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Diez consejos para lidiar con el duelo

Los días festivos pueden ser difíciles cuando uno está de duelo por la muerte de un ser querido, el final de una relación o la pérdida de un trabajo o de la salud. Aquí hay algunas pautas que pueden ayudarlo a recuperarse del duelo durante la temporada de días festivos.

  1. El duelo requiere energía, así que sea amable con usted mismo.Trátese como trataría a un amigo.

Intente esto hoy: Escriba “Soy un precioso hijo de Dios” (o “trátese como a su mejor amigo”) y colóquelo en el espejo de su baño o habitación. Léelo todos los días.

  1. Pase tiempo con personas que escuchen y validen sus sentimientos,y concédase permiso de no pasar tiempo con los que no saben qué decir o los que dicen cosas insensibles.

Intente esto hoy: Llame a un amigo que le escuche y hable con él o ella.

  1. Cree tiempo y espacio para el duelo.Aparte tiempo y póngase en contacto con sus sentimientos. Deje que las lágrimas vengan. Utilicen fotos o videos para incitar los sentimientos si es necesario. Jesús lloró y entiende la necesidad de llorar y la necesidad de rendirse. Pero también ha redimido todo el proceso de duelo. Él ha pasado por esto, así que usted no tiene que hacerlo solo.

Intente esto hoy: Dependiendo de sus necesidades, llame a un centro de retiro para reservar tiempo con el Señor y con usted mismo. Incluso unas pocas horas en su iglesia local pueden ser útiles.

  1. Recuerde algo bueno que su ser querido querría para usted. Sabemos que nuestros seres queridos no querrían que nuestro dolor nos consumiera. Quieren que recordemos que la fe nos dice que los volveremos a ver. Mientras tanto, Dios puede sanarnos a través del amor a los demás.

Intente esto hoy: Cuando esté triste, dígase a sí mismo que está bien estar triste; está bien llorar. Luego recuérdese algo bueno que su ser querido querría para usted.

  1. Dios puede convertir nuestro dolor en gratitud.Romanos 8, 28 nos dice que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman. Dios nos ama tanto que, por el poder del Espíritu Santo, Dios sanará nuestro dolor y lo usará para bien. He visto esto en mi vida y le da un nuevo sentido a mi dolor.

Intente esto hoy: Lea Romanos 8, 28 y escriba lo que significa para usted en su duelo.

  1. Considere cambiar las rutinas de los días festivos. Algunas tradiciones pueden ser reconfortantes, entonces manténgalas. Pero algunas tradiciones pueden ser difíciles y es posible que le falte la energía para hacerlas. Concédase permiso para cambiarlas si cree que Dios le está llamando a hacerlo.

Intente esto hoy: Hable con un ser querido que lo hace sentir seguro y que pueda ayudarlo a decidir qué rituales mantener y cuáles cambiar.

  1. Tómese un tiempo para las actividades que solía disfrutar. En ciertos momentos del proceso de duelo tenemos que hacer las cosas que solíamos disfrutar antes de que comenzara nuestro duelo.

Intente esto hoy: Tómese un momento para enumerar algunas de las cosas que solía disfrutar antes de que comenzara su duelo, y ore acerca de cuáles quiere el Espíritu Santo que haga esta semana o este día.

  1. Considere la forma en que se considera a sí mismo.Usted no es el problema; usted es precioso. Evite autoafirmaciones negativas como: “¿Cómo puedo ser tan estúpido?” o castigarse con remordimientos (“Si tan solo le hubiera dicho antes de que muriera…”). Empiece a decirse cosas positivas: usted es hijo de Dios, Dios lo ama, Dios se preocupa por usted, es bueno y hermoso porque Dios lo creó bueno y hermoso.

Intente esto hoy: ¡Dígase algo positivo ahora mismo! Detenga cualquier palabra negativa, que no esté ayudando a su sanación y que pueda indicar que necesita hacer más trabajo de duelo.

  1. Entienda que no está solo Hay un lado universal y un lado particular en todo sufrimiento. Universalmente, hay muchas personas que entienden algo de lo que pasamos cuando estamos de luto. Particularmente, nunca podrá usted comprender completamente mi sufrimiento ni yo puedo comprender completamente su sufrimiento. Si nos enfocamos demasiado en el lado particular, se vuelve demasiado egocéntrico y nos caemos en la mentira de que “nadie entiende”.

Intente esto hoy: Si siente que “nadie entiende” la profundidad de su dolor, dígase a sí mismo que es solo una verdad a medias: que universalmente, muchas personas entienden el trabajo que se requiere el luto, y recuerde que Jesús lo entiende completamente.

  1. No hay una manera correcta de hacer el duelo.Todos pasamos el duelo de manera diferente, y los hombres y las mujeres lo harán de una manera distinta. Ser consciente de esto puede liberarnos de tratar de controlar el trabajo de duelo de otra persona. Dicho esto, si una persona no está progresando en su duelo para nada y no duerme bien, tiene ansiedad o se mantiene tan ocupada que no siente nada, esos pueden ser indicadores de que puede necesitar más trabajo de duelo para que se pueda sanar.

Sobre el Autor
Jim Otremba, M.Div, MS, LICSW es un terapeuta licenciado y entrenador católico en Minnesota (www.coachinginchrist.com).

 

Este artículo se publicó en inglés en https://www.foryourmarriage.org/ten-tips-for-dealing-with-grief/

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Ayuda espiritual para padres en duelo

por Charley Monaghan

La muerte de un hijo

De todos los dolores que la vida nos puede dar, podría decirse que el más agudo es la muerte de un hijo o una hija. El mundo de los padres cambia irrevocable y horriblemente para siempre, sin importar las circunstancias o la edad del hijo.

En lo que parece ser una manera contraria al orden natural, a los padres no solo les arrancan una parte física y emocional de sí mismos, sino que también pierden todas las esperanzas, sueños y aspiraciones que habían invertido tan completamente en su hijo.

Con esta pérdida, el mundo de los padres cambia radical y dramáticamente para siempre. La mayoría de los amigos, parientes y conocidos no saben cómo acercarse a ellos o cómo consolarlos por temor a ofender o molestar a los padres. Muchos padres dicen que comienzan a sentir que los tratan como si tuvieran una enfermedad contagiosa. En un intento por parecer normal, o que ya lo hayan superado, muchos padres en duelo se suprimen las emociones y a lo mejor comienzan a retirarse o a distanciarse de los demás. Esta reacción, sin embargo, agrava la sensación de estar totalmente solos.

Existen muchas formas de ayuda para los padres para que se recuperen emocionalmente de su pérdida, incluida la psicoterapia y varios grupos de apoyo. Sin embargo, en un intento de ser todo inclusivo y “políticamente correcto”, la perspectiva espiritual del proceso de duelo, o incluso la existencia de Dios, generalmente hace falta (o se evita activamente) en muchos de estos enfoques.

Así fue la experiencia personal de mi propia familia y esta profunda necesidad de espiritualidad es lo que condujo a lo que ahora se conoce como el Ministerio Emaús para Padres en Duelo.

La noche de Acción de Gracias de 2002, un joven capitán de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, saludable, ambicioso y exitoso, Paul Monaghan, se quitó la vida sin ninguna explicación o señal de advertencia. Tan inesperada como la caída de un rayo en un día claro, la muerte de Paul destrozó para siempre nuestra vida familiar idílica y cómoda.

El duelo de mi esposa

Durante cinco años después, cuando no estaba inexpresiva, mi esposa, Diane, buscó frenéticamente. Buscó respuestas de la esposa de su hijo sobre lo que realmente sucedió. Buscó respuestas de sus amigos sobre cómo se actuaba justo antes de su muerte. Buscó respuestas de los investigadores de la Fuerza Aérea, quienes tardaron un año entero en presentar su informe de muerte. Buscó respuestas no tanto a la pregunta de “por qué” sino a “cómo¿Cómo podía su hermoso hijo hacerse esto a sí mismo? ¿Cómo podía hacerle esto a la familia que tanto amaba? Buscó frenéticamente la comprensión, leyó toda una biblioteca de libros sobre la muerte de un hijo y el suicidio, acudió a psiquiatras, psicólogos y psicoterapeutas, se unió a grupos de apoyo y escribió en un diario. Nada le ayudó en absoluto.

Durante estos años, ella pedía dos cosas a Dios: la fuerza para levantarse de la cama por la mañana y la comprensión de cómo podía sacar algo bueno de una tragedia tan horrible, pero sus oraciones aparentemente no fueron respondidas. Ella sintió que Dios no estaba escuchando. Durante este tiempo, dice, recibió algo de fuerza de su fe, pero no mucho consuelo.

Y de repente, un día, todo cambió. Sin duda, fue el Espíritu Santo quien la impulsó a asistir a un programa totalmente no relacionado con el duelo que eventualmente la llevó a una relación profunda con una hermana religiosa compasiva, quien era directora espiritual. Se conocieron en el Santuario de San Antonio, una comunidad franciscana de la Provincia del Santo Nombre en Boston, MA. Lentamente, después de cinco años, comenzó a animarse de nuevo poco a poco.

Una y otra vez habló con su directora espiritual sobre la promesa de la vida eterna… el hecho de que la vida ha cambiado para Paul, no ha terminado. El hecho de que de veras lo volvería a ver de nuevo. Por primera vez desde 2002, Diane, en las ricas enseñanzas de la Iglesia católica, finalmente encontró la paz, el consuelo y la esperanza.

Mi propia experiencia de duelo

Todo este tiempo, yo estaba en un camino muy distinto. Yo había puesto mis sentimientos y emociones en una caja bien envuelta en lo más profundo de mi ser, mientras fingía ante el mundo entero que nada estaba mal y que yo estaba bien.

De hecho, es afortunado que mi esposa y yo tuviéramos la sabiduría de ofrecernos mutuamente la capacidad de estar de luto a nuestra manera y así evitar lo que experimentan muchos padres casados en duelo: un buen matrimonio que se vuelve frágil o se desmorona por completo debido al resentimiento o la incomprensión sobre la manera en que su cónyuge está viviendo el duelo.

Nació un nuevo ministerio

Eventualmente, Diane tomó la decisión que cambió su vida de dejar su puesto como vicepresidenta de una universidad local y comenzar a trabajar recaudando dinero para el Santuario en Boston. Creciendo más profundamente en su espiritualidad, finalmente se sintió llamada a preguntarle al Guardián del Santuario de San Antonio si apoyaría un ministerio para servir espiritualmente a otros padres profundamente afligidos en el duelo. Ella creía que centrarse en la espiritualidad del proceso de duelo podría ayudar a muchos otros padres como le había ayudado a ella. Él estuvo de acuerdo y juntos decidieron ofrecer un retiro espiritual para los padres cuyos hijos habían muerto. Lo abrieron a cualquier padre cuyo hijo de cualquier edad hubiera muerto por cualquier causa, sin importar cuánto tiempo atrás, y sin importar qué tan cerca se sintiera o no de Dios.

Y así, con nada más que la confianza de que el Espíritu Santo guiaría sus esfuerzos, Diane y los frailes franciscanos del Santuario de San Antonio realizaron su primer retiro en marzo de 2009. Inicialmente yo no quería ser parte de este esfuerzo, razonando que los “verdaderos hombres” soportan todo por su cuenta, temiendo cualquier muestra de debilidad o impotencia. Sin embargo, finalmente fui al retiro para apoyar a Diane. No hay duda en mi mente que durante ese fin de semana yo también fui colmado con los dones que el Espíritu Santo tan generosamente ofreció ese día.

El Padre David Convertino, OFM, el Guardian en aquel tiempo, describió ese retiro inicialEsta fue una de las experiencias más llenas de gracia que he tenido durante toda mi vida como sacerdote y como fraile”.

El crecimiento del ministerio

De este comienzo incierto, nació el Ministerio de Emaús para Padres en Duelo. Ahora ofrece retiros espirituales de una hora, un día y un fin de semana dondequiera que sea llamado a hacerlo.

El ministerio no proporciona terapia ni funciona como un grupo de apoyo. De hecho, se les dice a los padres que no se les pedirá que se pongan de pie y cuenten sus historias, o incluso que hablen, a menos que decidan hacerlo. Más bien, el ministerio busca crear un espacio seguro y sagrado para que los padres abran sus corazones ante Dios y ante otros que conocen y sienten su dolor—y para enfocarnos en los principios de nuestra fe católica y la certeza de la Comunión de los Santos ahora y en el futuro. Verdaderamente es la nueva evangelización en acción.

Desde sus inicios, este ministerio ha ayudado a cientos de padres a iniciar o reavivar su relación con Dios y con sus hijos fallecidos. En los últimos ocho años se ha convertido en un ministerio para los padres en duelo ofrecido por padres en duelo. Como es dirigido por los padres, es un ministerio que requiere muy poco tiempo o dinero parroquial o diocesano. Los padres luchan y comparten el horrendo dolor de sus propios caminos, mientras invitan a Jesús a unirse a ellos y a consolarlos, tal como consoló a sus afligidos discípulos en el camino a Emaús.

Hasta donde sabemos, no existe otro ministerio continuo similar en los Estados Unidos enfocado en la espiritualidad del proceso de duelo de los padres. Desde sus inicios, el ministerio ha servido a cientos de padres de dieciséis estados, además de Canadá.

Si bien su hogar espiritual continúa siendo el Santuario de San Antonio en Boston, el ministerio, como una organización sin fines de lucro 501(c)(3), ahora se asocia en el ministerio con la Arquidiócesis de Boston, la Diócesis de Wheeling-Charleston, WV y parroquias en Rhode Island y Connecticut como parte de su misión de ayudar a otros padres y diócesis a presentar y mantener este poderoso ministerio.

Cómo se puede iniciar este ministerio en su parroquia o diócesis

Después de uno o más retiros iniciales ofrecidos en colaboración con nuestro equipo de retiros con sede en Boston, el Espíritu Santo usualmente llama a los padres locales para llevar adelante el ministerio en sus propias áreas. Al brindar testimonio a través de la experiencia personal a otros padres, muchos han descubierto que “Es consolando que somos consolados”.

Presentar el ministerio en su área a bajo costo o sin costo alguno es relativamente fácil. Debido a que hemos sido bendecidos con donaciones generosas y varias subvenciones, podemos llegar a las diócesis de los Estados Unidos aportando muchos años de experiencia y plantillas bien desarrolladas para ofrecer retiros espirituales del Ministerio Emaús para Padres en Duelo. Llámenos al 617-542-8057 para obtener más información o envíe un correo electrónico a diane@emfgp.org.

Hay diócesis como la Arquidiócesis de Nueva York que ofrecen este ministerio en español. https://archny.org/ministries-and-offices/family-life/bereavement/emmaus-ministry-retreats-for-grieving-parents/

 

Sobre el Autor
Charley Monaghan es cofundador del Ministerio de Emaús para Padres en Duelo, que atiende las necesidades espirituales de los padres cuyos hijos de cualquier edad han muerto por cualquier causa, sin importar hace cuánto tiempo. El ministerio tiene su sede en Boston, MA.

 

Este artículo se publicó en inglés en https://www.foryourmarriage.org/spiritual-help-for-grieving-parents/

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Rezar por los difuntos

Durante el mes de noviembre honramos a todos los que nos han precedido en la muerte. El 1 de noviembre, la Solemnidad de Todos los Santos (un día de precepto) honramos a todos los que han vivido la fe de una manera ejemplar. Recordemos y demos gracias a Dios por todos los que nos han guiado en la fe. El 2 de noviembre, el Día de los Fieles Difuntos (Día de Muertos), rezamos por todos los que han muerto, especialmente para nuestros seres queridos. En muchos países honran a los queridos difuntos con altares y ofrendas o visitan a las tumbas, para celebrar sus vidas y rezar por ellos.

Desde los primeros días la iglesia ha rezado por los difuntos. Su juicio está en las manos de Dios, y confiamos en la misericordia de Dios. Pero también creemos que Dios se preocupa por nosotros y nuestras preocupaciones, por lo que las oraciones por nuestros seres queridos fallecidos son apropiadas. Es apropiado conmemorar el Día de los Muertos orando por aquellos que nos han precedido en la fe.

La fiesta de Todos los Santos nos recuerda nuestra mortalidad. Todos somos criaturas finitas y mortales. Todos somos amados por Dios, quien nos ha dotado de un alma inmortal. Nuestro destino final está en manos de Dios, y ni siquiera la muerte nos separa de su amor.

 

Los días festivos pueden ser difíciles cuando uno está de duelo por la muerte de un ser querido, el final de una relación o la pérdida de un trabajo o de la salud. Aquí hay algunas pautas que pueden ayudarlos a recuperarse del duelo durante la temporada de días festivos. Diez consejos para lidiar con el duelo

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Una de las Mayores y más Silenciosas Pérdidas

Por Verónica López Salgado

El 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Pérdida del Embarazo y la Pérdida Infantil. Tristemente, desde hace dos (2) años conozco bien esta fecha.

La muerte de quienes amamos es quizá el dolor más desgarrador que existe en el mundo. Aunque como católica comprendo que la muerte es parte natural de la vida, creo que no existe nadie que esté completamente preparado para enfrentar la pérdida de un ser querido, mucho menos la de un hijo. Tan fuerte es este tipo de pérdida, que ni siquiera existe la palabra para describir la muerte de un hijo para los padres.

Como mujer y madre, experimentar dos abortos espontáneos (este es el término médico oficial – el cual me desagrada totalmente y me causa un nudo en el estómago) en menos de un año fue, y continúa siendo, un proceso de sanación muy difícil en varias áreas de mi vida. Siento que mi corazón se quedó con un hueco que lleva el nombre de mis dos hijas.

Vivir el duelo por la pérdida del embarazo es un proceso verdaderamente imponente, sin importar el mes de gestación o bajo qué circunstancias se produjo la pérdida. En mi caso, durante la primera pérdida sufrí demasiado; experimenté mi propia Pasión y, junto a Cristo, también mi camino al Calvario. Estuve tres (3) meses en cama sin lograr recibir mejor atención médica de mi ginecólogo de aquel entonces, sin poder entender los violentos síntomas que padecía y enfrentándome, en total, a tres (3) legrados (término médico) porque mi vida corría peligro. Paradójicamente, dentro de un período de nueve meses volví a perder un segundo embarazo – otra niña. Sin embargo, esta vez el dolor más grande no era precisamente el físico, sino el dolor emocional además del psicológico: el corazón de mis hijas había dejado de latir y yo no pude hacer nada para evitarlo.

Fue en ese tiempo – entre la pérdida de la primera bebé y la segunda – que aprendí cuan común es la pérdida espontánea de un embarazo. Varias amigas, conocidas e incluso familiares habían pasado por lo mismo, ¡y yo lo desconocía! De acuerdo con Mayo Clinic, “alrededor del 10 al 20 por ciento de los embarazos conocidos terminan en un aborto espontáneo”. Es muy probable que el porcentaje sea mayor, “ya que muchos abortos espontáneos ocurren en una etapa tan temprana del embarazo, que una mujer no llega a saber que estaba embarazada”. Conocer esto fue tan alarmante que provocó en mi un gran deseo por ‘hacer más’. En medio de mi depresión, sentí el cariño de mucha gente; me dediqué a buscar información y recursos (ej. libro en inglés que me regaló un amigo Grieving Together A Couple’s Journey Through Miscarriage); cómo honrar mejor la vida de mis hijas (un sacerdote jubilado en mi parroquia me escuchó en el Sacramento de la Reconciliación y luego me ayudó a planear la liturgia de una Misa especial que ahora se celebra anualmente); y de qué forma podía dar espacio a tantas mujeres que habían sufrido, tal como lo hice yo, para que pudieran sentirse acompañadas. Durante este tiempo, comprendí también que la madre no es la única persona que sufre cuando se experimenta la muerte gestacional, perinatal o neonatal. Los padres y la familia también sufren de alguna manera.

Pero ¿por qué suceden este tipo de pérdidas? Existen varias causas, factores de riesgo y complicaciones de salud (Causas y síntomas) que aumentan el riesgo de perder a un hijo durante el embarazo o al nacer. No obstante, muchas veces se desconoce a ciencia cierta lo que pudo haber causado le muerte de un bebé en el vientre de su madre o a las pocas horas o días de nacido.

Es imperativo subrayar que no por ser una pérdida tan común, es más fácil de afrontar. El duelo perinatal es una realidad poco visibilizada. Los padres y madres que pierden un bebé antes de su nacimiento se enfrentan a una situación tan lamentable que la sociedad no sabe muy bien cómo acompañar a los padres dolidos.

El impacto emocional en los padres después de una pérdida gestacional, perinatal o neonatal puede ser tan profundo y doloroso que el apoyo y reconocimiento de la vida de sus hijos es tan importante y necesario, como lo es el acompañamiento durante el proceso de duelo y sanación.

Si bien la Iglesia Católica ofrece algunos excelentes recursos para caminar con las familias que han perdido a un hijo en el embarazo o al nacer, descubrí que no es fácil encontrarlos. Por lo que es extremadamente importante para los familiares y amigos de quienes han sufrido una pérdida así, buscar en su comunidad de fe el apoyo que los padres necesitarán para sobrevivir el trauma.

Por experiencia propia, sé que el tratar de comprender el proceso de este tipo de duelo puede provocar diversas emociones en otros seres queridos del/la bebé que murió. El acompañamiento, respeto y simpatía son esenciales en todo momento.

Hoy, 15 de octubre, recuerdo y honro la memoria de las niñas que soñé cargar en mis brazos, de las hijas que no podré ver crecer aquí en la tierra y de las hermanas que mi hijo mayor no conocerá en esta vida. Me conmueve tener la certeza de que son santas gozando del paraíso con Dios, donde yo anhelo llegar un día.

Hoy quiero especialmente dirigirme a ti. A ti que has sufrido la muerte de tu bebé durante el embarazo o al nacer. Te abrazo y te comprendo. No estás sola. María, la Madre de Jesús, conoce mejor que nadie tu dolor y el mío.

Hoy también me dirijo a ti. A ti que conoces a alguien que ha experimentado este tipo de pérdida tan frecuente pero tan callada. Acércate a los padres del bebé. Hazles saber que su dolor no es ajeno. Comparte esperanza.

Este día es especial porque es una oportunidad para honrar la memoria de los bebés tan anhelados que no nacieron o que murieron al nacer. Es un momento de concientización sobre el valor de cada vida; la vida que comienza en el momento de la concepción y la vida que sufre el dolor de haber perdido un hijo.

 

Otros recursos:

Reflexiones de la Arquidiócesis de Dubuque para todos los afectados por la pérdida de un/a niño/a (parejas, madre, padre, abuelos, hermanos, profesionales de la salud y ministros)

Padres devotos luego de un aborto espontáneo (Artículo de la USCCB)

Consuelo y fortaleza ante la pena de un aborto espontáneo (Inserto para boletines de la USCCB)

Programa Este es tu hijo de la Arquidiócesis de Dubuque (pónganse en contacto con el Director de Matrimonio y Vida Familiar para información sobre cómo implementar el programa en su diócesis en inglés y/o español)

Orden Para El Nombramiento y Encomendamiento de un Bebé Fallecido antes de Nacer
– Arquidiócesis de St. Louis

Ceremonia de Nombramiento de un niño perdido por aborto espontáneo o muerte fetal
– Diócesis de Fargo

 

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