Category Archives: Cuidando a la Familia

Amor Maternal

Muchos poetas, filósofos y psicólogos afirman que el amor de una madre es el ejemplo más incondicional del amor humano. También se dice que este amor corresponde al amor incondicional que espera un recién nacido y del cual se alimenta durante sus primeros años en este mundo. Este amor incondicional de nuestras madres nos lleva a celebrarlas en su día con profunda gratitud, expresada con flores, cantos, salidas a comer, regalos y tantas otras muestras de cariño.

El amor maternal se hace perfecto en el amor incondicional de María, Madre de Dios y madre nuestra. Este amor está muy presente en los pueblos latinoamericanos y por lo tanto en el pueblo hispano/latino en Estados Unidos, quien celebra el mes de mayo como el Mes de María. Las parroquias donde hay hispanos/latinos llevarán flores a La Guadalupana, a La Caridad del Cobre, a La Providencia y a cada una de las advocaciones marianas que venera nuestro pueblo. También se escuchará el canto “Mientras recorres la vida tú nunca sólo estás. Contigo por el camino Santa María va”, y se verá en procesión a nuestras niñas vestidas de blanco y a todo el pueblo honrando a la Madre de la Iglesia.

En este mes de mayo, escuchemos de nuevo las palabras que María de Guadalupe le dirigió a Juan Diego “Que ya nada te apene ni te de amarguras… ¿Acaso no soy yo aquí tu madre?” y celebremos agradecidos por todas las bendiciones que recibimos de nuestras madres, todos los días de nuestra vida.

Hábitos Saludables para la Familia en el verano

Por Silvio Cuéllar

 

El verano y las vacaciones fuera de la escuela, nos presentan una excelente oportunidad para fortalecer nuestras relaciones de familia y poder disfrutar de inolvidables recuerdos entre los padres y los hijos, visitando bonitos lugares y haciendo actividades divertidas en familia.

Aquí les compartimos algunos consejos para fortalecer nuestra relación como familia católica durante las vacaciones.

Primeramente, no nos olvidemos que nuestra fe no se toma vacaciones. Entonces, es importante el asistir a la misa dominical y si estamos en algún lugar lejos de nuestra casa de vacaciones, podemos buscar en el Internet los horarios de las iglesias que estén en el lugar que está visitando la página masstimes.org.

Durante el verano frecuentemente está la tentación de apoyarnos demasiado en la tecnología como niñeros, dejando que nuestros hijos pasen demasiado tiempo enfrente de la televisión, los juegos electrónicos, las tabletas o teléfonos celulares. Planifiquemos el tiempo que permitiremos que ellos usen la tecnología cada día y busquemos otras actividades sanas para llenar el tiempo vacío, y también tengamos cuidado de poner filtros para qué nuestros hijos no estén expuestos a programas inapropiados, violencia o pornografía.

Qué bonito sería también poder tener una reunión de familia y planificar juntos las cosas que vamos hacer y los lugares que podemos visitar como, por ejemplo:

  • Una visita a un lago, o a la playa,
  • ir a visitar algún familiar o
  • hacer un picnic con alguna otra familia en un parque donde se pueden practicar deportes y juegos al aire libre,
  • visitar un museo de ciencias, artes, tecnología y
  • hacer un peregrinaje a algún santuario o lugar de devoción del área donde vives.

Cada vez más las ciudades están diseñando lugares especiales donde podemos llevar las bicicletas y podría programar tal vez una o dos veces a la semana ir a pasear juntos y hacer ejercicio.

También es importante que nuestros hijos puedan experimentar diferentes actividades como deportes, arte y música para encontrar sus habilidades y talentos. Hay muchos clubes de deportes en nuestras comunidades y también en el YMCA dónde podemos registrarlos para que vayan probando diferentes cosas hasta que encuentren lo que realmente les apasiona. Lo importante es que por lo menos estén en una actividad de deportes o artes que no estén simplemente en la casa sin hacer nada enfrente de monitor.

Otro consejo es de cuidar la tradición de compartir alrededor de la mesa. En nuestro hogar tratamos de tener una cena familiar todos los días y por lo menos una noche a la semana tener nuestra cena oficial de familia, donde nos reunimos alrededor de la mesa, rezamos juntos y cada uno nos turnamos yendo alrededor de la mesa compartiendo algo por lo que estamos agradecidos a Dios en nuestras vidas.

Una vez a la semana también puede tener una noche de película en el hogar donde escogen una película preferentemente que tenga un mensaje positivo y pueden verla juntos en familia y hacer algo bonito como tal vez tener unos helados después de la película.

También no nos olvidemos de ayudar o visitar algún familiar o amistad que esté pasando por un momento de tristeza o enfermedad. Enseñemos a nuestros hijos de la importancia del servicio y ser generosos con nuestro tiempo, talento y tesoro.

Finalmente, la familia que reza unida permanece unida, practiquemos esta frase diariamente en nuestros hogares y el señor nos bendecirá abundantemente. En nuestro hogar tenemos la tradición de rezar el Rosario familiar todas las noches a las 9 pm. Es bonito momento para orar juntos por nuestras necesidades y un hábito que nos lleva a la santidad.

A final de nuestros días nuestros hijos no se recordarán de cuantas cosas materiales acumulamos si no los recuerdos de momentos hermosos que pasamos juntos en familia.

Silvio Cuéllar es músico pastoral, compositor, periodista y conferencista en temas de liturgia, vida y familia. Sirve como coordinador diocesano de la Oficina del Ministerio Hispano de la Diócesis de Providence, Rhode Island, Editor Asociado del periódico El Católico de Rhode Island y director de música en la parroquia San Patricio en Providence, donde dirige coros en inglés y español. 

 

Usado con permiso, este artículo fue publicado en El Católico de Rhode Island en julio 2021.

 

 

 

La bendición sorprendente de educar en casa

Escuela en Casa durante Covid-19

Por Verónica López Salgado

Hablar de la familia como iglesia doméstica significa proclamar que el hogar es “la primera escuela de vida cristiana”.[1] Y aunque invariablemente me fascinaba esta expresión – iglesia doméstica – y sé que, como padres de familia somos los principales educadores de nuestro hijo, ¡jamás imaginé que literalmente sería la maestra de mi hijo no solo en la fe, pero también en la escuela secundaria!

La pandemia motivó algunas transiciones drásticas para mi familia: uno de esos cambios fue el comenzar homeschooling – como se conoce en inglés – o educación en el hogar con nuestro hijo Santiago. Después de varios meses de discernimiento, a principios de septiembre de 2020 decidimos darlo de baja de su escuela y comenzar la educación en casa. Nuestro hijo actualmente tiene 13 años y está por terminar el 8vo grado.

Nos dimos a la tarea de empezar una exhaustiva investigación sobre los recursos para la educación en casa, los métodos de enseñanza y aprendizaje y los requisitos que el estado solicita a los padres para poder educar a sus hijos en casa. Finalmente, cuando nos decidimos por un programa escolar a distancia y plan de estudios, debíamos completar cada uno de los requisitos del estado donde vivimos el año pasado – cabe mencionar que cada estado tiene sus exigencias particulares.

Al haber completado todos los pasos necesarios, nos sentimos totalmente preparados para la aventura. ¡O al menos eso creímos! Pues resulta que no alcanzamos a inscribirnos a tiempo y pagar la colegiatura porque aproximadamente 2.500 estudiantes ya se habían inscrito y no había más cupo para nuestro hijo. Aun así, elegimos el currículo de la escuela que más nos agradó: Madre de la Divina Gracia (Mother of Divine Grace por su nombre oficial en inglés) y decidimos que sería yo quien implementaría el programa de estudios, sin apoyo de los maestros o asesores escolares que al habernos inscrito hubiéramos tenido. Sin embargo, algo que sí tuve y agradezco demasiado es haber buscado los consejos de madres con extensa experiencia en homeschooling. Eso me ayudó a saber cómo podía personalizar el programa de estudios de mi hijo de acuerdo con sus necesidades de aprendizaje. Así elegimos complementar el plan de estudios con otros recursos y sustituir algunas clases.

A finales de septiembre, después de haber ordenado los libros necesarios y armar lo que parecía un horario escolar adecuado, comenzamos la escuela en casa/educación en el hogar. Si dijera que todo empezó estupendo y sin complicaciones, estaría mintiendo puesto que el camino no ha sido fácil. Nuestro trayecto no ha estado libre de obstáculos, inhibiciones y un sinfín de cambios en la rutina. Hoy, después de ocho meses y aún con trabajo escolar por completar, puedo decir con total franqueza que la experiencia de enseñar a mi hijo en casa ha merecido la pena en TODO momento. Él, por su parte, piensa lo mismo porque, aunque frecuentemente me pide hacer algo fuera de lo común en nuestro día de escuela, hemos aprendido juntos que la disciplina desde el amor siempre trae buenos resultados.

Para terminar, me gustaría incluir sugerencias, recursos y estrategias que me han servido a mi como maestra de mi hijo durante este año escolar. No sin antes subrayar una frase de san Juan Pablo II que me parece de suma importancia. Existen innumerables estudios afirmando que “ninguna influencia es más formativa de la identidad de las personas que su socialización primaria”.[2] Esta primera socialización sucede precisamente en la esencia de una familia, a la cual san Juan Pablo II nombró “pequeña sociedad” y afirmó, que “la familia es en sí misma una pequeña sociedad, y la existencia de todas las grandes sociedades (nación, estado, Iglesia) depende de ello”.[3] Por esta razón, querido lector, si tú también haces escuela en casa con tus hijos – de cualquier edad –  lo hiciste al principio de la pandemia, o has optado por la educación en casa por un período de tiempo más largo, espero que al leer este artículo comprendas la labor tan fundamental que forjas, realizaste y continuarás haciendo durante la vida de tus hijos que serán parte de la gran sociedad que tú estás formando en tu hogar.

Tres consejos sobre la escuela en casa

  1. Si como yo, la escuela en casa fue una decisión motivada debido a la situación con el Covid-19, ¡ánimo! no estás solo y el mundo entero tuvo que aprender a navegar esta realidad. Si ya tus hijos han regresado a la escuela de ladrillo y cemento, ¡felicidades! por haber hecho tu mejor esfuerzo por enseñar a tus hijos en casa el tiempo que lo hayas hecho. Si tus hijos continúan la escuela en casa no por decisión propia, ¡adelante!, existe una plétora de recursos para ayudarte a seguir. Y si has optado por la escuela en casa por un período de tiempo más largo o permanentemente, ¡enhorabuena!, seguramente has elegido lo que es mejor para tus hijos y familia.
  2. Los padres de familia con amplia experiencia sobre la educación en casa me dijeron que por lo general – sin Covid – el primer año es el más difícil. ¡Ama más, no seas tan duro contigo mismo o con tus hijos! Pues cualquiera que sea tu situación actual, recuerda que la familia es la célula primera y vital que también tiene una función social y política: tus hijos serán en la sociedad el reflejo de lo que viven en casa.
  3. Pide apoyo SIEMPRE que lo necesites, haz preguntas y tómate el tiempo de investigar. Es esencial que tengas una lista integral de otros padres, amigos y familiares que pueden ayudarte o aconsejarte. Únete a un grupo de ayuda para padres en tu ciudad o en redes sociales. Mi papá, por ejemplo – ingeniero químico – es el tutor de álgebra de mi hijo.

Tres sugerencias concretas para la escuela en casa

  1. Asegúrate de conocer cuáles son las expectativas sobre la educación en el hogar del estado en donde vives. Cuál es la ley, requerimientos, etc. Por ejemplo, yo aprendí que los requisitos del estado de Carolina del Norte son mucho más estrictos que los del estado de Mississippi.
  2. Ahorra tiempo en la planeación y compra únicamente los materiales escolares que necesites, imprime lo que sea posible, y organiza todo en carpetas por materia.
  3. Lee con anticipación el material que tus hijos aprenderán o que les ensenarás, esto te ayudará a tener una visión más clara de cómo presentárselos.

Recursos para la escuela en casa

  1. Nosotros escogimos la escuela Madre de la Divina Gracia, que es un programa de educación a distancia que ayuda a los padres a implementar una educación clásica católica en su hogar. Encuentra más información aquí: Mother of Divine Grace School.
  2. Nosotros quisimos un programa y plan de estudio católico, sin embargo, también hay una gran cantidad de programas no católicos que puedes elegir. Hoy en día hay un sinnúmero de información sobre todos estos programas en línea. Encuentra más información aquí: Lista bilingüe de programas católicos.
  3. Aprende sobre las diferentes filosofías y métodos de aprendizaje, así podrás saber cuál es el más adecuado para tus hijos: Lista (no exhaustiva) sobre los métodos de aprendizaje.
  4. Actualmente hay varios programas de matemáticas para la escuela en casa. Nosotros elegimos el programa Teaching Textbooks. Antes de decidirnos por este programa, utilizamos su versión gratis. Encuéntralo aquí: Clase de matemáticas.
  5. Lista de libros de la historia medieval y poesía, entre otros: Aquí puedes encontrar una lista de libros que puedes ordenar. Escoge las edades que les correspondan a tus hijos en la barra dorada Librería Madre de la Divina Gracia.
  6. En casa, también decidimos continuar con la formación en la fe utilizando un programa desarrollado por las Hermanas Dominicas de Santa Cecilia. El programa se enfoca en el aprendizaje de las virtudes para niños en los grados prekínder a secundaria (Middle School): Virtudes en práctica.

Tres estrategias prácticas para la escuela en casa

  1. Diseña un horario y establece una rutina escolar. Revisa este horario y rutina cada mes y haz las adaptaciones o cambios necesarios para tu familia.
  2. Otorga un espacio especial y determinado para la escuela en casa, organiza ahí todos los materiales escolares y asegúrate de que sea un lugar ameno para ti y tus hijos.
  3. Dos ventajas de la escuela en el hogar o la educación en casa son a) la flexibilidad y libertad que otorga, y b) el hecho de que tus hijos y tú, eligen el ritmo de trabajo con que llevan el plan de estudios (o syllabus en inglés). Por lo tanto, si vas a salir de viaje, tienes un cambio inesperado en tu día, o simplemente quieres cambiar de “aula de clases”, lleva contigo siempre el programa de estudios (de preferencia impreso) y cumple con el horario y la rutina diaria en la medida de lo posible.

 

Verónica López Salgado, M.A.
Feliz esposa y mamá/Teóloga, traductora, consultora e instructora independiente
Encuéntrame en mis redes sociales:
Instagram: @veronicalosa
Facebook: Verónica López Salgado
Twitter: @veronicalopezs
Email: verols257@gmail.com

 

 

[1] 1 “La Iglesia Doméstica,” Catecismo de la Iglesia Católica, (consultado el 9 de mayo de 2021) §1657, en la Santa Sede. http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p2s2c3a7_sp.html

[2] Groome, Thomas H. Will There Be Faith? A New Vision for Educating and Growing Disciples. (New York: Harper One, 2011) 205, Kindle Edition.

[3] Karol Wojtyla, Love and Responsibility (San Francisco: Ignatius Press, 1993), 217.

Enfermedades físicas y mentales

Dr. Alba Liliana Jaramillo

La pareja debe ser consciente de que no siempre se puede escapar a situaciones límites como la enfermedad, el fracaso, el dolor y la muerte. Todos deben pues, de alguna manera estar preparados para minimizar los efecto desastrosos que tales situaciones pueden acarrear a la vida de pareja mediante el fortalecimiento continuo de la relación y la toma de conciencia de que el amor implica sacrificio, entrega generosa, tolerancia y atención delicada de las necesidades del otro. Esto es particularmente cierto cuando el compromiso de amar en salud y enfermedad se convierte en el reto de cada diario, como se considerará a continuación:

El reto no es sólo para el cónyuge que ahora debe dar más cuidados y sacrificios que los que puede recibir, sino para el enfermo mismo que debe ahora aprender a depender y dejarse servir.

Retos ante las enfermedades mentales:

Las enfermedades mentales, aunque no siempre son tan visibles y por eso nos parecen menos alarmantes son sin embargo muy delicadas y pueden interferir directamente en la relación matrimonial e incluso imposibilitarla.

Por eso, si su pareja empieza a presentar síntomas como decaimiento, depresión, angustia, falta de motivación, estrés, agresión incontrolada, entre otros, y estos síntomas son frecuentes y duraderos, es muy importante consultar a un médico lo antes posible para así valorar el tipo de enfermedad que se padece y sobre todo la clase de tratamiento que la persona necesita.

Se debe tener en cuenta que algunas enfermedades mentales como las psicosis, las neurosis, entre otras, interfieren directamente en la relación de pareja y de familia. Por eso, una vez establecido el diagnóstico y el deterioro de esa enfermedad, el especialista determinará si es necesaria que la persona sea internada en un centro especializado o si puede continuar viviendo con la familia. Y entonces se podrán valorar también las consecuencias que esto acarrea para la pareja.

El cónyuge de un enfermo mental necesita no sólo lugares donde pueda expresar su carga emocional ante personas que realmente entiendan lo que es atender un enfermo de esta clase, sino también instrucciones claras y profesionales de cómo acompañar y favorecer el proceso de curación sin empeorar la relación de pareja.

Las redes de apoyo son por eso claves para que el cónyuge pueda asumir el cuidado o atención del enfermo, sin que esto le implique también que él o ella termine deprimida, angustiada o desesperada. Estas redes de apoyo, pueden darse entre vecinos, la  parroquia, personas que hayan tenido una enfermedad similar, páginas especializadas de Internet u organizaciones tales como: www.nami.org/español.

Retos de las enfermedades físicas:
Cuando una pareja decide comprometerse mutuamente a amarse sabe que esto implica cuidar del otro en toda circunstancia. De  alguna manera todos sabemos igualmente lo vulnerables y frágiles que somos los seres humanos. Sin embargo, la realidad de las enfermedades, sobre todo las de tipo crónico y degenerativas como la diabetes avanzada, una parálisis o una invalidez, pone a la pareja ante una crisis normal y la necesidad de hacer reajustes en su relación, no siempre fáciles de asumir.

La pareja se ve obligada por ejemplo a una reacomodación de todos los aspectos de la vida cotidiana: horarios de trabajo más flexibles; búsqueda de una casa o de un nuevo espacio que se ajuste a las necesidades del enfermo; redistribución de las finanzas  y de los gastos así como de las labores del hogar, etc. Muy posiblemente sea necesario pensar en buscar ayuda extra para que el cuidado del enfermo no sobrecargue o agote al cónyuge o a la familia en general. Muchas enfermedades limitarán incluso la vida sexual de la pareja y entonces será necesario busca expresiones de cariño y ternura que mantengan vivo el necesario intercambio de afecto. En fin, se trata de un cambio general de planes y de formas de vivir la relación que pone necesariamente en prueba la capacidad de flexibilidad y apertura a los cambios.

El reto no es sólo para el cónyuge que ahora debe dar más cuidados y sacrificios que los que puede recibir, sino para el enfermo mismo que debe ahora aprender a depender y dejarse servir. El sacrificio y la entrega generosa cobran pues aquí una dimensión muy especial que, si la logran asumir ayudará a la pareja a trascender su amor a niveles no imaginados. La entrega de Jesús en la cruz será sin duda el ejemplo que mejor los anime y la fuerza de amor que mejor pueda moverlos. Las oraciones y atenciones de la comunidad a estas parejas no deben igualmente faltar.

Una Etapa Importante en el Desarrollo del Niño…

Los padres de familia encuentran dificultad para comprender y acompañar el proceso evolutivo de sus hijos: de infante a niño, de niño a adolescente, de adolescente a joven, de joven a adulto. A veces tratan al joven como si todavía fuera un niño y el joven quiere otro trato. Es necesario que los padres de familia, y también los educadores, conozcan el camino que la persona humana va realizando desde la cuna hasta la vida adulta.
 
Los psicólogos, con cierta sintonía entre ellos, han intuido cuatro etapas:
 
–           La anomía que va desde el nacimiento hasta los cuatro años; en esta etapa el infante identifica el bien con el placer, el mal con el dolor.    
 
–          La heteronomía va desde los 4 hasta los 8 años; en este período prevalece la autoridad de los padres y el niño acepta fácilmente la obediencia; identifica el bien con el premio y el mal con el castigo. 
 
–          La socionomía es un momento especial: va desde los 8 hasta los 16-18 años; el adolescente identifica el bien con la alabanza y el mal con la censura, con la crítica. Ya no prevalece tanto la autoridad de los padres, sino el influjo del compañero, del amigo. 
 
–          La autonomía a partir de los 18 años. El joven ya se siente autónomo, independiente; pero, se debe advertir que esta autonomía no puede ser absoluta; siempre será relativa. El joven identifica el bien con la coherencia entre lo que piensa que es bueno y lo hace, y el mal con la incoherencia entre lo que piensa como bueno y, sin embargo, hace el mal.
 
La persona humana en su proceso evolutivo no llega de un salto a la autonomía; necesita superar unas etapas que lo llevan gradualmente a la plenitud; estas etapas van haciendo del ser humano una persona y lo van integrando en la comunidad humana; los mejores acompañantes en este proceso serán los padres de familia y los educadores que son conocedores de la complejidad de este camino. Muchas veces los padres de familia y los educadores, no siendo conscientes de lo que implica hacer este camino, fallan en la educación de la niñez y de la juventud.
 
Estas cuatro etapas son a cual más importantes. Pero hoy, por razón del clima social en que vivimos, la tercera etapa (la Socionomía) es particularmente difícil; durante las dos primeras etapas (anomía y heteronomía) los padres de familia ejercen la autoridad sobre los hijos sin ningún problema; pero al llegar a los 8 ó 10 años la autoridad paterna y materna se torna difícil porque en este momento serán los amigos, los compañeros de escuela, quienes ejercerán sobre el adolescente un influjo mayor que el de los padres. Un caso concreto: el adolescente prefiere el castigo de los padres en casa a la crítica o censura de sus compañeros o amigos. Durante esta etapa de la socionomía el influjo externo de la barra de amigos, de la escuela, de la sociedad, es más fuerte que el dominio de los padres: la moda, el deporte, el celular, las diversiones, la tv., la propaganda, etc. hacen su impacto sobre el adolescente.
 
En nuestro tiempo, a causa del ambiente permisivista que predomina, los padres de familia dejan hacer su pretexto de respetar la voluntad del hijo. A veces, los padres de familia dan todo a cambio de nada. Cuándo enseñarán a sus hijos a corresponder al esfuerzo, al sacrificio de los padres por satisfacer sus necesidades?
 
El suicidio juvenil, y ahora el suicidio infantil, tienen su raíz en este hecho de dar todo a cambio de nada y no exigir la debida correspondencia: respeto, obediencia, mejor rendimiento en el estudio, colaboración en los quehaceres de casa, etc. Cuando los padres no pueden, por razones diversas, satisfacer las exigencias del hijo, éste recurre al chantaje, a la amenaza, e incluso, recurre al suicidio, como ya ha sucedido muchas veces.
 
La sociedad de consumo sabe muy bien que ganándose a los adolescentes y jóvenes para hacerles consumir sus ofertas, ha asegurado la clientela para muchos años futuros; tiene la garantía de contar con muchos consumadores. El adolescente, el joven, cuya escala de valores la recibe de la sociedad de consumo con sus ‘slogans’, como adulto seguirá en esta misma línea de conducta.
 
El diálogo, la motivación oportuna, la promoción de valores humanos auténticos, serán la clave para mantener los padres de familia el influjo sobre sus hijos adolescentes, y contrarrestar, en alguna medida la influencia de la sociedad de consumo o el influjo negativo de amigos y compañeros.
Una advertencia para los padres: nunca dos autoridades; éste es uno de los grandes errores: uno dice una cosa y el otro dice otra. Los hijos se aprovechan de la desunión de los padres, para sacar partido a su favor; pero quisieran ver a sus padres unidos y contentos, aunque esto no les servirá para sus caprichos egoístas. Deliberar y decidir juntos es la gran receta.

 

Para mayor información comunicarse con www.iglesiasdomesticas.com