Muchos poetas, filósofos y psicólogos afirman que el amor de una madre es el ejemplo más incondicional del amor humano. También se dice que este amor corresponde al amor incondicional que espera un recién nacido y del cual se alimenta durante sus primeros años en este mundo. Este amor incondicional de nuestras madres nos lleva a celebrarlas en su día con profunda gratitud, expresada con flores, cantos, salidas a comer, regalos y tantas otras muestras de cariño.
El amor maternal se hace perfecto en el amor incondicional de María, Madre de Dios y madre nuestra. Este amor está muy presente en los pueblos latinoamericanos y por lo tanto en el pueblo hispano/latino en Estados Unidos, quien celebra el mes de mayo como el Mes de María. Las parroquias donde hay hispanos/latinos llevarán flores a La Guadalupana, a La Caridad del Cobre, a La Providencia y a cada una de las advocaciones marianas que venera nuestro pueblo. También se escuchará el canto “Mientras recorres la vida tú nunca sólo estás. Contigo por el camino Santa María va”, y se verá en procesión a nuestras niñas vestidas de blanco y a todo el pueblo honrando a la Madre de la Iglesia.
En este mes de mayo, escuchemos de nuevo las palabras que María de Guadalupe le dirigió a Juan Diego “Que ya nada te apene ni te de amarguras… ¿Acaso no soy yo aquí tu madre?” y celebremos agradecidos por todas las bendiciones que recibimos de nuestras madres, todos los días de nuestra vida.
1 de mayo: Hoy celebramos a San José Obrero. Jesús trabajó junto a su padre adoptivo durante muchos años. Trabajar junto a tus hijos puede enseñarles diligencia y perseverancia, además de una habilidad. También es un gran momento de unión. Pruébalo.
2 de mayo: Mayo es un mes tradicionalmente dedicado a la Virgen. Considera la posibilidad de rezar un rosario al menos una vez a la semana, o incluso sólo una decena, y confiar a tu esposo/a y familia al cuidado maternal de María.
3 de mayo: “No amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad” (1 Juan 3,18) Decir “te quiero” es bueno. Ser fiel a tus palabras es mejor. Demostrar tu amor haciendo algo bueno o sacrificándote por tu amado/a es verdadero amor. ¿Qué acto de amor puedes hacer hoy?
4 de mayo: ¿Estás tú y tu esposo en forma y sanos; se esfuerzan por hacer ejercicio y comer bien? Hagan ejercicio juntos o denle tiempo al otro para que lo haga a su manera. Cuidar su cuerpo es importante, así que anímense mutuamente. Hazle saber a tu esposo/a que eres su mayor fan.
5 de mayo: La vida es muy ajetreada y la oración rara vez “encaja” durante el día sin hacer un esfuerzo. Se intencional y reserva un tiempo para orar con tu esposo/a.
6 de mayo: “Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz” (1 Pedro 2,9). Dios nos ha llamado a todos a ser santos. ¿Cómo vives esta santidad en tu familia?
7 de mayo: ¿De quién fue la culpa de su última pelea? Lo más probable es que se trate de una combinación de malentendidos, olvidos y expectativas diferentes de ambos esposos. Para resolver una discusión, fíjate más en lo que has aportado tú que en lo que ha hecho mal tu esposo/a.
8 de mayo: Mayo es el mes de la Virgen. Haz de este mes una oportunidad para aumentar la devoción de tu familia hacia ella: recen juntos un Ave María o una decena del Rosario esta noche antes de irse a dormir.
9 de mayo: “Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad” (Juan 17,17) ¿Eres siempre sincero con tu esposo/a? No le mientas, aunque sea una mentira “inofensiva”. Estamos llamados a proclamar la verdad.
10 de mayo: A veces nos estresamos a nosotros mismos (y, por lo tanto, a nuestro esposo/a e hijos) preocupándonos por cosas que realmente no afectan a largo plazo. ¿Eres culpable de prestar excesiva atención a cosas que no tiene importancia?
11 de mayo: Jesús nos dio a su Madre María para que fuera también nuestra madre. Ella ha experimentado la alegría del nacimiento de su Hijo, la separación de él durante su ministerio, el dolor por su muerte y el glorioso triunfo de su resurrección. Pide su intercesión -y consuelo- en todos los aspectos de tu vida.
12 de mayo: Seguro has oído el consejo: “Nunca te vayas a la cama enfadado con tu esposo/a”. Aunque, por lo general, esta es una buena regla, a veces una buena noche de sueño puede proporcionar un período de enfriamiento y ayudarlos a obtener una nueva perspectiva.
13 de mayo: El uso de la Planificación Familiar Natural (PFN) ayuda a las parejas a desarrollar una actitud de bienvenida a los hijos. La PFN también puede utilizarse para espaciar o limitar el tamaño de la familia; tener un corazón abierto es importante.
14 de mayo: Recuerda dar un beso de buenas noches a tu esposo/a, independientemente de los acontecimientos del día.
15 de mayo: Esposos, hagan un esfuerzo extra por su esposa el día de hoy. Abrirle la puerta, sacarle la silla y caminar por el lado de la banqueta puede parecer anticuado, pero es una forma sencilla de tratar a tu mujer como una reina.
16 de mayo: María se alegró con Isabel por la nueva vida que había dentro de ellas. Habla con tu esposo sobre la posibilidad de dar la bienvenida a un hijo en su familia.
17 de mayo: Sigue honrando a María este mes: reúne a tu familia para rezar un rosario juntos.
18 de mayo: En medio de una discusión, acércate a tu esposo/a. El contacto físico no puede arreglar todo, pero puede aliviar la tensión.
19 de mayo: “Jesús dijo a sus discípulos: Les dejo la paz, les doy mi paz” (Juan 14,27) ¿Hay paz en tu hogar? Reflexiona sobre la promesa de paz que hace Jesús y hazte el propósito de hacer de tu casa un lugar de paz.
20 de mayo: La intencionalidad se aplica también a la elección de palabras. Cuando hables con tu esposa/o, asegúrate de que tu tono y tu lenguaje reflejan amor. Evita el lenguaje acusador o defensivo y utiliza un lenguaje único que haga saber a tu esposa/a que es especial.
21 de mayo: Piensa en tu esposo/a cuando tomes decisiones, aunque sean pequeñas, como cuándo llenar el tanque de gasolina o qué canal de televisión ver, o decisiones grandes, como hacer planes con amigos o escoger lugares para ir de vacaciones.
22 de mayo: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Juan 15,13). Amar a tu esposo/a significa hacer sacrificios por él/ella cada día.
23 de mayo: Hoy, después del trabajo, haz una de las tareas o quehaceres de tu esposa sin que ella te lo pida.
24 de mayo: Los pensamientos y comentarios negativos se alimentan a sí mismos. Rompan el ciclo centrándose en las cosas que aprecian de su amado.
25 de mayo: A menudo, el simple hecho de reiniciar puede remediar un problema informático en una computadora. A veces los matrimonios necesitan un reinicio también. Si un problema no se resuelve fácilmente, prueben esto: Deténganse. Dejen que ambos se calmen. Perdonen. Pidan una “segunda oportunidad”.
26 de mayo: Explora lo que hizo a tu amado/a la persona que es. ¿Qué rasgos heredó de sus padres? ¿Qué ha estado en su lista de deseos desde la adolescencia y puede lograr hacer contigo? ¿Quién fue la persona más influyente en la vida de tu esposo/a durante la infancia?
27 de mayo: “Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia”, dice Jesús. (Juan 10,10) Todavía estamos en el tiempo de Pascua, celebrando la alegría de la Resurrección. ¿De qué manera puedes dejar que Jesús resucitado renueve tu corazón y tu matrimonio?
28 de mayo: Cuando te levantes por la mañana, piensa en algo que puedas hacer para mejorar el día de tu pareja. Puede ser grande y especial o pequeño y útil.
29 de mayo: “Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo (Juan 20,21-22)”. Hoy es la fiesta de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino e inundó de su amor a la Iglesia primitiva. El Espíritu Santo está presente en la Iglesia y en nuestras vidas. Pide al Espíritu que habite siempre en tu hogar.
30 de mayo: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19). Estamos llamados a llevar a otros a Cristo. Reflexionen sobre como su matrimonio vive este llamado siendo testigos del amor de Cristo.
1 de junio – el amor es mucho más que modales, pero ser caballeroso o amable puede reavivar un matrimonio que se esté convirtiendo en rutinario. La galantería sigue estando de actualidad.
2 de junio -incluso si estás recién casado, intenta imaginar cómo será envejecer juntos. Como canta Robbie Hart en “The Wedding Singer“, “te llevaré cuando tu artritis esté mal… conseguiré tu medicina cuando te duela la barriga… incluso te dejaré sostener el control remoto”. ¡Qué hermoso viaje juntos!
3 de junio – Para mantenerte conectado con tu pareja, no dejes de hacerle una llamada telefónica espontánea, mandarle un mensaje de texto o emoji cariñoso. Hazle saber que rezas por él/ella. ¡Manténganse siempre conectados!
4 de junio – Configuren su teléfono para que les suene a ambos en una hora acordada. Detengan su día y piensen en el otro, pidan por él. Que Dios les permita estar siempre conectados y unidos en Cristo.
5 de junio – ¿Cuánta independencia es buena en un matrimonio? Ciertamente, el esposo y la esposa no deben depender del otro para su identidad o autoestima. La dependencia debe estar basada en el respeto y la confianza.
6 de Junio – Los hijos son un gran regalo en el matrimonio, aunque criarlos puede generar estrés. No dejen que las discusiones sobre la disciplina de los niños agoten su energía y les aleje el uno del otro. Una paternidad firme en el fondo y suave en las formas es la mejor opción .
7 de junio – “Hay diferentes dones espirituales pero un mismo Espíritu”. (1 Cor. 12) ¿Qué don tiene tu amado de manera especial: sabiduría, fe, capacidad de curar, laboriosidad, intuición, capacidad de decisión, comunicación? ¡Encuéntralo!
8 de junio – ¿Eres un hablador mientras tu amado es más callado, o viceversa? ¿Estás contento con el equilibrio que tienes en tu conversación matrimonial? Hablen sobre ello, y encuentren su equilibrio.
9 de junio – Internet y las redes sociales pueden enriquecer sus vidas, pero también pueden amenazar su matrimonio. Acuerden poner límites mutuos para el tiempo que pasan frente a la pantalla y el contenido que ven.
10 de junio – A veces tu cónyuge realiza tareas del hogar que nosotros no queremos hacer. Agradécele por hacerte la vida más fácil. Traten de compartir las responsabilidades del hogar. ¡Son de todos!
11 de junio – “Donde pones tu tiempo, pones tu vida”. (Clayton Barbeau) ¿Cuáles son tus valores más profundos? ¿Consigues mantener un equilibro trabajo/familiar real? La forma en que pasas tu tiempo refleja eso. ¡Obsérvate!
12 de junio – ¿Tienen un sueño para su vida juntos? Hablen de ello, creen sus propias metas. Tener un sueño les da dirección a su vida. ¡Cuéntense sus sueños!
13 de junio – “Y dondequiera que iba, en pueblos, ciudades o campos, colocaban a los enfermos en las plazas. Le suplicaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto y quienes lo tocaban quedaban sanos”.(S.Mc 6:56) ¿Hay áreas en su corazón o en su familia que necesitan sanación y reconciliación? Llévalos a Cristo.
14 de junio – “¿Puede alguno de ustedes, por preocuparse, añadir un solo momento a la duración de su vida?”- Jesús pregunta a sus discípulos (Mt 6,27). ¿Por qué te pones ansioso? Compártelo con tu cónyuge. Oren juntos por el don de la comunicación.
15 de junio – Lo que a los maridos les gusta oír: “Me encanta estar casada contigo”. “Valoro el esfuerzo que haces por ser cabeza de esta familia”. “Respeto cada decisión que tomas por el bien común”. “Gracias por mantener a nuestra familia unida”. ¿Qué podrías decirle hoy?
16 de junio – No pongas a prueba tu matrimonio. A menudo, las aventuras comienzan porque uno de los cónyuges comienza a confiar en un amigo del sexo opuesto. Una vez que los problemas personales son recibidos con compasión por otro, un vínculo comienza a profundizar. Si algo te preocupa y no te atreves a hablarlo con tu pareja, un consejero es la salida más segura.
17 de junio – Considerando tus recursos, busca a alguien que sea menos afortunado y compártele. Dale algo de tu excedente: tiempo, dinero, escucha activa… El que más tiene más ha de dar.
18 de junios- Si tienes hijos adolescentes, sabes que no siempre se puede elegir el momento en que están de humor para hablar. Cuando se abren, los padres deben detenerse y escuchar. Un padre presente es la seguridad de tus hijos.
19 de junio – Algunas parejas conciben fácil y felizmente. Otros esperan, con tristeza, mientras los meses se convierten en años sin un hijo amado. La planificación familiar natural puede ayudar a las parejas infértiles a conocer el momento óptimo para concebir. ¡Échale un vistazo!
20 de junio – Sorprende a tu amor con un regalo inesperado. No tiene que ser caro: prepara su plato favorito, llévale flores, escríbele una nota de amor, masajea su espalda. Da rienda suelta a tu imaginación.
21 de junio – ¿Tu pareja tiene una comida o postre favorito? Hazlo para él/ella esta semana. ¿Por qué? Simplemente porque quieres demostrar tu amor.
22 de junio – “Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Corintios 12:10) A veces, los cónyuges pueden ser una espina clavada el uno en el otro. Por molesto que esto pueda parecer, también puede ser un camino hacia la autocorrección y la humildad. Ábrete a la comunicación y la sanación de heridas.
23 de junio – ¿Quieres cambiar de cónyuge? Cambia tú primero. Puede que te guste hacer que tu amado sea perfecto, pero tendrás más éxito cambiando una debilidad tuya y tu perspectiva de las cosas.
24 de junio – No tengas miedo de que amar a alguien sea un desafío, porque “la vida no se trata de esperar que pase la tormenta; sino de aprender a bailar bajo la lluvia y los truenos”; – Vivian Greene.
25 de junio – La familia nace de este proyecto de amor, y crece como se construye una casa: con afecto, apoyo y confianza.
26 de junio – Tu familia es una comunidad. Esto significa que cuando una persona cambia un comportamiento para bien o para mal, impacta a todos. Si sonríes, le haces un favor, levantas el ánimo del conjunto familiar.
27 de junio – ¿Has desarrollado algún hábito de reconexión que confirme tu amor con tu pareja? Un beso de despedida o un abrazo de bienvenida a casa puede ser un buen comienzo.
28 de junio – “El que encuentre su vida, la perderá, y el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mt 10:39). Ser discípulo cristiano y vivir un matrimonio cristiano implica dar la vida en amor y con servicio. ¿Cómo puedes “morir”(simbólicamente) para amar mejor a tu familia?
29 de junio – De todas las cosas que tienes que hacer hoy, pasar tiempo con tu cónyuge ¿es una prioridad para ti? Asegúrate de darle la atención que se merece.
30 de junio – Trabajen juntos. El matrimonio es una labor de todos los días, para crecer en humanidad como hombre y como mujer.
1 de abril: Una comida es algo sagrado para compartir. ¿En tu familia, quién cocina, prepara la mesa o limpia? ¿Quién dirige la oración?
2 de abril: ¡Rezar el Rosario juntos, en familia, es una fuente de gran fortaleza! ¿Rezan el rosario en familia? ¡Inténtenlo!
3 de abril: Cuando hables con tu esposo/a, escúchelo/a de verdad, no te limites a esperar tu turno para hablar. Escúchalo/a con cada parte de tu ser.
4 de abril: Ninguna pareja es perfecta, pero en los mejores matrimonios, ambos trabajan siempre para mejorar la relación. No te rindas.
5 de abril: Una de las mejores cosas que puedes hacer por tu matrimonio es rezar con tu esposo/a todos los días. Dediquen tiempo juntos a la oración.
6 de abril: Elige amar cada día, especialmente cuando sea más difícil.
7 de abril: En la Semana Santa, mientras lloramos la muerte de Cristo y esperamos la mañana de Pascua, recuerda a los que ahora mismo están sufriendo. Tal vez sea tu propia familia. Comparte el dolor de los demás para aligerar la carga.
8 de abril: El Sábado Santo es un día intermedio. Los seguidores de Jesús estaban afligidos y asustados. Todavía no conocían la Resurrección. Piensa en un momento de tu matrimonio en el que no estabas seguro y tenías miedo del futuro. A veces hay que esperar para entender.
9 de abril: ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya! Celebramos la nueva vida. Recuerda una dificultad en tu matrimonio que ya es historia. Alégrate de haberla superado juntos. Recuerda esto, y la Resurrección de Jesús, en los futuros tiempos difíciles
10 de abril: ¡La Pascua dura 50 días! (La Cuaresma sólo dura 40.) Una lección de que la alegría tendrá la última palabra. ¿Cómo puedes practicar la alegría en tu matrimonio este tiempo de Pascua?
11 de abril: Añade una oración extra a tu rutina diaria, pidiendo a Dios que bendiga el día de tu esposa/o.
12 de abril: Perdona a tu esposa/o. Recuerda que todos cometemos errores.
13 de abril: Cuenten la historia de su compromiso y del día de su boda entre ustedes o con sus hijos. ¿Qué fue lo más loco, lo más divertido, lo más entrañable de estos momentos para ustedes?
14 de abril: A veces no valoramos a las personas más cercanas a nosotros. Pregúntate: ¿trato a mi esposo/a con el respeto que se merece?
15 de abril: El Buen Pastor da su vida por las ovejas (Juan 10,11). En el mundo actual, el tiempo es a menudo nuestro bien más apreciado. Refleja sobre tus prioridades. Cuando das tiempo y atención a tu amado/a, es como si dieras tu vida por el otro.
16 de abril: ¡Felices los que creen sin haber visto! (Juan 20,29). Aunque no veamos al Señor resucitado como Tomás, lo encontramos en la Eucaristía. En el domingo de la Divina Misericordia, agradezcamos especialmente a Dios el don de su misericordia, siempre abundante y nueva.
17 de abril: La risa, cuando se comparte, es un bálsamo sanador. Comparte chistes con tu esposo/a. ¿Tiene tu familia alguna anécdota que se repite en las reuniones familiares? No importa que sea vergonzoso; ¡se convierte en mitología familiar!
18 de abril: El romance es una parte importante del matrimonio, pero también lo es la amistad. Asegúrate de cultivar ambos aspectos de tu relación.
19 de abril: Agradece a tu esposo/a algo que haga por ti, especialmente a diario. Un mensaje de texto a mediodía o un agradecimiento de bienvenida a casa son gestos de amor.
20 de abril: El amor necesita cuidado y cultivo; no puede crecer por sí solo. Habla con tu esposo/a sobre las áreas en las que tu amor necesita crecer.
21 de abril: Cuando llegue el momento de pedir perdón, intenta incorporar la empatía y reconocer las promesas que se han roto. Esto conduce al restablecimiento de las relaciones.
22 de abril: Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor (Juan 20,20b). Jesús está presente en tu esposo/a. ¡Alégrate cuando lo/la veas!
23 de abril: Las finanzas no siempre son divertidas, pero pueden serlo. Planea una cita con tu esposa para ver el presupuesto y compartir algunos sueños. Acaben la plática con su postre favorito.
24 de abril: En lugar de señalar los defectos que ves en tu esposo, ofrece algunas formas de mejorar.
25 de abril: Los matrimonios fuertes pueden tener problemas, pero una pareja sana se compromete a trabajar en ellos y a buscar ayuda cuando se enfrentan a problemas que no pueden resolver solos. Buscar terapia de pareja es un signo de fortaleza.
26 de abril: “Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Juan 15,12). Cristo te ama a ti y a tu esposo/a más de lo que puedes imaginar. Ora pidiendo la gracias de Dios para amarlo/a como Él la ama.
27 de abril: “El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer” (Juan 15,5). El matrimonio no siempre es fácil. Para tener éxito, coloquen a Cristo en el centro de su matrimonio. Con Cristo en el centro, podrán soportar cualquier prueba que tengan que afrontar juntos.
28 de abril: Dedican un tiempo a hablar, escuchar, rezar, reír, jugar y reconectar. No importa lo ocupados que estén, dediquen ese tiempo al otro.
29 de abril: “El Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza” (Apocalipsis 5,12). ¿Cómo puede su familia dar a Dios honor y gloria? Ofrezcan el domingo para su gloria.
30 de abril: Ahora que el clima está más soleado, planeen un picnic. Es una forma estupenda de pasar tiempo de calidad juntos. Puede ser sólo para los dos o para toda la familia.
1 de marzo: “¡Ten piedad de mí, oh, Dios, ¡por tu bondad!” (Salmo 51,3). Hagan planes para confesarse en pareja en algún momento de la Cuaresma. Frecuentar el Sacramento de la Penitencia es una buena práctica para pedir perdón.
2 de marzo: ¿Hay algún lugar en tu corazón en el que hayas permitido que crezca el resentimiento o el rencor? Permite que Dios ablande tu corazón para poder ver a tu familia a través de sus ojos de amor.
3 de marzo: “Pero tú, Señor, no te quedes lejos; tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme” (Sal 22,20). Juntos disciernan un área de su relación en la que haya una falta de confianza y hagan un esfuerzo consciente para fortalecer esa área, con Dios como fundamento.
4 de marzo: El amor es humilde, y la humildad reconoce que no somos perfectos. Tómate el tiempo de pedir perdón a tu cónyuge si le has hecho daño.
5 de marzo: Nunca es demasiado decir “te amo” de diferentes maneras. Deja una nota para tu cónyuge como recordatorio de lo mucho que le amas.
6 de marzo: ¿Cómo responder con amor cuando estás enfadado/a con tu esposa/o? Puede que sea necesario pedir un tiempo para estar a solas. Una vez que te hayas calmado un poco, podrás hablar del tema con más caridad y respeto.
7 de marzo: “Honra a tu padre y a tu madre” (Ex 20,12). Para aquellos que tienen buenas relaciones con sus padres, este mandamiento puede ser fácil de seguir. Para otros, puede ser difícil. Reza por tus padres y pide a Dios la gracia de perdonar y pedir perdón.
8 de marzo: ¿Han rezado juntos como esposos durante esta Cuaresma (no sólo antes de los alimentos)? Recen juntos una oración antes de acostarse, o compartan sus reflexiones sobre un breve pasaje de las Escrituras.
9 de marzo: Esta noche, reúne a tu familia para hacer oración. Pidan a Dios la gracia de seguir creciendo, fortaleciéndose y confiando en su misericordia.
10 de marzo: Tu iglesia doméstica está íntimamente conectada con la Iglesia. Al igual que rezas por los miembros de tu familia, reza también por los líderes de la Iglesia, especialmente por el Papa.
11 de marzo: Prepara la cena favorita de tu esposo/a esta noche, sólo para celebrar lo mucho que se aman.
12 de marzo: Es natural que las parejas tengan diferentes virtudes y fortalezas. Sin embargo, a veces es divertido enseñarse mutuamente una habilidad personal, como tocar un instrumento musical o cocer un botón. Enseña al otro algo nuevo, ¡y ten paciencia!
13 de marzo: Al igual que Jesús se transfiguró y se mostró glorioso a Pedro, Santiago y Juan (Mc 9, 2-10), también el amor a tu esposo/a puede sacar lo mejor de ti. Recuerda por un momento el día de tu boda y la maravilla de ver al otro vestido con esplendor.
14 de marzo: Los esposos son los ministros del sacramento del matrimonio. ¿Cómo se ministran el uno al otro en la vida diaria? No se olviden de rezar por todas las gracias de su sacramento.
15 de marzo: El amor es mucho más que buenos modales, pero ser caballeroso o amable puede reavivar un matrimonio que se está volviendo demasiado aburrido.
16 de marzo: ¿Cuál es tu oración o escritura favorita? ¿Sabes cuál es la de tu esposo/a? Recen juntos esta noche.
17 de marzo: Resiste el impulso de comprar algo nuevo esta semana. Anima a que cada persona de tu familia elija una posesión para regalar durante la Cuaresma. Piensa en juguetes, libros o prendas usadas que necesiten un nuevo hogar.
18 de marzo: Mientras que tu cónyuge es guapo o guapa para ti, muchos hombres y mujeres están insatisfechos con su cuerpo. Aunque el amor no depende de las apariencias, cuidarse es un regalo para el ser amado.
19 de marzo: San José es el modelo de los esposos y padres. Hombres, pidan la intercesión de San José para ser líderes valientes, orantes y amables en su familia.
20 de marzo: En marzo inicia la primavera. Con el comienzo de la primavera nuestra tierra se renueva. Aprende hoy algo nuevo sobre tu esposo/a, independientemente del tiempo que llevan casados.
21 de marzo: ¿Estás tú, o alguien que conoces, en un matrimonio con problemas? No tienes que vivir con dolor; hay personas que te pueden ayudar para mejorar tu matrimonio. Muchas parejas han conseguido volver a tener matrimonios satisfactorios y más fuertes. ¡Busca ayuda!
22 de marzo: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece” (1 Cor 13,4). Esta semana, inventa formas en las que puedes hacerle saber a tu esposo que es una maravilla amarlo.
23 de marzo: Comparte un recuerdo de tu infancia. ¿Cuál es tu memoria favorita? ¿Qué te pareció una crisis en su momento pero que finalmente pudiste superar? Conversa con tu esposo/a sobre esto.
24 de marzo: Estamos a más de la mitad de la Cuaresma. Dedica un tiempo para ir a confesión y limpiar tu corazón de cualquier pecado. Si necesitas reconciliarte con alguien de tu familia, acude con humildad para sanar esa relación.
25 de marzo: San José fue obediente a Dios, incluso cuando el futuro era incierto. Éste abandono a la voluntad del Padre es un reto. Habla con tu esposa acerca de las decisiones que has tomado y que han requerido esta obediencia total y cómo puedes confiar más en la voluntad de Dios.
26 de marzo: Cuando llegan los hijos, puede ser fácil centrar toda la atención en la crianza. Pero no dejen que sus hijos ocupen todo su tiempo y descuiden uno al otro. Los niños son los que más se benefician de un matrimonio fuerte y feliz. Consideren la posibilidad de tener una noche de cita semanal u otro momento intencionado a solas en pareja.
27 de marzo: “El que vive en Cristo es una nueva criatura ” (2 Cor 5,17). El Sacramento de la Reconciliación es un maravilloso regalo en el que Dios nos ofrece la oportunidad de ser hechos nuevos. Considera ir con tu familia esta semana.
28 de marzo: “Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón” (1 Sam 16,7) ¿Miras el corazón de tu esposo/a? ¿Dejas que mire el tuyo? Aprovecha esta Cuaresma para ir más allá de las apariencias con la persona que amas.
29 de marzo: Cristo nos amó hasta la muerte, incluso en la cruz. En el matrimonio cristiano, los esposos están llamados a amarse como Cristo ama a la Iglesia.
30 de marzo: ¿Qué cosas te estresan? ¿Les das demasiada prioridad? Habla con tu esposo/a sobre ellas y busca el desapego de aquello que te quita la paz.
31 de marzo: “Porque haré brotar agua en el desierto y ríos en la estepa, para dar de beber a mi Pueblo, mi elegido” (Is 43,20). Dios provee todas nuestras necesidades; ¿confías en Él para que lo haga por tu familia o confías en tus propios méritos y trabajo?
Hacer planes para una noche romántica con su pareja no tiene que ser difícil. A veces, vemos personajes en la televisión o en películas desarrollando gestos enormes, y nos desanimamos al pensar que no somos lo suficientemente creativos. Además, la monotonía y la costumbre durante el matrimonio entra como el peor enemigo de nuestra relación, y corremos el error de pensar que el romanticismo y las salidas románticas es cosa solo del noviazgo.
El Papa Francisco en Amoris Laetitia nos exhorta acerca de lo importante que es priorizar momentos juntos entre las parejas con este dicho:
“Recuerdo un refrán que decía que el agua estancada se corrompe, se echa a perder. Es lo que pasa cuando esa vida del amor en los primeros años del matrimonio se estanca, deja de estar en movimiento, deja de tener esa inquietud que la empuja hacia delante. La danza hacia adelante con ese amor joven, la danza con esos ojos asombrados hacia la esperanza, no debe detenerse”. (Amoris Laetitia 219)
Por eso es importante para la salud de toda relación, ya tengan un año de casados o cincuenta, cultivar momentos donde comparten actividades juntos, y profundizan su relación.
No es necesario tener un gran presupuesto para planificar una salida o noche romántica, lo más importante es permanecer presente a su pareja. Dependiendo de los gustos de usted y su pareja, si tienen hijos, y lo que tengan a su disposición, existen varias ideas para poder convertir una noche rutinaria, en una noche romántica. Lo primero que deben hacer es programarlo en su calendario y no importa el obstáculo que se les presente (que no sea más allá de su alcance), no permitir que se interpongan en sus planes. Es importante para la pareja, especialmente con hijos, ser intencionales en programar tiempo para estar solos, y cuando sea posible, compartir con otras parejas. También tomen turno en quien le toca planear la próxima cita.
Aquí les presento unas cuantas ideas recomendadas por varias amistades y que también he participado con mi esposo. Para las parejas con hijos, si las ideas toman lugar en su hogar, intenten buscar cuidado para sus hijos durante estas actividades.
1. Salir a cenar
Es algo que parece obvio, pero una sugerencia seria buscar un restaurante con una comida nueva que no hayan intentado, o en otra parte de su ciudad. Si no está a su alcance o presupuesto, programen una cena en su hogar, y procuren vestirse como lo harían si salieran a un restaurante, creando el ambiente con música de fondo y velas. Pueden invitar a un familiar o una amistad que trabaje como su chef esa noche.
2. Conectarse con preguntas
Tomen tiempo de hacerse preguntas que normalmente no se harían en una conversación rutinaria. La terapeuta Regina Boyd, de Boyd Counseling Services, recomienda las siguientes preguntas para fomentar conexiones profundas entre usted y su pareja durante su próxima cita. Siéntase libre de añadir otras que quiera preguntarle a su pareja:
– ¿De dónde estás recibiendo tu mayor alegría últimamente?
– ¿Cómo puedo ayudarte en tu carrera?
– ¿Cómo puedo contribuir mejor en tus aspiraciones, deseos y sueños para tu futuro?
– ¿Cuál es tu mejor recuerdo de nosotros?
– ¿Dónde piensas que nos falta conexión?
Adicionalmente, algunas preguntas divertidas como:
– ¿Qué canción te hace mover cuando nadie te está mirando?
– ¿Qué es lo más chistoso que me has escuchado decir?
– ¿Si pudieras escoger un personaje de muñequitos para personificar el resto de tu vida,
quién sería?
– ¿Cuál es tu chiste favorito?
– ¿Cuál fue la ropa más chistosa de tu niñez?
3. Ser turistas en su propia ciudad
¿Cuándo fue la última vez que visitaron ese museo nuevo que abrió cerca de su casa, o disfrutaron de los lugares interesantes de su ciudad? Lo más seguro fue cuando alguien llegó de visita. Programen un día para visitar esos lugares, y de disfrutar y conocer donde viven.
4. Intentar una nueva receta
Existen cursos culinarios de comidas provenientes de diferentes países que se pueden buscar en las redes para aprender a cocinar una nueva receta, sin mucha experiencia necesaria. No solo es divertido, sino que también les da una oportunidad a conectarse y trabajar en equipo, probando nuevas y deliciosas comidas.
5. Participar en un juego de mesa
Una de las cosas más divertidas para mi esposo y para mí es comprar diferentes juegos de mesa, apagar la televisión y reemplazar ese tiempo con un juego. Para hacerlo más retozo, pueden apostar diferentes cosas divertidas, como a quién le toca cocinar la próxima cena o preparar la próxima noche romántica.
6. Planear un picnic con sus comidas y meriendas favoritas
Una amiga mía ordenó pequeños bocadillos de cada restaurante con significado durante su noviazgo, y organizó un picnic en el balcón de su apartamento. Pueden usar esta idea y hacerlo en el patio de su casa, o en un parque cercano. Para hacerlo más divertido y romántico, pueden incluir pequeñas encuestas acerca de cada lugar o revivir los recuerdos de esos momentos.
7. Crear una lista de canciones románticas y compartirlas en su próximo viaje en carro
Durante nuestro noviazgo, Evan y yo creamos una lista en Spotify que compartimos con canciones que nos recordaban el uno al otro. Es hermoso todavía tocar esa lista y recordar momentos especiales de nuestro noviazgo, especialmente durante viajes largos. Para mí es divertido escuchar a Evan cantar en español.
8. Leer un libro juntos
Escoger un libro de interés, lean unos capítulos y luego conversen sobre ellos. Cada uno puede preparar preguntas para conversar sobre lo que leyeron. Esto ayuda a estimular el intelecto en su relación.
9. Entrenar para una carrera
Para nuestro primer aniversario de bodas, Evan y yo corrimos en el maratón de la Ciudad de Nueva York. Juntos programamos nuestro curso de entrenamiento, entrenamos juntos, animándonos durante los momentos que nos queríamos rendir. No tiene que ser algo tan extenso como un maratón, pero busquen algo, ya sea un juego, una caminata, o una competencia que puedan completar juntos.
10. Cantar Karaoke
Pueden ir a un lugar que ofrezca karaoke o hacerlo en su propio hogar si no existe uno. Para añadir algo divertido, puede escoger la canción que quiera que cante su pareja.
Existen muchas otras ideas que pueden programar para usted y su pareja, lo importante es priorizar este tiempo juntos y ser intencionales en cultivar estos momentos. Asegúrense de que cuando estén juntos, pongan a un lado el teléfono y otras distracciones por la duración de este tiempo. Conexiones regulares ayudan a profundizar su vínculo matrimonial y mantener el romance vivo, evitando que se estanque su relación como nos recuerda el Papa Francisco. Espero que les hayan gustado estas ideas y que les ayuden durante su próxima salida romántica.
Cynthia y Evan Psencik han estado casados por 7 años. Cynthia era la Directora para el Ministerio Juvenil en la Arquidiócesis de Nueva York pero ahora trabaja para el Instituto GIVEN y Evan trabaja como maestro de Teología en la escuela secundaria, Cardenal Spellman en el Bronx. Actualmente viven en el Estado de Connecticut.
¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano. (Lucas 6, 41-42)
Para que podamos comenzar a trabajar para solucionar los problemas en nuestro matrimonio, debemos comenzar por comprender nuestra parte en cualquier problema. Él tercer habito nos propone mirar primero hacia adentro y reconocer cómo nuestros patrones de división o destrucción pecaminosos, no saludables o no productivos en nuestra relación han creado o perpetuado la desunión en nuestra relación matrimonial. Podemos encontrar que la ‘viga’ en nuestro propio ojo en realidad está provocando el mismo comportamiento en nuestro cónyuge (la paja) que nos está causando angustia.
Nuestra relación con Cristo
En el Sacramento de la Reconciliación, Cristo nos llama a mirar hacia adentro y arrepentirnos de nuestros pecados. El pecado puede impedirnos entrar de lleno en el gran misterio de la Eucaristía. Estos pecados no solo causan mayor daño a nuestra relación con Cristo sino también a nuestro propio bienestar. En las palabras de San Pablo: “Por eso, el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente tendrá que dar cuenta del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Que cada uno se examine a sí mismo antes de comer este pan y beber esta copa; porque si come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación. Por eso, entre ustedes hay muchos enfermos y débiles, y son muchos los que han muerto” (1 Corintios 11, 27-30). Dios nos llama a reconocer y arrepentirnos de los comportamientos y hábitos que crean división en nuestra relación con Él y con los demás. Él nos llama a reconocer la “viga” en nuestro propio ojo, en lugar de la “paja” en el ojo de nuestro cónyuge (Mateo 7, 3).
Estamos llamados a confesar nuestros pecados a Dios regularmente, especialmente cuando hemos cometido pecados graves. Es bueno que las parejas vayan regularmente a confesarse. Muchos de nosotros, en un momento u otro, nos hemos sentido avergonzados al tener que admitir nuestra pecaminosidad e incluso hemos deseado evitar ir a confesarnos por esta razón. Ojalá, también hemos sentido alegría y alivio al escuchar las palabras de la absolución. Para facilitar la sanación, necesitamos adquirir el hábito de mirar dentro de nosotros mismos, de forma regular, para ver cómo nos estamos desconectando de Dios y de los demás.
Nuestra relación uno con el otro
Nuestros errores como pareja parecen sentarse en medio de la sala de nuestra casa como grandes piedras, y si no hacemos algo con ellos, se convierten en lo que nos hace tropezar todos los días. Los resentimos; nos enojamos por eso y por todo el dolor que traen; y a veces parecen seguir creciendo. Sin embargo, si realmente nos ocupamos de los errores y buscamos corregir los patrones que los causaron, a menudo podemos, juntos, mover las piedras al sótano de nuestra vida, donde pueden convertirse en parte de los cimientos para crear juntos una nueva vida en nuestro hogar. La mayoría de la gente quiere ignorar los problemas o tratar de deshacerse de ellos y “volver a la vida”, pero no podemos borrar el pasado. Sin embargo, podemos aprender de los problemas y utilizarlos para fortalecer los cimientos de un nuevo camino en nuestro matrimonio.
Diálogo:
¿Cuál es un momento en el que nos sentimos más unidos como pareja al enfrentar un conflicto? ¿Qué palabra usarías para describir cómo te sentiste en ese momento? ¿Qué hice para crear este sentimiento y sentido de unidad?
¿Cuál es un área de nuestra relación que quieres mejorar? ¿Cuáles de mis patrones actuales debo cambiar con relación a mi respuesta durante un conflicto?
Consideremos programar un tiempo pronto para que ambos vayamos a confesarnos la próxima semana y luego salgamos a hacer algo especial juntos.
Oración:
Señor, ayúdanos en este camino de hacer, de todo corazón, que nuestro matrimonio sea un Matrimonio Eucarístico. Ayúdanos a ambos a tener la humildad de mirar nuestra propia pecaminosidad y los patrones que hemos traído a este matrimonio que han causado división. Ayúdanos a hacer todo lo que podamos, con tu gracia y ayuda, para reconocer cómo nuestras acciones o falta de acción han sido perjudiciales para los demás y tener la voluntad de cambiar y eliminar esos hábitos de nuestra vida. Te ofrecemos esta oración, Señor Jesús, a través de María y en unión con San José.
“Darse tiempo, tiempo de calidad, que consiste en escuchar con paciencia y atención, hasta que el otro haya expresado todo lo que necesitaba. Esto requiere la ascesis de no empezar a hablar antes del momento adecuado. En lugar de comenzar a dar opiniones o consejos, hay que asegurarse de haber escuchado todo lo que el otro necesita decir. (…) Muchas veces uno de los cónyuges no necesita una solución a sus problemas, sino ser escuchado. Tiene que sentir que se ha percibido su pena, su desilusión, su miedo, su ira, su esperanza, su sueño”.
-Papa Francisco, Amoris Laetitia, n. 137.
Es importante que las parejas recién comprometidas y casadas desarrollen y mantengan buenas habilidades de comunicación desde el principio y mantengan estas habilidades a través de los grandes cambios en la vida. Sin embargo, por mucho que nos esforcemos por mantener una buena comunicación conyugal, al final de cuentas nadie alcanza perfectamente la meta. Todos nos cansamos, nos irritamos o simplemente tenemos un mal día. Esto a menudo conduce a malentendidos, respuestas cortantes y sarcasmo. Es importante no dejar que el sol se ponga sin encontrar algún sentido de resolución y sanación. Esto cuarto hábito se trata de desarrollar y mantener habilidades de comunicación sólidas y saludables, especialmente con respecto a escuchar a nuestro cónyuge.
Nuestra relación con Cristo
¿Cuántas veces hemos visto algo así en la historia bíblica? Dios da instrucciones a su pueblo, pero no lo escuchan. Dios luego redirige a su pueblo, pero ellos se quejan y desobedecen. Luego, finalmente lo pierden de vista nuevamente y comienzan a desviarse en su propia dirección. Luego Dios les da varias señales grandes para despertarlos, como el Gran Diluvio (Génesis 7,6 – 8,22), el Éxodo de Egipto y la separación de las aguas del Mar Rojo (Éxodo 14,10-31), o la destrucción de Sodoma y Gomorra (Génesis 19, 24). Y solo, después de que se encuentran en un lugar o situación realmente mala, debido a su total abandono de Dios, regresan tristemente a Dios y suplican su misericordia, perdón y sanación; a lo que Dios responde tan misericordiosamente y con tanta gracia. Luego, cuando vuelven a sentirse cómodos, todo se repite. ¿Cuán poco escuchamos el corazón de nuestro Padre celestial que nos suplica que vengamos y encontremos descanso y sanación en Él? Él nos habla cada minuto de cada día, pero a menudo estamos demasiado ocupados para escuchar, no nos tomemos el tiempo para el silencio y la oración. Si nos tomamos el tiempo para leer o escuchar la Escritura y en oración y en silencio permitir que penetre en nuestros corazones, escucharíamos aquello a lo que Dios nos está llamando a todos y cada uno de nosotros.
En la Misa tenemos el don de la Liturgia de la Palabra, durante la cual Dios nos llama a cada uno de nosotros. Pero, ¿estamos escuchando? ¿Estamos tratando de averiguar qué quiere Dios de nosotros cuando somos enviados desde la Eucaristía para ir y servirle amando a los demás? Jesús anhela que lo conozcamos y, a través de la Palabra de Dios en la Escritura, desea que aprendamos más acerca de su voluntad para con nosotros. Él quiere que nosotros tengamos vida, y que la tengamos en abundancia (Juan 10,10). Él pide que verdaderamente escuchemos, aprendamos y crezcamos.
Nuestra relación uno con el otro
La mala comunicación es una de las principales causas del hambre emocional en el matrimonio. La buena comunicación requiere que busquemos entender la perspectiva de nuestro cónyuge. Esto puede ser muy difícil en muchos niveles porque estamos muy acostumbrados a vivir en una cultura que se alimenta del ataque y la culpa. Desarrollar un nuevo hábito de generosidad con los demás llama a cada persona a luchar contra la necesidad de concentrarse en lo que su cónyuge ha hecho mal, y más bien a concentrarse más en lo que la otra persona está experimentando y con lo que está luchando. Esto puede ser muy difícil porque lo más probable es que no nos guste lo que escuchamos. Este diálogo, sin embargo, debe ser una calle de doble sentido donde ambas personas necesitan escuchar y ser escuchadas. La clave es no culpar, sino expresar nuestra percepción y sentimientos sobre una situación o tema difícil en particular.
Al desarrollar el hábito de usar buenas habilidades para escuchar, la esperanza es lograr una comprensión más profunda de cuáles son los problemas reales y superar el ‘Síndrome de llenar el espacio en blanco’ [Esto es cuando dejamos de comunicarnos verbalmente entre nosotros y simplemente tratamos de entendernos en función de nuestras reacciones e interpretaciones de la comunicación no verbal de la otra persona. Al hacerlo, corremos el riesgo de malinterpretar sus motivos e intenciones]. Esto es importante si realmente deseamos trabajar hacia soluciones que aborden los problemas y no solo los síntomas. Muchas veces las luchas de una pareja son los muchos síntomas diferentes que se derivan de un solo problema más profundo. Por lo tanto, cuando tratamos de corregir el síntoma, no resuelve la raíz del problema que, a su vez, puede causar más frustración. Es como una plaga, que solamente le cortamos las hojas o puntas de las ramas, y no la sacamos de raíz. Requiere mucho trabajo, pero nunca evita que sigue retoñando y crece de nuevo. La verdadera solución es abordar la raíz y eliminar la causa.
Escuchar y comprender el corazón de nuestro cónyuge con regularidad nos ayudará a descubrir los problemas más profundos. Es importante ser amable uno con el otro y mantener las interacciones lo más acogedoras posible.
Diálogo:
¿Hay cosas que digo o hago actualmente que te hacen sentir incomprendido o que no ayudan?
¿Cómo puedo ser más acogedor para animarte a que me hables de las dificultades que tienes con nuestra relación?
Consideremos dedicar tiempo todos los días para tener al menos 15 minutos de comunicación para conectarnos, comprender las necesidades inmediatas del otro y animarnos mutuamente. También podemos considerar establecer una cita juntos para esta semana. Oremos primero juntos, tal vez dedicando una hora a la adoración de Cristo en el Santísimo Sacramento.
Oración:
¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz! Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón; donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad; donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza; donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría. ¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar; ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar; Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra; perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.
Te ofrecemos esta oración, Señor Jesús, a través de María y en unión con San José.
El camino de sanación en una relación requiere un corazón de humildad y misericordia. Con demasiada frecuencia, en nuestros desacuerdos y heridas, sentimos que tenemos que mantenernos firmes en lo que creemos que es justo o equitativo. Lo que nos puede ayudar a poner en mejor perspectiva este tipo de comportamiento es darnos cuenta de que si todo lo que Dios nos diera fuera su justicia, lo único que mereceríamos es el castigo eterno. Pero es por la misericordia de Dios que Jesucristo fue clavado en la cruz por todos y cada uno de nosotros. Es su misericordia la que nos absolvió primero de nuestros pecados como el Hijo de Dios pidió a su Padre “que los perdone” desde esa misma cruz. Es esta misma misericordia que Él requiere que compartamos unos con otros. Estamos llamados a luchar contra el mayor divisor y destructor de un matrimonio eucarístico: ¡El orgullo! El orgullo es lo que muchas veces hace que nos neguemos a disculparnos por nuestros errores o a no perdonar a nuestro cónyuge por los errores que ha cometido. Sin embargo, todos somos humanos. Todos cometemos errores. Todos anhelamos ser perdonados. En esto quinto hábito, estamos llamados a practicar pidiendo y dando misericordia.
Nuestra relación con Cristo
En la Misa, antes de recibir a Cristo en comunión, tenemos la oportunidad de hacer las paces con Dios y con los demás no solo a través del Rito Penitencial, sino también a través del Signo de la Paz y del Cordero de Dios. En el Signo de la Paz, nos dirigimos a los que nos rodean para ofrecer un gesto de reconciliación y reconexión. Este no es un momento para saludarnos y darnos un apretón de manos para ser amables. Es, en cierto sentido, decirles que “lo siento por las formas en que los he lastimado y solo quiero que haya paz entre nosotros”. Es un buen hábito buscar primero la paz de su cónyuge antes de dársela a cualquier otra persona. Es importante tanto para ustedes como para toda su familia que ustedes como cónyuges estén en paz el uno con el otro. Luego, en el Cordero de Dios, nuevamente buscamos el perdón y la misericordia de Dios por todas las cosas que hemos hecho para dañar nuestro amor por Él. No solo pedimos misericordia dos veces, sino que la terminamos con una súplica de paz con y de Dios. Todos estos caminos para el perdón y la misericordia se nos presentan a lo largo de la Misa para prepararnos completamente para recibir a nuestro Señor Eucarístico en un estado de gracia y desinhibidos por el pecado.
Un matrimonio eucarístico está destinado a ser una relación que no solo busca la comprensión y el amor, sino que también ejemplifica la paz y la sanación mutua. Una y otra vez en las Escrituras, vemos a Dios llamándonos a arrepentirnos de nuestra pecaminosidad y a perdonar a los demás. “A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: ‘Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca’” (Mateo 4,17) y “Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes” (Mateo 6, 14-15).
A través de nuestros gestos de paz y resolución, debemos hacer un esfuerzo consciente para lograr la reconciliación entre nosotros y nuestros compañeros en el camino. En la segunda cita anterior, Cristo es muy claro en que nuestro perdón a los demás es vital para nuestra propia salvación. Tanto es así, que, si nos negamos a perdonar a los demás, no podemos esperar el perdón de Dios.
Nuestra relación uno con el otro
Las Escrituras a menudo hablan sobre la importancia de perdonar y buscar el perdón. El propósito final es abrir las puertas a la sanación para que podamos volver a encontrar la alegría al descubrir nuestro deseo más profundo en y a través de nuestra relación conyugal. Necesitamos decidir si vamos a ser como el apóstol Pedro o como Judas. Ambos apóstoles eran pecadores. Ambos cometieron un error atroz al traicionar a nuestro Señor y no defenderlo en su momento de necesidad. Sin embargo, después de su error, ambos tenían la opción de aceptar la responsabilidad por lo que habían hecho y volver corriendo al Señor para buscar el perdón o perder la esperanza en la situación y progresar aún más en su pecaminosidad. Pedro buscó ser perdonado y descubrió que, aunque no fue un camino fácil, el resultado fue increíblemente gratificante. Judas, sin embargo, perdió la esperanza. No solo se negó a volverse a Cristo en busca de perdón, sino que agravó su pecado al perder la esperanza. Este es un ejemplo extremo, pero la pregunta sigue siendo: ¿Admitiremos nuestro pecado y buscaremos el camino de la sanación, o nos negaremos a enfrentar nuestros pecados y nos encontraremos en el camino de la autodestrucción? ¿Pedro o Judas?
Pedir disculpas es humillarnos y admitir que lastimamos a alguien más. Negar una disculpa es aferrarse a nuestro orgullo en lugar de estar dispuesto a admitir que estábamos equivocados. También es una forma de evitar tener que hacer el difícil trabajo de arreglar el desorden que se creó. Es difícil estar equivocado, especialmente cuando el pecado fue realmente atroz o hiriente. Pero con demasiada frecuencia tratamos de culpar a los demás en lugar de admitir nuestras propias faltas porque las consecuencias pueden ser muy difíciles de soportar. Si nos apresuramos a culpar a alguien más, entonces estamos tratando de hacer que el problema sea su carga y no la nuestra. Sin embargo, si nunca enfrentamos nuestras faltas, seguirán creciendo y comenzarán a afectar otras áreas de nuestra vida. Así como es fundamental buscar el perdón, también lo es conceder el perdón. Es importante entender que todos cometemos errores, algunos grandes y otros pequeños. Así como esperamos ser perdonados, aquellos que nos rodean esperan nuestro perdón. Debemos recordar que Dios primero nos perdonó y nos sigue perdonando todos los días, a pesar de nuestras fallas diarias contra Él y nuestro prójimo. Él nos ha perdonado hasta el punto de sufrir y morir por nosotros. Entonces, ¿por qué no podemos hacer lo mismo por los demás? Perdonar no es olvidar el asunto, confiar inmediatamente en la otra persona, ni tolerar su error. Acumular culpas, acusaciones y vergüenza muchas veces conduce a nuestro cónyuge a una mayor evitación debido a la frustración o la desesperanza y es un camino seguro para dividir aún más nuestra relación conyugal. El perdón es uno de los primeros pasos hacia la sanación, porque elegimos dejar ir la ira que nos mantiene atados y nos mantiene amargados.
Con la ayuda de la gracia de Dios, la misericordia debe brotar de un deseo de paz y reconciliación con nuestro cónyuge, nuestros hijos y los demás. El perdón es crítico para todas las relaciones para que puedan sobrevivir y prosperar. Buscar disculparnos y perdonar lo más rápido y sinceramente posible. ¿Por qué? Porque nuestro matrimonio es el corazón de nuestro hogar. Si hay paz en nuestro matrimonio, habrá paz en nuestro hogar.
Diálogo:
¿Cómo es una disculpa para ti? ¿Qué te ayuda a sentir que una disculpa es realmente sincera?
¿De qué manera podemos agregar más cariño en nuestras respuestas a las disculpas?
Esta semana, busquemos más oportunidades para traer sanación y misericordia a nuestro hogar al disculparnos y perdonar rápida y sinceramente.
Oración:
Señor, ayúdanos en este camino de hacer, de todo corazón, que nuestro matrimonio sea un Matrimonio Eucarístico. Ayúdanos a tener la humildad de disculparnos cuando hayamos hecho algo para lastimarnos unos a otros. Ayúdanos, con Tu gracia y asistencia, a aprender a perdonarnos libremente el uno al otro, sabiendo que negar nuestro perdón sólo nos mantiene atados en la ira. Señor, tu gracia es suficiente para nosotros. Que perdonemos como Tú nos has perdonado. Te ofrecemos esta oración, Señor Jesús, a través de María y en unión con San José.
Esto sexto hábito propone a las parejas a recordar las promesas que se hicieron en su boda. Es un llamado a asumir el arduo trabajo de cambiar nuestra vida, para Dios, nuestro cónyuge y nuestros hijos, con nuestras promesas matrimoniales como ancla. Debe conmovernos hacia un compromiso más profundo con el Señor, seguido de una resolución renovada de cambiar nuestras vidas por amor a Él.
Nuestra relación con Cristo
En comparación con las promesas que hicimos en el matrimonio, consideremos cómo también hacemos una promesa a Dios en la celebración de la Misa. Después de la Liturgia de la Palabra, solemos recitar el Credo. El Credo es el punto culminante de la Liturgia de la Palabra, el momento en el que reafirmamos nuestras creencias y nos comprometemos con ellas con nuestra vida. El Credo es nuestra profesión de fe y una renovación de nuestros votos bautismales a Dios. Estamos llamados a reflexionar sobre el compromiso que hicimos con Dios, en presencia de nuestra familia y amigos, a vivir estas enseñanzas de Cristo en nuestro mundo de hoy.
El Credo no es solo lo que creemos, también es nuestro grito de victoria. Es a lo que nos dedicamos cada vez que decimos ‘amén’ o, con algunas formas del Credo, cuando decimos ‘acepto’. Debe ser una declaración de lo que creemos y por lo que estamos dispuestos a morir en cualquier momento. Estas premisas son a las que se aferraron tantos santos en el pasado cuando fueron perseguidos, torturados y asesinados. El Credo debe inspirarnos a perseverar en hacer de nuestra vida un testimonio vivo de nuestro Señor y Salvador. Debe inspirarnos no sólo a vivir nuestra fe, sino a anunciarla al mundo entero con palabras y obras. El Credo debe ser declarado con el corazón decidido a vivir mejor la voluntad de Dios. Entonces, surge la pregunta: “¿Estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario para vivir una vida más amorosa y centrada en Cristo a partir de ahora?”
Primero leamos o meditemos sobre las palabras de la oración del Padre Nuestro. A través de esta oración, estamos afirmando que queremos que se haga la voluntad de Dios aquí en la tierra como en el cielo. ¿Estamos dispuestos a hacer lo necesario para que su voluntad se cumpla a través de nosotros? Muchas veces esto significa negarnos a nosotros mismos y tomar nuestra cruz para seguir sus mandamientos de amar y sacrificarnos por los demás. ¿Estamos listos para hacer esto? Cuando decimos, “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, ¿estamos listos para empezar a perdonar verdaderamente a los que nos han hecho daño, sabiendo que Dios nos perdonará de la misma manera que nosotros perdonamos a los demás? Dios nos llama a tener un corazón contrito y humilde, que busca ser más como Cristo. Él nos está llamando a volver a comprometer nuestros corazones y nuestras vidas con Él resolviendo cambiar nuestras vidas y mejorar nuestra relación con Él por amor. En la oración buscamos el don de ser alimentados por nuestro Señor Eucarístico mientras le pedimos “Danos hoy nuestro pan de cada día”. Por último, declaramos nuestra dependencia de Él para que nos ayude a cambiar nuestras acciones pecaminosas que nos separan de Él y le pedimos la gracia de mejorar nuestras vidas mientras concluimos con, “no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”.
Cristo mismo nos dio esta oración perfecta. No solo reconoce nuestro compromiso y nuestro amor y honor por Dios, sino que también declara la forma en que queremos que nuestras vidas reflejen su voluntad. Este nuevo compromiso y determinación nos permite entrar más profundamente en la recepción de nuestro Señor en la Eucaristía y es un gran modelo para construir nuestra unión conyugal con nuestro cónyuge aquí en la tierra.
Nuestra relación uno con el otro
Para que ocurra una verdadera sanación en un matrimonio que está emocionalmente ‘desnutrido’, tiene que pasar por una transformación. Dado que el pecado ha estado en el centro de todas las relaciones interpersonales desde la caída del hombre y la mujer en el Jardín del Edén, cada relación se ve obligada a lidiar con las complicaciones que surgen de él. Nos guste o no, todos pecamos y todos necesitamos la gracia diaria para luchar contra nuestras inclinaciones pecaminosas. Si no trabajamos intencionalmente contra ellos, tienden a convertirse en patrones profundamente arraigados en nuestras vidas que pueden ser muy difíciles de eliminar o cambiar. Por lo tanto, debemos pasar por una transformación para encontrar la sanación.
Estar comprometidos con las promesas que le hicimos a nuestro cónyuge en el matrimonio es fundamental para construir un matrimonio verdaderamente eucarístico. Una cosa es decir que lamentamos los errores que hemos cometido. Sin embargo, sin la determinación de cambiar nuestros comportamientos negativos, le comunicamos a nuestro cónyuge que no lo lamentamos de verdad ni tomamos en serio mejorar las cosas en nuestra relación. Podemos pedir perdón, y podemos ser perdonados, pero si no empezamos a cambiar los patrones que crearon nuestros problemas originales, eventualmente nos encontraremos alejándonos de la construcción de la unidad conyugal. Nuestros viejos patrones destructivos nos mantendrán atrapados en el ciclo de la división conyugal. En cambio, al enmendar nuestros patrones negativos, trabajamos para sanar y reconstruir la confianza rota.
Los cónyuges estamos juntos en este camino para animarnos, para levantarnos, para sanar las heridas del camino, para alegrarnos en el éxito, para llorar en el dolor y para ayudarnos mutuamente a descubrir el deseo más profundo mientras aprendemos a amar profundamente a Dios y uno al otro. Cada día debe ser un nuevo compromiso de nuestras vidas con nuestro cónyuge. Nuestras promesas conyugales deben impulsarnos a hacer los cambios necesarios para eliminar las barreras a nuestro amor y construir nuevas formas de servirnos generosamente el uno al otro.
Diálogo:
¿Cuál es un patrón en tu vida que te gustaría cambiar por el bien de nuestra relación y cómo puedo apoyarte para que lo logres?
¿Qué herramientas podemos utilizar para mantener nuestro matrimonio creciendo y en un camino saludable?
Esta semana, busquemos hacer cambios intencionales en ciertos comportamientos que beneficiarán nuestro matrimonio.
Oración:
Señor, ayúdanos en este camino de hacer, de todo corazón, que nuestro matrimonio sea un Matrimonio Eucarístico. Ayúdanos a reconocer los patrones en nuestras propias vidas que son destructivos para nuestro matrimonio y danos a cada uno de nosotros la fuerza y el conocimiento para cambiarlos. Ayúdanos a mantener siempre nuestras promesas de matrimonio en nuestros corazones, para que nos motiven a amarnos y respetarnos el uno al otro. Te ofrecemos esta oración, Señor Jesús, a través de María y en unión con San José.