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Celebremos juntos con alegría la “edad avanzada”

Después de haber atravesado el severo año de la pandemia de Covid-19 en 2020, el Papa Francisco instituyó en toda la Iglesia la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Este año durante el 4to domingo del mes de julio – 24 de julio de 2022 – celebraremos por segunda ocasión esta jornada dedicada a todos los abuelos y a los adultos mayores del mundo.

El año pasado el tema de la Primer Jornada fue “Yo estoy contigo todos los días”. Esta vez, el tema elegido por el Santo Padre lleva el título “En la vejez seguirán dando fruto” (Sal 92,15). El enfoque será en darle el valor que se merece la auténtica presencia y contribución de los abuelos y adultos mayores a la sociedad y a las comunidades eclesiales.

Ya que todos venimos de y tenemos abuelos – vivos o fallecidos – o conocemos adultos mayores en nuestras vidas, estamos invitados a formar parte de esta iniciativa, escuchando con atención y apertura de corazón el llamado del Papa Francisco a participar activamente en la jornada este año.

Desde el inicio de su pontificado el Papa ha puesto un énfasis especial en el estrecho lazo que debe formarse entre los mayores de edad avanzada y los jóvenes de todas las edades. Creé firmemente que “el futuro del mundo reside en esta alianza entre los jóvenes y los mayores”[1] porque los sueños de vivir en una sociedad mejor, la memoria de las pruebas superadas o no y la oración que da esperanza y fortaleza son pilares fundamentales para una civilización del amor que solo se puede construir juntos.

Durante el mensaje del Santo Padre Francisco con motivo de la próxima II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, subrayó que “la ancianidad no es un tiempo inútil” y, por ende, su aportación a la sociedad y a la Iglesia es una “revolución de la ternura, una revolución espiritual y pacífica” a la que los abuelos y los mayores están llamados a ser protagonistas.

Para leer el mensaje completo, da clic aquí Mensaje del Santo Padre Francisco, para la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores.

Puedes ver el video de reflexión del Papa aquí: http://www.laityfamilylife.va/content/laityfamilylife/es/news/2022/_maestri-della-tenerezza–il-progetto-del-papa-per-gli-anziani–.html

Instrumentos Pastorales

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida de la Santa Sede ha puesto a disposición de las parroquias, diócesis, asociaciones y comunidades eclesiales recursos pastorales para que se celebre por segunda vez esta jornada.

Da clic en el siguiente enlace para obtener más información II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores 2022.

Kit pastoral http://www.laityfamilylife.va/content/laityfamilylife/es/news/2022/kit-pastorale-per-la-celebrazione-della-seconda-giornata-mondial.html

¿Cómo celebrar la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores?

A continuación, algunas ideas para que puedas formar parte de esta celebración en julio:

  1. El domingo 24 de julio, asiste a Misa con tus abuelos. Si no te es posible, asegúrate de ofrecer la Misa por tus abuelos o algún adulto mayor que tenga un lugar importante en tu vida.
  2. Visita a los ancianos que están más solos en sus casas o asilos.
  3. Investiga si tu parroquia celebrará de manera especial la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Si es así, involúcrate.
  4. Comparte en tus redes sociales alguna foto y memoria que tengas de tus abuelos.
  5. Haz una comida para tus abuelos o algún adulto mayor en tu vida. Pregúntales sobre su historia de vida.
  6. Si vives lejos de tus abuelos, llámalos por teléfono.
  7. Si tus abuelos ya han fallecido o nunca los conociste, reza el Rosario por sus almas.
  8. Si no te es posible estar cerca de tus abuelos, haz un acto generoso por ellos a la distancia y/o por alguno anciano que viva en tu comunidad.

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[1] Ver https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2021/06/22/mayor.html

¿Me siguen queriendo mis nietos?

Por Andrea Ballina

¿Me siguen queriendo mis nietos?

Esta pregunta me la hicieron mis padres hace poco tiempo. Y esta pregunta tan simple nos llevó a una reflexión y plática familiar profunda. Pero antes de compartirles dicha platica y reflexión, déjenme contarles un poco de nosotros. Soy la hija mayor de 2 hijos en total. Solo somos mi hermano y yo. Y mis 4 hijos son los únicos nietos. Por azares del destino vivimos separados. Mis padres viven en la Ciudad de México y yo en Los Estados Unidos. Desde el principio, en cuanto mis padres supieron que iban a ser abuelos por primera vez, han estado presentes en nuestras vidas. Han estado con nosotros en los nacimientos, bautizos, navidades, años nuevos, alguno que otro cumpleaños, juegos de futbol, competencias de danza, primeras comuniones, etc. Ahora están con nosotros porque su nieta mayor se gradúa de preparatoria y empieza la etapa de la universidad. Por supuesto, ¡los abuelos tenían que estar presentes en una fecha tan especial!

Pero en esta visita se encontraron no con sus nietos “chiquitos”, sino con tres adolescentes y una preadolescente. Sus nietos han crecido, han cambiado y la relación Abuelo-Nieto cambió también. Ya no son los niños chiquitos que mis papás consentían dándoles un dulce. O que mis papás ayudaban a dormir y los arrullaban. Ya no quieren estar todo el tiempo jugando con ellos y cargados o en sus piernas. Mis hijos tienen más independencia y sus intereses, como buenos adolescentes, son otros. La relación entre abuelos y nietos se quedó como estancada, en el pasado, sin pies ni cabeza. Ninguna de las dos partes siente una conexión. Se sienten distanciados.

Entonces, volvemos a la pregunta: ¿nos siguen queriendo nuestros nietos?

Al preguntarme esto empezamos a platicar de cómo la relación entre ellos ha ido transformándose. Yo, como hija y como madre estoy en medio de las dos partes, pero eso me permitió analizar las diferencias entre las 2 generaciones. Al estar yo en la generación de en medio pude tomar el papel de “mediadora” y al final de la plática llegamos a los siguientes puntos y propuestas para restablecer la conexión entre mis padres y mis hijos:

1) Las dos partes (en este caso los abuelos y los nietos) tienen que hacer el esfuerzo para estar en comunicación constante. De las dos partes tiene que surgir el interés de saber qué pasa con sus vidas, qué han hecho en la semana, cómo les ha ido en sus actividades, etc. Si no se puede en persona, la tecnología nos ayuda bastante: FaceTime, una llamada, un texto.

2) Los abuelos estarán abiertos a escuchar lo que pasa con sus nietos, aunque “en sus tiempos así no se usaba”. La vida es muy distinta ahora que hace unos años. Cada generación ha vivido costumbres y modo de vida diferentes. Si escuchan y no juzgan, es más fácil que la comunicación entre abuelos y nietos fluya.

3) Tener un día a la semana o al mes en que los abuelos vengan a comer o desayunar con sus nietos. Si no se puede físicamente, entonces por FaceTime o por teléfono. Tener la fecha anotada en el calendario.

4) Acordarse y llamar para felicitar en todos los cumpleaños y aniversarios.

5) Tener una tradición familiar. Puede ser un viaje, o un día en donde se haga algo diferente (una pijamada, ir a un día de campo, al zoológico, cocinar todos juntos, tener un maratón de juegos de mesa, tomar una clase juntos, etc.). Importante: la tradición tiene que ser entre los abuelos y los nietos, no colados (o sea yo no estoy invitada).

6) Todos los nietos serán tratados por igual. No mostrar predilección por algún nieto(a).

7) Los abuelos consienten y los nietos se dejan consentir.

8) Los abuelos seguirán asistiendo a todas las actividades de los nietos que les sea posible.

9) Los abuelos seguirán contando sus historias de cuando eran niños. Las travesuras y aventuras que vivieron. A los nietos les gusta conocer más de sus abuelos y saber cómo eran sus vidas cuando eran más jóvenes.

10) Cuando se tenga la bendición de estar juntos físicamente, aprovechar los momentos con risas, comentarios positivos, conversación. No reproches.

Al concluir la plática y las propuestas, nos dimos cuenta de que tanto mis padres como mis hijos están a tiempo de retomar la relación. De que al abrirnos y compartir lo que sentimos podemos caminar hacia delante y reparar los lazos que se hayan atrofiado.

Al final, Mis padres obtuvieron su respuesta: ¡Claro que los queremos abuelitos…y mucho!

 

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