñar los cantos y ritmos tradicionales de nuestra cultura y promueven en nosotros el orgullo se ser hispanos.

Y manteniendo vivas las raíces de nuestra fe y cultura, son los abuelos los pilares de nuestras familias.  Ellos mantienen las bases de la unión entre padres, hijos, primos, tíos, sobrinos y nietos.  Son los que insisten que nadie se ausente de la cena navideña, la reunión de Pascua, el Día de Acción de Gracias y la bienvenida de un nuevo año.  Valoremos pues el tesoro de creencias, costumbre, tradiciones, amor y unión familiar que nos regalan día a día los abuelos y a su ejemplo, pasemos este tesoro a los nuestros de generación en generación.

 

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Madres y abuelas: Pilares de Amor, Entrega y Fe

En el mes de mayo celebramos a las madres, aquellas creaturas magníficas dotadas por el Dios con un amor que se entrega sin egoísmo; un amor que a imagen de Dios, busca siempre primero el bien de sus seres amados. Esas que por nueve meses nos cargan en su vientre soportando malestares y dolores con gozo y alegría. Esas valientes que enfrentan sin queja el dolor desgarrador de un parto donde se convierten en canal de la gracia de Dios para dar paso a una nueva vida.

Solo la unión divina entre Dios y nosotros sus hijos, sus creaturas, se puede comparar el lazo indisoluble que une a un hijo o una hija con su madre, pues fue en su seno que comenzó nuestra vida. Este lazo permite a las madres percibir con gran agudeza y de manera sobrenatural lo que es bueno y malo para nosotros, y podernos aconsejar sabiamente sobre nuestro caminar en este mundo. No menospreciemos nunca sus percepciones y consejos.

Demos gracias a Dios por el regalo de nuestras madres, que con entrega y desvelos se olvidan de sus propias necesidades para suplir las nuestras. Aquellas que aun después de nuestros errores y traspiés, están ahí con una mirada amorosa y misericordiosa, una palabra certera de consuelo y un hombro en el cual enjugar nuestras lágrimas. Aquellas cuyos brazos son para nosotros lugar de seguridad y paz.

El amor de una madre se magnifica en el profundo amor de nuestras abuelas. Esas que les enseñaron la maternidad a nuestras madres, que les inculcaron la fe para que las nuestras a su vez nos la inyectaran a nosotros. Esas que amanecen con el Rosario en las manos para interceder por nosotros, y que son pilares que mantienen la familia unida. Esas que cuando en la familia hay tempestades, dejan de disfrutar de la paz y quietud de sus años dorados para criarnos y cuidar de nosotros.

Recordemos que tener a nuestra madre es una de las más sublimes gracias que Dios nos regala en la vida. Amémoslas, busquémoslas, contémosles nuestras cosas, escuchemos sus consejos, y sobre todas las cosas, ¡digámosle cuanto las amamos! No olvidemos que para una madre, el regalo más grande es la atención, el amor y presencia y la felicidad de sus hijos.

Portrait of cute boys and their father looking through pictures at home

Padres y abuelos reflejan el amor de Dios Padre

En el mes de junio celebramos a los padres y abuelos, esos hombres valientes y entregados que están llamados a dar la vida por sus esposas e hijos. Los padres son los cimientos donde se forma la imagen del hombre en los hijos, una imagen que debe emular el amor de Dios. Son también fuente de seguridad, protección y guía no solo para los hijos, sino para el matrimonio y la familia. Pero muchas personas no se dan cuenta de la suprema importancia de la presencia y figura del padre en la familia, la iglesia y la sociedad y como consecuencia toman a la ligera su rol central, particularmente en la vida de los hijos. Por ello, lastimosamente el 50% de los niños hispanos en los Estados Unidos nacen o crecen sin la figura de un padre.

Pocos saben que las hijas, en la crucial edad de la adolescencia, miran al padre como imagen del hombre con el que algún día se casarán. Por ello, si se desea que una hija contraiga matrimonio con un hombre recto, trabajador, buen proveedor, temeroso de Dios, íntegro, libre de vicios, valiente, respetuoso y fiel, entonces el padre debe poseer y vivir esas cualidades. También la presencia y compañía del padre es vital en el sano desarrollo de los hijos, pues es en la figura del padre que el hijo desarrolla la imagen de lo que un hombre está llamado a ser.

Por ello, más que llevar la provisión material a casa por medio del trabajo, padres y abuelos deben no solo amar, sino demostrar su amor a los hijos y nietos. Las expresiones abiertas de cariño, los abrazos y aun los besos de un padre marcan para bien el corazón de los hijos. Por ello, no deben hacer caso a las erradas creencias culturales de que un padre no besa o abraza a un hijo varón, o que demostrar afecto es muestra de debilidad o que las muestras de cariño están reservadas para las madres. ¡Nada más lejos de la realidad!

Padres y abuelos están llamados a dar su tiempo y atención a sus hijos, tiempo que debe ser de calidad. Son muchos los que creen que con solo proveer cosas materiales se está siendo un buen padre. Los estudios reflejan que lo que más los hijos anhelan es tener una relación cercana y amorosa con su padre, uno que escuche sus preocupaciones, conteste sus preguntas de vida y le guie con madurez, experiencia, aplomo y valores, por la senda de la vida. Padres, tomen el tiempo de demostrar a sus hijos cuan importantes son en su vida y cuanto les aman.

El legado de vida que deja un padre amoroso, recto, protector y ejemplar es el fundamento para un matrimonio y una familia sana y feliz. Un padre amoroso y responsable deja una huella indeleble en el corazón de los hijos que refleja la imagen de nuestro Padre Dios. Invitamos a los hombres, en especial a los futuros padres, a ser padres amorosos y responsables y a los hijos e hijas, esposas y demás familiares a celebrar el regalo precioso de nuestros padres.

¿Cuántas horas trabaja la mujer en casa?

Hace algunos años presentaba a un grupo de mujeres un ‘video’ en diapositivas, hecho en Perú, titulado ‘Sin sueldo ni horario’. Esta proyección se refería a la situación de la mujer en muchas partes aún hoy: muchas horas de trabajo en su casa sin un horario fijo y sin sueldo; su esposo, en cambio, se atiene a la jornada laboral establecida legalmente y cobra mensual o semanalmente un sueldo determinado.
 
Estas mujeres al regresar a sus casas comentaron con sus maridos lo que habían visto y plantearon el reclamo por la injusticia que se está cometiendo contra ellas. El estimado Lector puede imaginarse la protesta que se me vino encima por parte de aquel grupo de esposos por haberle abierto los ojos a sus mujeres !!.
 
De todas formas, la injusticia es evidente. Cuántas horas trabaja la mujer en casa?. Y, sobre todo, la mujer que debe luego cumplir un horario de oficina… Se levanta antes que el esposo y los hijos para preparar el desayuno de todos, para organizar el vestuario de escuela de los niños, para dejar ya listo el almuerzo; por la tarde, al regreso del trabajo, la jornada se continúa en casa: lavar y aplanchar la ropa, preparar muchos detalles para el día siguiente, etc. Y así uno día tras otro.
 
La situación para el esposo es diferente: al levantarse ya encuentra servido el desayuno y la ropa para vestir está pronta; cumple las 8 horas de jornada laboral; regresa a casa, se pone las pantuflas y se sienta a leer la prensa del día, a ver los programas de televisión, y a cenar cuando llega la hora; cobra su sueldo al final del mes, hace el balance del período (entradas y salidas), paga las deudas, reserva el dinero necesario para los gastos de casa.
 
Una falla muy frecuente entre los esposos es la de no tener presente que el sueldo que se ha ganado, en buena parte se debe también a la esposa que tiene en casa y que atiende a los oficios de una buena ama de hogar. A veces los esposos olvidan las necesidades personales de sus esposas y, si acaso las atienden, lo hacen con mezquindad. La suerte de muchas mujeres casadas, todavía hoy, es la de una mujer sin sueldo ni horario.
 
El Papa Juan XXIII ya habló en su tiempo del ‘salario familiar’ aludiendo a la justicia laboral de las empresas que deben reconocer un salario justo a los obreros y empleados en razón de la familia que poseen: una esposa y unos hijos. También el Papa Pablo VI hizo referencia en la encíclica Laborem exercensal reconocimiento que se merece la esposa y madre por su trabajo dentro del hogar.
 
Con la liberación de la mujer, fenómeno de nuestra época, la mujer se ha liberado del trabajo dentro de la casa de familia, se ha profesionalizado y se ha abierto al mercado laboral fuera del hogar. Ser ama de casa es también una profesión. La entrada en el marcado laboral conlleva el abandono de los quehaceres hogareños y, muy especialmente, dejar el cuidado de los hjjos en manos de una empleada. Este fenómeno ha generado conflictos conyugales y familiares: divorcio, administración independiente de los salarios, egoísmos individualistas.
 

 

Ésta es una situación concreta que los novios deben resolver cuando planean su futuro matrimonio: acordar el ‘patrimonio común’ en virtud de que a partir de entonces “serán una sola carne”, una persona conyugal; ya no contará tanto el YO o el TÚ, sino el NOSOTROS de pareja: nuestro amor, nuestro proyecto común, nuestro futuro, nuestros hijos, nuestra felicidad. El individualismo que campea en nuestro medio ambiente es una ‘bomba de tiempo’: si  no trabajamos por la solidaridad conyugal y familiar, tarde o temprano hará sentir los estragos !!!. Se debe tener presente que el varón responsable normalmente es un buen trabajador y ella en casa una buena financista para la administración. El trabajo de uno y otra es digno y merece reconocimiento y respeto. Con el patrimonio conyugal se funda y construye el patrimonio familiar.
 
Para más informacion, visite: www.iglesiasdomesticas.com

¿Recuerda Las Fechas Especiales de su Familia?

Dentro de las características que tienen nuestras familias, está la de celebrar las fechas especiales; estos momentos únicos nos traen a la memoria acciones que sólo ocurrieron una sola vez y que no volverán a llegar, tales como: la fecha en que se conocieron, el día que unieron sus vidas en el Sacramento del matrimonio, el nacimiento de su primer hijo o de los posteriores, las fechas de cumpleaños, la fecha de aniversarios y otras celebraciones que hacen parte de aquello que llamamos recuerdos familiares.

Todo esto nos hace profundizar la pregunta que sustenta la reflexión para el día de hoy: padres, ¿recuerdan las fechas especiales de su familia? ¿recuerdan, celebran y expresan esos momentos inolvidables?

El trabajo en exceso, las distracciones sociales, a veces la falta de fortalecer el amor, hacen que se nos olviden ciertos momentos que marcaron nuestra vida. Posiblemente a la fecha de hoy, usted no volvió a recordar o se le olvidó decirle a su hijo(a) o esposo(a) feliz cumpleaños, te amo mucho, gracias por compartir un año más de aniversario, feliz día del padre, feliz día de la madre, feliz día de la familia, felicitaciones por tu ascenso en el trabajo, me siento orgulloso(a) de ti por las calificaciones en la escuela, gracias por el día de hoy, etc. Estas fechas reciben el nombre de especiales porque cuando un ser querido las expresa, el sentido y significado de la familia se fortalece mucho más.

Padres, les invitamos para que en su calendario o agenda personal, anoten las fechas especiales de su familia para este año; piensen cómo van a celebrarlo y qué les van a decir, de tal forma que cuando llegue ese día, su familia sienta que verdaderamente no es una fecha común, sino una fecha especial.

Padres, a veces los detalles costosos y en ocasiones adquiridos a último momento no trascienden; un abrazo fuerte, un beso con el corazón, un desayuno a la cama preparado por usted o una acción de la cual no está acostumbrado, deja tanta huella que ni el paso del tiempo logra borrarlo.

No es tarde, si lo olvidó o está cerca la fecha, está a tiempo para celebrar con los suyos el gozo de ser parte de un núcleo social que es la esencia y futuro de la humanidad: la familia.

 

Pregunta a reflexionar: ¿Recuerda las fechas especiales de su familia?

¿Hay Normas en tu Familia?

La sociedad en la que vivimos está envuelta en una ola del facilismo y practicidad a tal punto que, sin moverte de la casa, puedes ver y comprar todo lo que tú quieras a través de internet; o sin moverte del sofá  por medio de comandos de voz, puedes apagar, prender, cerrar o abrir todos los electrodomésticos, puertas o ventanas de tu hogar. Hoy nuestras  familias tienen muchas cosas, tanto que en algunas no hay espacio ni siquiera para las normas, es decir, aquello que se sabe, se cumple y no hay necesidad de repetir. De todo esto vale la pena preguntarnos: en mi familia, núcleo compuesto por padres, hijos y parientes, ¿cada quien hace lo que quiere? ¿Se respetan las normas en mi familia? En conclusión, ¿hay normas en mi hogar?

Las normas es el conjunto de reglas claras que usted como padre o madre de familia cumple y hace cumplir con sus hijos; con el paso del tiempo y sus hijos van creciendo, esas normas se van fortaleciendo y se agregan otras que nacen del diálogo y de la necesidad del medio donde se vive; de esta manera, quienes integran este tipo de familias tienen como valor agregado la armonía, cualidad que el facilismo y la practicidad no ofrece.

Las normas determinan el tipo de familia que usted como padre de familia tiene. Lo que reflejan sus hijos fuera de la casa es lo que usted le ha inculcado en su proceso de formación, a tal punto que el comportamiento, las actitudes, la manera de ver las cosas, la asistencia y participación en la Iglesia de su familia muestran que es lo que verdaderamente hay de puertas para adentro en su hogar. En pocas palabras, dinos cómo es tu familia a nivel de normas y te diremos quién eres como padre.

Padres de familia, es el momento oportuno para que hagamos una evaluación y de paso, si es conveniente,  reedireccionemos el papel que estamos cumpliendo. Si en la evaluación te das cuenta que en tu núcleo familiar existen normas claras que se cumplen sin necesidad de insistir o recordar, ¡felicitaciones!, porque están educando hombres y mujeres de bien que seguirán fortaleciendo ese legado cuando ellos alcancen sus metas personales, familiares y comunitarias. Pero si en la evaluación te das cuenta que en tu hogar no hay normas, que cada quien hace lo que quiere, que no hay autoridad en el buen sentido de la palabra de padres hacia los hijos, la situación es preocupante ya que estás dejando que la sociedad llamada consumismo, moda, indiferencia, ateísmo religioso e irresponsabilidad cumplan uno de tus  roles: direccionar con normas la familia para que exista armonía.

Estamos a tiempo para que por medio del diálogo fraternal, la asesoría de personas expertas en dichos temas, sacerdotes y personas que trabajan en tu parroquia nos brinden las recomendaciones necesarias para reedireccionar el rumbo del hogar. No es tarde, estamos a tiempo para que comencemos hacerle espacio a la norma y bajemos la intensidad de la ola llamada facilismo y practicidad.

Quisiéramos a manera de reflexión dejar la siguiente pregunta para que nos compartan sus respuestas o comentarios: ¿Hay normas en tu familia?

Por Andrea Blanco y William Cardona-Arias