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La belleza del Matrimonio

La belleza del Matrimonio

Por: Ana C. De la Garza

Hay una frase que dice “El Matrimonio es como un jardín: requiere de mucho amor y un poco de trabajo cada día”.

Y es que el amor en el Matrimonio no hay que darlo por sentado, siempre hay que cuidarlo, alimentarlo y trabajarlo. Recuerdo una vez un consejo que nos dio un Sacerdote en una homilía y me parece muy importante compartirlo; nos dijo que todos los días nos dedicáramos 15 minutos en pareja, sin ninguna distracción de celulares, televisión, hijos, etc. 15 minutos para conversar, mirarnos cara a cara, estar juntos y cultivar nuestra relación.

Yo también les recomiendo ponerse una cita al mes, como un “date”, donde puedan hacer algo juntos que disfruten como pareja. Desde preparar una cena romántica o ir a algún lado a cenar, ir a andar en bicicleta o al cine, o incluso ver una película juntos en casa, pero sólo ustedes dos.

Dios diseñó el amor de esposos para que fuera una ayuda mutua, una compañía. Para no estar solos en este camino de la vida, para ser un reflejo del amor de Dios, para ser fecundos y educar y formar a nuestros hijos. Recordemos el pasaje del Génesis que habla de esto:

Dijo luego Yahvé Dios: No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”. ( Gn 2, 18 )

“De la costilla de Adán, Dios formó a la mujer, para ser su compañera, para acompañarse el hombre y la mujer en esta vida, para ser mejores amigos en el matrimonio y hacernos la vida mejor y más llevadera”.

Después dice: “Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne” ( Gn. 2, 24 ) . El designio de Dios en esta unión es perfecta, hacerse una sola carne, una unión perfecta, que da el fruto de los hijos”.

Yo sé que existen dificultades en la vida cotidiana, en la relación de los esposos, y hay dos consejos que me gustaría compartir con ustedes para saber llevar la vida juntos:

  1. Perdonar. Perdonar las fallas del cónyuge. Y no recordarle en una discusión todas las cosas del pasado que nos molestan. Ya que esto sólo genera más conflicto.
  2. Ceder. No tratar siempre de tener la razón, habrá momentos en que será mejor ceder. Yo sé que hay cosas que son muy importantes para llegar a un acuerdo, como educar en la fe a los hijos, o los valores que queremos vivir en nuestra familia. Pero hay cosas triviales de la vida en las que no tenemos que llevar todo al campo de batalla.

El amor de pareja tiene sus etapas en la vida, vamos de la etapa del enamoramiento en la que todo es perfecto y sentimos mariposas en el estómago, a la etapa del amor y mayor intimidad, hasta llegar al verdadero amor de compromiso. Y al ir madurando el amor es posible que se atraviese por algunas crisis. Por eso es importante, en primer lugar, agarrarse de la mano de Dios, como dice la palabra Ma-tri-monio somos tres y en medio de esta relación debe estar Dios para que nos sostenga y nos lleve de su mano en este camino de la vida. Encomendar nuestro Matrimonio a Dios a través de los Sacramentos y de la oración,  también es importante. Si en algún momento sienten que no pueden, no duden en pedir ayuda; a un Sacerdote o a algún consultor especialista en Matrimonio. Yo recomendaría un especialista que fuera Católico y que conociese el Método de Jhon Gottman para terapia de pareja.

https://www.gottman.com/about/the-gottman-method/

Para terminar, les recomiendo encomendar siempre su Matrimonio a la Sagrada Familia. ¡Quiénes mejor que Nuestro Señor Jesucristo, su madre la Santísima Virgen María y San José para acompañarnos y guiarnos en nuestro Matrimonio y Familia!

Profesión y familia

 Por Edgar D. Montalvo

Al Iniciar una nueva etapa en la vida es siempre importante estar seguros que sabemos lo que deseamos y los retos que esa meta nos significa. Esto es aún más importante ahora que estés pensando en contraer matrimonio.

Ahora bien, uno de los aspectos importantes por pensar y definir en este momento de tu vida es cómo vas a coordinar tus expectativas frente a tu profesión y la vida familiar al lado de tu pareja y de unos posibles hijos. Es entonces el momento para que dialogues con tu pareja sobre, al menos, los siguientes puntos:

Temas a dialogar:

  • ¿Podemos vivir con el salario de uno sólo de nosotros o es absolutamente necesario que los dos trabajemos?
  • ¿Es necesario que los dos, o al menos uno de los dos busque un trabajo más remunerativo?
  • Si los dos no han terminado los estudios, ¿cómo van a seguirse financiando los estudios, compartiendo los gastos y apoyándose mutuamente?
  • Si tienen hijos, ¿quién se encargará de cuidarlos mientras los dos, o uno de los dos, trabaja?
  • ¿Cómo se distribuirán las tareas de la crianza y los oficios de la casa para que cada cual pueda seguir desarrollando su vida de estudios o desarrollo profesional?

Para llevar a cabo este diálogo hay que tener la mente lo suficientemente abierta como para saber que las profesiones o trabajos de los dos son igualmente importantes y que por tanto deben llegar a un acuerdo que satisfaga a los dos, al tiempo que atienden las nuevas responsabilidades que un matrimonio y un hogar en común suponen.

También debes pensar que al escoger tu actual profesión o trabajo seguramente te motivaron los siguientes factores: el gusto que tenemos por esa actividad y la remuneración económica que obtendremos de ella. Sin embargo, al pasar de los años probablemente te has dado cuenta que aunque estos dos factores son importantes, no son los únicos. Y el hecho de comenzar una vida de matrimonio y familia es la ocasión perfecta para que consideres estos otros factores:

  1. Se debe trabajar para vivir y no vivir para trabajar

    • Vivimos bajo el influjo de una cultura consumista e individualista que fácilmente puede arrastrarnos a la adicción por el trabajo, con el riesgo de perder así la razón y el fin mismo del trabajo: ser un instrumento y no un fin.
    • El trabajo debe de ser el medio para realizar tus metas personales y familiares y no el medio para abstraerse del mundo exterior y sus responsabilidades. Todos los excesos son malos y aunque este exceso cause un bien aparente (como la remuneración económica) a la larga se perderá el foco de lo que es verdaderamente importante: amar y servir a los demás. Así que como dicen en mi pueblo, “ni tanto, que queme al santo, ni poco, que no lo alumbre”.
  2. El trabajo debe ser un medio de servicio comunitario

A cada uno de nosotros se nos han dado talentos especiales que nos han ayudado a que nos desarrollemos profesionalmente y tengamos una remuneración. Pero no debemos de olvidar que estos talentos no sólo deben ser usados para beneficio personal sino también para servir a la sociedad y sobre todo a aquellos menos favorecidos, tanto en recursos como en talentos.

No olvides por eso las donaciones a instituciones no lucrativas, o a aquellos que no tienen hogar, a los ancianos y demás necesitados que están entre nosotros, por que el Señor ha permitido que nunca seamos tan pobres que no tengamos algo que dar. A final de cuentas Dios no se deja ganar en la generosidad y verás como tus buenas acciones serán recompensadas por El, en el momento exacto.

En fin, al hablar con tu pareja sobre este asunto tan decisivo en la vida de las personas, ten siempre en mente que “tu profesión es tan importante como la de tu pareja”. No olvides los puntos que te acabamos de mencionar: sean realistas y hagan un amplio análisis de su economía como pareja.  Establezcan las metas que cada cual tiene en su vida y hablen de la forma como cada cual puede apoyar al otro en esas metas, a corto, mediano y largo plazo, al tiempo que está abierto a los cambios y ajustes que la nueva vida de pareja le supondrá, como el hecho de cuidar y educar a los hijos.

No pierdas pues de vista que en este diálogo estás planeando tu futuro profesional, el de la personal que amas y el de tus hijos. Así podrás sin lugar a dudas llegar al balance que los dos esperan y necesitan.

Más sobre el tema en Trabajo fuera y dentro de casa.

Lecturas bíblicas para la celebración

Del Antiguo Testamento:

Hombre y mujer los creó.
Lectura del libro del Génesis: 1, 26-28. 31

Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra”.
Y creó Dios al hombre a su imagen;
a imagen suya lo creó;
hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”.
Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.
Palabra de Dios.

Serán los dos una sola carne
Lectura del libro del Génesis: 2,18-24 

En aquel día, dijo el Señor Dios: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien como él, para que lo ayude”. Entonces el Señor Dios formó de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y los llevó ante Adán para que les pusiera nombre y así todo ser viviente tuviera el nombre puesto por Adán. Así, pues, Adán les puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no hubo ningún ser semejante a Adán para ayudarlo. Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía, le sacó una costilla y cerró la carne sobre el lugar vacío. Y de la costilla que le había sacado al hombre, Dios formó una mujer. Se la llevó al hombre y éste exclamó: “Ésta sí es hueso de mis huesos  y carne de mi carne.
Ésta será llamada mujer,
porque ha sido formada del hombre”.  Por eso el hombre abandonará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.  Palabra de Dios.

Con el amor de Rebeca, Isaac se consoló de la muerte de su madre
Lectura del libro del Génesis: 24, 48-51. 58-67

En aquellos días, Eliezer, el siervo de Abraham, le dijo a Labán, hermano de Rebeca, y a Betuel, el padre de ella: “Bendigo al Señor, Dios de mi amo Abraham, que me ha traído por buen camino para tomar a la hija de su hermano y llevársela al hijo de mi amo. Díganme, pues, si por amor y lealtad a mi amo, aceptan o no, para que yo pueda actuar en consecuencia”.
Labán y Betuel le contestaron: “Todo esto lo ha dispuesto el Señor; nosotros no podemos oponernos. Ahí está Rebeca: tómala y vete, para que sea la mujer del hijo de tu amo, como lo ha dispuesto el Señor”. Llamaron, entonces, a Rebeca y le preguntaron si quería irse con ese hombre, y ella respondió que sí.
Así pues, despidieron a Rebeca y a su nodriza, al criado de Abraham y a sus compañeros. Y bendijeron a Rebeca con estas palabras: “Hermana nuestra, que tus descendientes se cuenten por millares y que conquisten las ciudades enemigas”. Rebeca y sus compañeras montaron en los camellos y se fueron con el criado de Abraham, encargado de llevar a Rebeca.

Isaac acababa de regresar del pozo de Lajay-Roí, pues vivía en las tierras del sur. Una tarde Isaac andaba paseando por el campo, y al levantar la vista, vio venir unos camellos. Cuando Rebeca lo vio, se bajó del camello y le preguntó al criado: “¿Quién es aquel hombre que viene por el campo hacia nosotros?” El criado le respondió: “Es mi señor”. Entonces ella tomó su velo y se cubrió el rostro.
El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. Isaac llevó a Rebeca a la tienda que había sido de Sara, su madre, y la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre.
Palabra de Dios.

Que el Señor del cielo los acompañe, tenga misericordia de ustedes y les conceda su paz.
Lectura del libro de Tobías: 7, 6-14

En aquellos días, Ragüel besó a Tobías y entre lágrimas le dijo:
“¡Que Dios te bendiga, porque eres hijo de un padre verdaderamente bueno e irreprochable! ¡Qué gran desgracia que un hombre justo y que hacía tantas limosnas se haya quedado ciego!” Y llorando, estrechó entre sus brazos a Tobías, hijo de su hermano. También Edna, su esposa, y Sara, su hija, rompieron a llorar. Ragüel los acogió cordialmente y mandó matar un carnero de su rebaño.

Después, se lavaron, se purificaron y se sentaron a la mesa. Entonces Tobías le dijo a Rafael: “Azarías, hermano, dile a Ragüel que me dé la mano de mi hermana Sara”. Ragüel alcanzó a escucharlo y le dijo a Tobías: “Come y bebe y descansa tranquilamente esta noche. Nadie tiene más derecho que tú, hermano, para casarse con mi hija Sara, y a nadie se la puedo yo dar sino a ti, porque tú eres mi pariente más cercano. Pero tengo que decirte una cosa, hijo. Se la he entregado a siete parientes nuestros y todos murieron antes de tener relaciones con ella. Por eso, hijo, come y bebe y el Señor cuidará de ustedes”.

Tobías replicó: “No comeré ni beberé, hasta que no hayas tomado una decisión acerca de lo que te he pedido”. Ragüel le contestó: “Está bien. Según la ley de Moisés, a ti se te debe dar. El cielo mismo lo ha decretado. Cásate, pues, con tu hermana; desde ahora tú eres su hermano, y ella, tu hermana. Desde hoy y para siempre será tu esposa. Hijo, que el Señor del cielo los acompañe durante esta noche, tenga misericordia de ustedes y les conceda su paz”.

Ragüel mandó llamar a su hija Sara, ella vino, y tomándola de la mano, se la entregó a Tobías, diciéndole: “Recíbela, pues, según lo prescrito en la ley de Moisés. A ti se te da como esposa. Tómala y llévala con bien a la casa de tu padre. Y que el Señor del cielo les conceda a ustedes un buen viaje y les dé su paz”.

Entonces Ragüel llamó a la madre de Sara y le pidió que trajera papel para escribir el acta de matrimonio, en que constara que su hija había sido entregada por esposa a Tobías, de acuerdo con lo establecido en la ley de Moisés. La esposa de Ragüel trajo el papel. Y él escribió y firmó. Y después se sentaron a cenar. Palabra de Dios.

Haz que los dos juntos vivamos felices hasta la vejez.
Lectura del libro de Tobías 8, 4-8

La noche de su boda, Tobías se levantó y le dijo a Sara: “¡Levántate, hermana! Supliquemos al Señor, nuestro Dios, que tenga misericordia de nosotros y nos proteja”. Se levantó Sara y comenzaron a suplicar al Señor que los protegiera, diciendo: “Bendito seas, Dios de nuestros padres y bendito sea tu nombre por los siglos de los siglos. Que te bendigan los cielos y todas tus creaturas por los siglos de los siglos. Tú creaste a Adán y le diste a Eva como ayuda y apoyo, y de ambos procede todo el género humano. Tú dijiste: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacer a alguien como él, para que lo ayude’ ”.“Ahora, Señor, si yo tomo por esposa a esta hermana mía, no es por satisfacer mis pasiones, sino por un fin honesto. Compadécete, Señor, de ella y de mí y haz que los dos juntos vivamos felices hasta la vejez”. Y los dos dijeron: “Amén, amén”. Palabra de Dios.

El amor es más fuerte que la muerte
Lectura del libro del Cantar de los cantares: 2, 8-10.14.16; 8, 6-7

Aquí viene mi amado saltando por los montes,
retozando por las colinas.
Mi amado es como una gacela, es como un venadito,
que se detiene detrás de nuestra tapia,
espía por las ventanas y mira a través del enrejado. Mi amado me habla así:
“Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven.
Paloma mía, que anidas en las hendiduras de las rocas,
en las grietas de las peñas escarpadas,
déjame ver tu rostro y hazme oír tu voz,
porque tu voz es dulce y tu rostro encantador”.
Mi amado es para mí y yo para mi amado. Grábame como un sello en tu brazo,
como un sello en tu corazón,
porque es fuerte el amor como la muerte,
es cruel la pasión como el abismo;
es centella de fuego, llamarada divina;
las aguas torrenciales no podrán apagar el amor
ni anegarlo los ríos.  Palabra de Dios

Como el sol que brilla en el cielo del Señor, así es la mujer bella en su casa bien arreglada.
Lectura del libro de Eclesiástico (Sirácide): 26, 1-4. 16-21

Dichoso el marido de una mujer buena: se doblarán los años de su vida. La mujer hacendosa es la alegría de su marido, y él vivirá su vida en paz. La mujer buena es un tesoro: lo encuentran los que temen al Señor; sean ricos o pobres, estarán contentos y siempre vivirán con alegría. La mujer servicial alegra a su marido; la que es cuidadosa le causa bienestar. La mujer discreta es un don del Señor; y la bien educada no tiene precio. La mujer modesta duplica su encanto y la que es dueña de sí supera toda alabanza. Como el sol que brilla en el cielo del Señor, así es la mujer bella en su casa bien arreglada. Palabra de Dios.

Haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva.
Lectura del libro del profeta Jeremías: 31, 31-32. 33-34

“Se acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será como la alianza que hice con los padres de ustedes, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ésta será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de Israel: Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano, diciéndole: ‘Conoce al Señor’, porque todos me van a conocer, desde l más pequeño hasta el mayor de todos”. Palabra de Dios.

 

Lecturas del Nuevo Testamento

¿Qué podrá apartarnos del amor con que nos ama Cristo?
Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Romanos: 8, 31-35. 37-39 

Hermanos: Si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará en contra nuestra? El que no nos escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no va a estar dispuesto a dárnoslo todo, junto con su Hijo? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Si Dios mismo es quien los perdona, ¿quién será el que los condene? ¿Acaso Jesucristo, que murió, resucitó y está a la derecha de Dios para interceder por nosotros? ¿Qué cosa podrá apartarnos del amor con que nos ama Cristo? ¿Las tribulaciones? ¿Las angustias? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada? Ciertamente de todo esto salimos más que victoriosos, gracias a aquel que nos ha amado; pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni el presente ni el futuro, ni los poderes de este mundo, ni lo alto ni lo bajo, ni creatura alguna podrá apartarnos del amor que nos ha manifestado Dios en Cristo Jesús.  Palabra de Dios.

Ofrézcanse ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios.
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos: 12, 1-2. 9-18. (forma breve: 1-2. 9-13)

Hermanos: Por la misericordia que Dios les ha manifestado, los   exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios, porque en esto consiste el verdadero culto. No se dejen transformar por los criterios de este mundo; sino dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente, para que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.Que el amor de ustedes sea sincero. Aborrezcan el mal y practiquen el bien; ámense cordialmente los unos a los otros, como buenos hermanos; que cada uno estime a los otros más que a sí mismo. En el cumplimiento de su deber, no sean negligentes y mantengan un espíritu fervoroso al servicio del Señor. Que la esperanza los mantenga alegres; sean constantes en la tribulación y perseverantes en la oración. Ayuden a los hermanos en sus necesidades y esmérense en la hospitalidad.Bendigan a los que los persiguen; bendíganlos, no los maldigan. Alégrense con los que se alegran; lloren con los que lloran. Que reine la concordia entre ustedes. No sean, pues, altivos; más bien pónganse al nivel de los humildes.A nadie devuelvan mal por mal. Esfuércense en hacer el bien delante de todos los hombres. En cuanto de ustedes depende, hagan lo posible por vivir en paz con todo el mundo. Palabra de Dios.

O bien: Forma breve: De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos: 12, 1-2. 9-13

 Hermanos: Por la misericordia que Dios les ha manifestado, los exhorto a que se ofrezcan ustedes mismos como una ofrenda viva, santa y agradable a Dios, porque en esto consiste el verdadero culto. No se dejen transformar por los criterios de este mundo, sino dejen que una nueva manera de pensar los transforme internamente, para que sepan distinguir cuál es la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto. Que el amor de ustedes sea sincero. Aborrezcan el mal y practiquen el bien; ámense cordialmente los unos a los otros, como buenos hermanos; que cada uno estime a los otros más que a sí mismo. En el cumplimiento de su deber, no sean negligentes y mantengan un espíritu fervoroso al servicio del Señor. Que la esperanza los mantenga alegres; sean constantes en la tribulación y perseverantes en la oración. Ayuden a los hermanos en sus necesidades y esmérense en la hospitalidad.  Palabra de Dios.

Sus miembros son templo del Espíritu Santo.                                                                                                                                              Lectura de la Primera Carta del apóstol San Pablo a los Corintios: 6, 13-15. 17-20

Hermanos: El cuerpo no es para fornicar, sino para servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros con su poder. ¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él. Huyan, por lo tanto, de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa una persona, queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿O es que no saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que han recibido de Dios y habita en ustedes? No son ustedes sus propios dueños, porque Dios los ha comprado a un precio muy caro. Glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo. Palabra de Dios.

Si no tengo amor, nada soy
Lectura de la Primera Carta del apóstol San Pablo a los Corintios: 12, 31-13,8

Hermanos: Aspiren a los dones de Dios más excelentes. Voy a mostrarles el camino mejor de todos. Aunque yo hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que una campana que resuena o unos platillos que aturden. Aunque yo tuviera el don de profecía y penetrara todos los misterios, aunque yo poseyera en grado sublime el don de ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy. Aunque yo repartiera en limosnas todos mis bienes y aunque me dejara quemar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve.El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que goza con la verdad. El amor disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor dura por siempre.  Palabra de Dios

Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios 5, 2. 21-33

Hermanos: Vivan amando, como Cristo, que nos amó y se entre-
gó por nosotros. Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo. Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada. Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En una palabra, que cada uno de ustedes ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido. Palabra de Dios.

O bien: Forma breve:
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios 5, 2. 25-32

Hermanos: Vivan amando, como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros. Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada. Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. Palabra de Dios.

Sobre todo, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión
De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses: 3, 12-17 

Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha con-sagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todas estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión. Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñense y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales, y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.  Palabra de Dios.

Vivan en armonía, sean compasivos, ámense como hermanos.
De la primera carta del apóstol san Pedro: 3, 1-9

Ustedes, mujeres, sean respetuosas con sus maridos, para que, incluso si algunos de ellos se resisten a creer en la palabra de salvación, sean ganados no por palabras, sino por la conducta intachable y recatada de ustedes. No se preocupen tanto del adorno exterior: los peinados, las joyas y los vestidos, sino de adornar interiormente el corazón con la belleza inalterable de un espíritu apacible y sereno. Esto es lo que vale a los ojos de Dios. Así se engalanaban en otro tiempo las santas mujeres, que tenían puesta su esperanza en Dios y eran dóciles con sus maridos, como Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Pues, si ustedes hacen el bien y no se dejan intimidar por nada, serán dignas hijas de ella. En cuanto a ustedes, maridos, vivan la vida matrimonial en un clima de comprensión y respeto, teniendo en cuenta que la mujer es una persona más delicada y que, junto con ella, ustedes participan de la vida de la gracia. Así, tendrán asegurado el fruto de sus oraciones. Finalmente, vivan todos en armonía, sean compasivos, ámense como hermanos, sean bondadosos y humildes. No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; al contrario, pídanle a Dios cosas buenas para todos, pues han sido llamados por él a poseer como herencia los bienes del cielo. Palabra de Dios.

Amemos de verdad y con las obras
Lectura de la primera carta del apóstol San Juan: 3, 18-24

Hijos míos, no amemos solamente de palabra, amemos de verdad y con las obras. En esto conoceremos que somos de la verdad, y delante de Dios tranquilizaremos nuestra conciencia de cualquier cosa que ella nos reprochare, porque Dios es más grande que nuestra conciencia y todo lo conoce. Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total. Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que le pidamos. Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece en nosotros. Palabra de Dios.

Amémonos los unos a los otros.
Lectura de la primera carta del apóstol San Juan: 4, 7-12

Hermanos míos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.  El que no ama, no conoce a Dios porque Dios es amor.  El amor que Dios nos tiene se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito para que vivamos por él.El amor consiste en esto: No en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados.Si Dios ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.  A Dios nadie lo ha visto nunca; pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nostros y su amor entre nosotros es perfecto.Palabra de Dios.

¡Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero! Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 19, 1. 5-9

Yo, Juan, oí algo parecido a la voz potente de una gran muchedumbre, que decía en el cielo: “¡Aleluya! Nuestro Dios es un Dios salvador, lleno de gloria y de poder”. Y del trono de Dios salió una voz que decía: “Alaben a nuestro Dios, todos sus siervos, los que lo temen, pequeños y grandes”. Oí entonces algo como el rumor de una muchedumbre inmensa, como el estruendo de un río caudaloso y el retumbar imponente de los truenos. Decían: “¡Aleluya!” El Señor, Dios nuestro, todopoderoso, ha establecido su reinado. Llenémonos de gozo y alegría y alabemos la grandeza del Señor, porque ha llegado el tiempo de las bodas del Cordero, y su esposa ya está preparada. Dios le ha concedido vestirse de lino finísimo y deslumbrante”. El lino representa las obras bue­nas de los santos. Entonces un ángel me dijo: “Escribe: ‘Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero’ ”. Palabra de Dios.

Aclamaciones

 1 Jn 4, 7 (n. 1034)

Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

 1 Jn 4, 8. 11 (n. 1035)

Dios es amor. Si Dios nos ha amado tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.

 1 Jn 4, 12 (n. 1037)

Si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

 1 Jn 4, 16 (n. 1038)

Quien permanece en el amor, permanece en Dios, y Dios en él, dice el Señor.

Lecturas Del Evangelio

Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.
Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 1-12   

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al  monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles y les dijo: “Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los que lloran,
porque serán consolados.
Dichosos los sufridos,
porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque obtendrán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque se les llamará hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos”. Palabra del Señor.

Ustedes son la luz del mundo                                                                                                                                                            Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 13-16

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolve­rá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa. Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos. Palabra del Señor.

Edificó su casa sobre roca
Del santo Evangelio según san Mateo: 7, 21. 24-29   

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me  diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente’’. Cuando Jesús terminó de hablar, la gente quedó asombrada de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.  Palabra del Señor.

O bien: Forma breve:
Del santo Evangelio según san Mateo: 7, 21. 24-25

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me  diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca”.  Palabra del Señor.

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre                                                                                                                                        Del santo Evangelio según san Mateo: 19, 3-6

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y, para ponerle una trampa, le preguntaron: “¿Le está permitido al hombre divorciarse de su esposa por cualquier motivo?” Jesús les respondió: “¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer, y dijo: ‘Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse a su mujer, y serán los dos una sola carne?’ De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Palabra del Señor.

Amarás a Dios y a tu projimo como a ti mismo
Lectura del santo Evangelio según San Mateo: 22, 35-40

En aquel tiempo, un fariseo que era doctor de la ley, le preguntó a  Jesús, para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas”.   Palabra del Señor.

Ya no son dos, sino una sola carne                                                                                                                                                    Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 6-9

En aquel tiempo, Jesús dijo: desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”. Palabra del Señor.

Esto que Jesús hizo en Caná de Galilea, fue el primero de sus signos milagrosos
Lectura del santo Evangelio según San Juan: 2, 1-11 

En aquel tiempo, hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual  asistió la madre de Jesús. Éste y sus discípulos también fueron invitados. Como llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: “Ya no tienen vino”. Jesús le contestó: “Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo? Todavía no llega mi hora”. Pero ella dijo a los que servían: “Hagan lo que él les diga”.Había allí seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, que ser­vían para las purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los que ser­vían: “Llenen de agua esas tinajas”.  Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: “Saquen ahora un poco y llévenselo al encargado de la fiesta”.  Así lo hicieron, y en cuanto el encargado de la fiesta probó el agua convertida en vino, sin saber su procedencia, porque sólo los sirvientes la sabían, llamó al novio y le dijo: “Todo el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el corriente. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora”. Esto que hizo Jesús en Caná de Galilea fue el primero de sus signos. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.   Palabra del Señor.

Permanezcan en mi amor
Lectura del santo Evangelio según San Juan: 15, 9-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me   ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado’’.  Palabra del Señor

Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros Del santo Evangelio según san Juan: 15, 12-16

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre’’. Palabra del Señor.

Que su unidad sea perfecta
Lectura del santo Evangelio según San Juan: 17, 20-26 

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí. Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos’’. Palabra del Señor.

O bien: Forma breve:                                                                    
Del santo Evangelio según san Juan: 17, 20-23

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí’’. Palabra del Señor.

Cuándo buscar consejería

Por Alba Liliana Jaramillo

Debemos saber que toda pareja pasa siempre por momentos de tensión, de malos entendidos, e incluso, de cambios de estado de ánimo por la misma presión actual de la vida moderna.

Pero cuando una pareja toca con frecuencia el tema de la separación o las tensiones y desacuerdos son permanentes y cada vez más difíciles de manejar, es necesario acudir a ayuda profesional. Si además esta ayuda se busca a tiempo, se podrán trabajar las dificultades inmediatas sin esperar hasta que los conflictos alancen dimensiones casi inmanejables.

Buscar ayuda profesional es un síntoma de madurez en la pareja pues significa que son conscientes que no siempre se pueden resolver las propia crisis y que una persona preparada para hacerlo, y desde fuera de la pareja, puede ver mejor y de manera objetiva el origen del conflicto. Para que este recurso dé el fruto esperado es importante tener en cuenta lo siguiente:

¿A quién recurrir por ayuda profesional?

  • Comienza por hablar con tu guía espiritual, el párroco o la persona encargada de la pastoral familiar de tu parroquia. Ellos de pronto pueden inicialmente saber si un “Retiro de parejas”, un “Encuentro Matrimonial, ” o algún programa de talleres de familia que ofrezca la diócesis les puede ayudar.
  • Si realmente necesitan de un profesional, busquen los centros universitarios o del condado que ofrezcan “asesoría o asistencia psicológica a parejas”. Entre los psicólogos hay además algunos que se especializan en terapia a parejas.
  • En muchos casos se comienza primero por una terapia individual, donde cada uno pueda expresar lo que siente y sanear sus propios conflictos para luego poder trabajar como pareja.

¿Cuál es la mejor actitud para una terapia de pareja?

  • Lo ideal es no llegar a la terapia con la idea de la separación sino abiertos a buscar siempre una oportunidad para mejorar la relación.
  • Es de esperarse igualmente que puedan asistir las dos personas. Pero a veces uno de los miembros de la pareja no está seguro que sea lo mejor o, peor aún, no lo considera necesario. Otras personas rehúsan la terapia porque no tienen claro el papel del psicólogo o terapeuta o porque hay muchos temores por verse confrontado en muchas cosas de las cuales se siente responsable.
  • Si a pesar de  intentar por todos los medios, una de las personas se rehúsa a asistir, aquella que si está convencida de la importancia de hacer una terapia, debe hacerlo pues si uno de los dos logra trabajar sus problemas, eso puede ser ya una primera forma de lograr ayuda para el otro. De hecho, cuando uno de los dos se permite ver las cosas desde otro ángulo, transmite al otro un mensaje positivo que no sólo ayudará a la relación sino que puede terminar influyendo en la actitud del otro y motivándolo a que también busque ayuda.
  • Si la separación es ya inminente, la terapia puede ayudarlos a elaborar el duelo o la separación de la manera menos traumática posible, sobre todo si hay niños de por medio.

¿Cuando entonces es necesario consultar?

  • Cuando los celos empiezan a ser insoportables e inmanejables y se convierten en un motivo constante de peleas.
  • Cuando hay infidelidad. Tal vez es una de las razones en que es urgente y necesario consultar por todo el daño que esto genera y las implicaciones emocionales que conlleva para la persona herida.
  • Cuando las relaciones con otros, como la familia política, los hijos, amigos, están interfiriendo de una manera inadecuada en la relación de pareja.
  • Cuando los problemas económicos se convierten en un bumerán permanente de conflictos e incomprensiones al interior de la pareja.
  • Cuando la sexualidad es motivo de insatisfacción para los dos, por ser rutinaria o por diferencias significativas en la expresión de la misma. O cuando es poco grata para uno de los miembros de la pareja, ya sea porque siente que su pareja no la respeta, o no la valora en su propia identidad sexual.
  • Cuando hay una enfermedad mental que está impidiendo una relación de pareja armónica.
  • Cuando hay violencia física o psicológica de uno de los miembros de la pareja o de ambos.
  • Cuando en la relación se empiezan a manifestar expresiones de frialdad, ironías, sarcasmos, con una frecuencia suficiente como para afectar la relación.
  • Cuando la comunicación está deteriorada hasta el punto de solo hablarse para la funcional o incluso manejar silencios y evasiones  prolongados. O por el contrario, cuando la comunicación se empieza a basar en palabras agresivas, insultos y humillaciones del otro.

Es importante tener presente que siempre se puede aprender a amar más y mejor y que la gracia de Dios pasa también a través de personas calificadas que puedan ayudarles. Una relación de pareja armónica y feliz, prolonga la vida, genera salud y bienestar físico y psicológico. ¡Por esta razón es conveniente buscar ayuda!

Más sobre el tema en Herramientas para la solución de conflictos y Las soluciones que buscas. Lecturas complementarias: Carlos Cuauhtémoc Sánchez, La última Oportunidad. Superación Personal y Conyugal. Ed. Selectas Diamante, 1994. Gustavo Salesman, Cómo llegar a obtener un matrimonio feliz.. Ed. San Pablo; Doris Helmering,  Cómo alcanzar la felicidad con su pareja: Una técnica para logar la armonía en su relación afectiva. Editorial Norma, 1988.

En proceso de devenir en una sola alma

 Por Alicia Pérez

Al casarse las parejas, eligen a la persona que desean les acompañe por el resto de sus vidas. Con esta persona han de crecer como personas y como pareja. Y para las parejas cristianas y sobre todo para aquellas que escogieron hacer de su relación un sacramento, es decir, que fueron ante el altar y prometieron amarse mutuamente como Cristo ama, su vida va a tener un significado muy especial. “Por eso dejara el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos se harán una sola carne” (Génesis 2, 24 y Efesios 5:31).

Ahora bien, para que la riqueza y la gracia del sacramento del matrimonio dé sus frutos, es esencial que juntos descubran, cada día, cuál es el plan de Dios para ellos. Para tal fin, deberán de mantenerse cerca de Dios y de los medios que les llevan a Dios y a su gracia. Esto es una labor individual y de pareja. Por un lado cada uno ha de buscar a Dios de acuerdo a su espiritualidad. (Entendemos por espiritualidad la manera en que vivimos nuestra relación con Dios y con los demás y cómo la vivimos en las situaciones diarias de la vida). Aún cuando su espiritualidad sea diferente e inclusive cuando pertenecen a religiones diferentes, las parejas pueden encontrar maneras conjuntas para vivir su relación con Dios y descubrir cómo quiere Dios que vivan su matrimonio y transmitan su fe y su espiritualidad a sus hijos.

Para que se entienda mejor de lo que se trata, permítanme contarles una historia: Una pareja muy cercana a mi corazón me contó que al acercarse una navidad, los dos decidieron ponerse de acuerdo en cómo iban a celebrar y a transmitir su fe a su hijo. Entonces, cada uno le contó al otro cuáles eran las tradiciones con las que habían crecido en su casa y lo que estas significaban para su vida. Cuando tocaron el punto de cómo iban a  enfocar para su pequeño el nacimiento de Jesús y cómo iban a abrir sus regalos, decidieron que iban a envolver una imagen del niño Jesús en una cajita de regalo y la iban a poner debajo del árbol de Navidad. Cuando llegaran de sus celebraciones a la intimidada de su hogar, el niño encontraría esta cajita debajo del árbol y al abrirla encontraría un niño Jesús. Esto les daría la oportunidad de hablar del verdadero significado de la Navidad, de arrullar al niño y cantarle villancicos; y para celebrar, le darían al niño su regalo de Navidad.

Cada pareja va escogiendo cómo va a vivir su espiritualidad, pero para ello necesitan crear antes una vida íntima en que puedan compartir sus pensamientos, sus ilusiones, su historia, los sueños que juntos tienen; y decidan cómo van a vivir su vida matrimonial y de familia (véase Convertirse en compañeros para siempre). Por eso, como parte de su compromiso espiritual,  han de evitar todo aquello que pueda alejarlos del verdadero sentido del amor. Las estadísticas de hoy en día nos muestran un panorama muy triste. Por un lado los altos niveles de divorcio causado por la pornografía y la infidelidad matrimonial, y por el otro lado, la falta del desarrollo del amor matrimonial debido al egoísmo e inclusive al materialismo.

Por eso es importante que, desde un principio, los esposos se entreguen libre y mutuamente el uno al otro y busquen todo aquello que les una y les haga crecer. Permítanme sugerir algunas prácticas que les pueden ser de utilidad:

  • Oren el uno por el otro. Encomienden a Dios las necesidades de su pareja.
  • Pídanle a Dios la gracia para amar a su pareja como Dios les ama.
  • Oren juntos por las necesidades de su familia y del mundo que les rodea.
  • Busquen oportunidades para servir como pareja o como familia. Por ejemplo, a través del Movimiento Familiar Cristiano, Encuentros Matrimoniales y otras organizaciones, actividades o ministerios en su parroquia o su región.
  • Cuiden los sentidos, evitando el uso de programas o imágenes que dañen su espiritualidad y su vida matrimonial.
  • Eviten la pornografía y aquellos programas que dañen su imagen del matrimonio.
  • Ábranse a todo aquello que de vida como pueden ser los actos de cariño y de comprensión.
  • Procuren lo que hace feliz a su pareja.
  • Eviten a toda costa usar a su pareja para sus propios fines.
  • Sean fieles a sus votos matrimoniales: “prometo serte fiel en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida”.
  • Busquen oportunidades para hacer cosas juntos como salir a dar un paseo, practicar un deporte, etc.
  • Procuren hacer citas (dates) pero nunca las usen para discutir o pretender resolver conflictos.
  • Hagan citas especiales para hablar sobre un problema o un conflicto, y de preferencia busquen un lugar que no sea su alcoba para el encuentro.
  • Busquen ayuda profesional cuando consideren que no están teniendo los resultados deseados en su relación. No lo eviten. Su matrimonio es demasiado importante.
  • Decidan todos los días al despertar, que van a amar a su pareja y busquen maneras de demostrarlo.

Que hermoso es ver parejas que han logrado devenir en una sola alma. Esperamos que su matrimonio sea uno de ellos y que juntos lleguen a vivir su vocación a la felicidad como pareja.

Más sobre el tema en Espiritualidad y fe, Comunicación y Espiritualidad del matrimonio.

Los recién casados

Por Alba Liliana Jaramillo

Clarita y Miguel llevan tres meses de casados y empiezan a tener roces porque Clarita no cede fácilmente ante los conflictos y siempre cree tener la razón. Este caso nos muestra que, aunque los recién casados experimentan un gran goce y pasión, también viven la sorpresa de descubrir al ser amado dentro de la cotidianidad.

La tolerancia es uno de los valores fundamentales que deben trabajar los recién casados, pues esta es la etapa de los grandes ajustes necesarios para la adaptación a la nueva vida. En este momento es cuando se empieza a compartir desde los detalles cotidianos más banales como la sala de baño, el closet y la cocina, hasta situaciones más complicadas como las responsabilidades económicas, el cuidado de la salud y los compromisos laborales.

Es importante ir descubriendo formas de establecer la convivencia, de repartirse las responsabilidades y tareas y de la administración de la casa, en que ambos se sienten a gusto. Y para esto la pareja de recién casados debe tener claro que pueden permitirse experimentar y evaluar diferentes maneras de convivencia, de acuerdo a los conflictos o necesidades que aparezcan, hasta que descubran lo que les satisfaga a los dos. Por ejemplo, ambos pueden tener diferentes puntos de vista sobre la manera de mantener el orden en su casa, lo cual hace que puedan revisar entre ambos cuál es la manera en que al ordenar, se sienten a gusto los dos.

Se debe saber igualmente que cada pareja, cada familia, tiene una forma particular de vivir y de ser. Este es el momento para construirla, al gusto de los dos y sin interferencias externas. Por eso un detalle muy importante es no ventilar sus problemas con familiares o amigos, para que desde un principio no se inmiscuyan en las crisis de pareja. De otro modo, ellos empezarán a tomar partido hasta convertir la crisis en un problema también con las familias de cada uno, lo cual afecta la vida en pareja.

Los hijos son siempre una bendición. Sin embargo, muchas parejas han experimentado la conveniencia de retrasar la llegada de los hijos por lo menos durante los dos primeros años. Este tiempo de intimidad puede permitirles estructurar muchos aspectos de la convivencia, así como consolidar y cohesionar valores y principios fundamentales para los dos. Así, cuando decidan tener hijos, estos puedan encontrar unos padres con una dirección y acompañamiento claros y firmes, lo cual contribuirá enormemente a su formación integral y su estabilidad.

Si los recién casados son jóvenes, es posible que aún estén dispuestos a seguirse preparando académicamente. Esto implica revisar su proyecto de vida para ver prioridades y si es el caso, para decidir cuál de los dos, según las circunstancias, puede preparase primero, mientras el otro da un apoyo más fuerte en lo laboral y económico. Después será entonces el turno del otro. Así ambos podrán cumplir sus metas, sin que ninguno sienta que no las logró, porque el otro no tuvo la generosidad para apoyarlo cuando era necesario hacerlo.

Más sobre cómo resolver estos posibles conflictos en Las soluciones que buscas.

Lecturas complementarias: Escobar Isaza, Gustavo Adolfo, Hacerse Pareja: Guía para construir una relación duradera. Editorial Mad, SL, 2005.

Decir Navidad, es Decir Familia

Qué bueno es ver llegar la Navidad !!!. Todo es luz, música y fiesta. El mundo cristiano celebra la Navidad, cada país a su modo; se reviven las tradiciones de familia: el pesebre, los villancicos, las tarjetas de navidad, la cena de navidad, los regalos entre la familia y con los amigos.
 
Y por qué cada año celebramos la Navidad?. Un gran acontecimiento nos motiva a celebrar la navidad: el nacimiento de Dios en Belén; un nacimiento que se realiza en forma muy humana, pero, a la vez, muy misteriosa también. Es que el mismo Dios ha querido hacerse hombre, apareciendo en el seno de una familia humilde y sencilla, como la de tantos de nosotros.
 
El arte en sus diversas formas y modalidades ha encontrado placer en representar escenas de la infancia de Jesús de Nazareth: el anuncio del ángel a María, el nacimiento, la adoración de los pastores y de los magos de oriente, etc. Éstos son motivos tan humanos que a todos nos atraen porque, en alguna forma, vemos en tales escenas reflejada nuestra propia vida. No solo los pintores, también los poetas y cantantes han inmortalizado con poemas y canciones este acontecimiento, como “Noche de paz”, internacionalmente conocida, o como la del célebre mariólogo S. Alfonso M. De Liguorio en italiano –“Tu scendi dalle stelle”- (desciendes de la altura).
 
Pero no todo puede ser solo floklore. Es necesario meditar un poco, al menos, en el sentido del misterio navideño que conmemoramos. Qué significa el hecho de que el mismo Dios haya querido encarnarse, hacerse hombre como nosotros en el vientre de una Virgen de nuestro pueblo y en medio de una familia?. Y no quiso aparecer en medio de nosotros ya adulto, lo que le habría ahorrado los sufrimientos de la infancia….. Quiso nacer niño, sometiéndose así a todas las limitaciones humanas: debilidad, pobreza, dependencia de los demás, etc.
 
Dios quiso experimentar todo el proceso de desarrollo y crecimiento de todo ser humano: concepción, nacimiento, crecimiento, escuela y taller… “El niño crecía y progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres”, escribió S. Lucas en su Evangelio (2,52). Todos, esposos y padres de familia, los hijos, podemos ver en el Niño de Belén un ejemplo, un modelo de vida para cada edad, como también en la familia de Nazareth.
 
San Juan Pablo II escribió a propósito de la familia: “no hay en el mundo otra imagen más perfecta, más completa de lo que es Dios: Unidad y comunión. No hay otra realidad humana que corresponda mejor a este misterio divino”. Sin duda que el Papa se refería, a través de Dios-Familia a la familia de Nazareth, a cada una de nuestras familias, si en ellas se vive el amor, la unidad, el diálogo, la solidaridad, la comprensión, el apoyo mutuo.
 
Algo similar al pensamiento de San Juan Pablo II escribió también el Celam en un documento preparatorio para el Sínodo de Obispos sobre la familia (1980): “esta trinidad humana (padre, madre e hijo) fue creada desde el principio como una especie de ‘sacramento natural’ de Dios Familia”. Ciertamente, esta trinidad humana nos remite a la primera familia en el mundo (Adán, Eva, Set), a la Familia de Nazareth, también a mi propia familia.
 
Como Jesús de Nazaret, cada uno de nosotros hemos nacido en el seno de una familia, como fruto del amor de un padre y de una madre; como Jesús-Niño todos nosotros hemos ido creciendo en estatura y en sabiduría; como Jesús, quizás, hemos experimentado la pobreza, el deber emigrar a un país extraño, la persecución, el trabajo, la traición de un amigo, etc. Por todo esto, Dios quiso hacerse hombre, hacerse niño, para ser modelo y ejemplo en las más diversas circunstancias de la vida.
 
También como Jesús, llamamos a Dios Padre, porque el Verbo, haciéndose carne en María se hizo hijo, se hizo nuestro hermano; Él es nuestro compañero de camino hacia la Casa del Padre común. Porque hubo una Primera Navidad podemos considerarnos de verdad hijos de Dios, hermanos todos nosotros con Jesús, nuestro Hermano Mayor.

El Sentido Acción de Gracias

El día de Acción de Gracias, es una de las fechas nacionales más importante en los Estados Unidos; fue celebrada por primera vez en 1621 por los pobladores de la Colonia de Plymouth, Massachusetts.
Cuenta la historia que estos Pilgrims (peregrinos o primeros inmigrantes) en el año de 1620 escaparon  de la pobreza en Inglaterra y se embarcaron en el “Mayflower” buscando libertad en el Nuevo Mundo. Una tormenta los sacó de su ruta y en noviembre de ese mismo año, llegan al norte de Plymouth. El primer invierno fue de grandes penurias para los colonizadores, sin embargo, aquellos que sobrevivieron, continuaron luchando y en la primavera sembraron su primera cosecha de maíz gracias a Squanto, un indio guerrero, que se hizo amigo de ellos. Les  enseñó a los colonizadores cómo sembrar y cultivar el maíz, y los ayudó a establecer buenas relaciones con las tribus indias vecinas. En 1621 en un gesto de amistad, los Pilgrims invitaron a los indios vecinos para que juntos celebraran una fiesta, en la que compartieron pavos y gansos, maíz, langostas, almejas, calabazas y frutas secas.
 
Este gesto realizado entre la comunidad indígena y los primeros inmigrantes, nos hace reflexionar que esta fecha no es solamente para que en familia nos reunamos y alrededor de una cena y demos gracias a Dios por todos los dones recibidos. Es un día para que junto a lo mencionado, reflexionemos a manera de examen de conciencia, las actitudes que hemos tenido con el prójimo, es decir, con la persona próxima a mi familia, que tal vez no es de aquí sino de allá; que tal vez no habla el idioma de aquí sino el de allá; que tal vez no tiene “papeles” de aquí sino los de allá; que tal vez se le dificulta adaptarse al estilo de vida de aquí porque todavía actúa como si estuviera allá. Que tal vez…    
Manifestémosle a Dios nuestro agradecimiento no solamente por todo lo que hemos recibido, sino por las acciones que él nos permitió hacer por el otro. Imitemos el gesto realizado hace tantos años atrás por el indio guerreo Squanto, quien sin importar la condición de los Pilgrims, les brindó su ayuda para que salieran adelante y vencieran el hambre y las incomodidades que como inmigrantes se vive al llegar a tierra extranjera.
 
¡Feliz día de “Acción de Gracias”! 

La Mesa de Familia

La mesa siempre ha tenido un puesto de preferencia dentro del ambiente de familia; sobre ella  el esposo y padre de familia hace el balance de entradas y de gasto al final del mes; sobre ella la esposa y madre arregla el vestuario de todos; sobre ella los niños hacen sus  tareas de escuela; en torno a la mesa se reúne la familia para las comidas; alrededor de la mesa se entretiene la familia con los amigos que vienen de visita.  De verdad, la mesa constituye un centro especia en la vida de la familia.
 
También para nuestra iglesia la mesa es como el centro de la comunidad cristiana:  la mesa de la comunidad cristiana es el altar;  entorno  al altar se hace la lectura de la Carta que Dios ha enviado a los hombres, o sea la S. Escritura; sobre el altar desciende el Espíritu de Cristo para convertirlos en su cuerpo y en su sangre;  alrededor del altar gira la comunidad para participar del banquete eucarístico.
 
Con razón que ya S. Pablo, en algunas de sus cartas,  da saludos a la comunidad que se reúne en la iglesia (en la casa) de Aquila y Priscila. Así quería decir que la casa de los primeros cristianos la consideraba ‘como una  iglesia.  Será S. Juan Crisóstomo, un Padre de la comunidad cristiana primitiva (siglo IV) quien afirme que la casa de los cristianos es ciertamente ‘una pequeña iglesia’. Fue este mismo Padre quien sugirió cuatro paralelos interesantes: la gran iglesia, Basílica o templo y la casa material  de la familia;  la gran comunidad que se reúne en el templo y la pequeña comunidad familiar;  el altar del templo y la mesa de familia; el culto eucarístico en el templo y el culto que rinde la familia a Dios en la pequeña iglesia doméstica; los ministros del templo y los padres de familia dentro de la pequeña iglesia que es la familia.
 
El Papa Francisco volvió a tomar esta hermosa comparación;  lo hacía  a propósito de  las consecuencias nocivas que los medios de comunicación están causando al diálogo familiar: la televisión en la sala comedor y el uso desmoderado de los celulares impiden la comunicación y el diálogo entre los miembros de familia; parecería que padres e hijos están más  interesados en la comunicación  con personas distantes   que con las presentes; esto una muestra del individualismo que está minando la unidad de la familia; es también falta de interés y de respeto por la familia.
 
Son los padres de familia quienes deben salvar y recuperar este espacio vital  en torno a la mesa familiar; este espacio de diálogo, comunicación y de intercambio entre los miembros de la familia no puede perderse, so pena de acabar con la comunión familiar; es un momento de encuentro y de intercambio de experiencias del día; es el momento de mirarse a la cara, de sonreír, de hablar, incluso de reconciliarse y reforzar el espíritu familiar.  
 

 

La unidad de la familia pide mucho altruismo;  el individualismo lo destruye; el altruismo humaniza, el egoísmo, el individualismo,  deshumaniza.
 
Para mas informacion, visite: Iglesias Domesticas

¿Conoces la técnica del espejo?

Si realizáramos una evaluación de las veces en que nos miramos al espejo, posiblemente el resultado del ejercicio nos daría una cifra inimaginable, ya que este objeto de necesaria tenencia es uno de los más visitados por mujeres y también por hombres.
 
Ahora, usted se preguntará: tiene algún efecto negativo mirarse en el espejo y de manera constante?  La respuesta posiblemente sea no, aunque existen personas narcisistas que no pueden vivir sin él (esperamos que usted no sea uno de ellos); y decimos que no, ya que  el espejo también podría utilizarse como herramienta de prevención o solución de conflictos en la familia.
 
Si usted lo duda, puede hacer el ejercicio que consta de cinco pasos; es muy fácil, solo basta tener un espejo (no importa el tamaño) y recordar visitarlo antes de comenzar una discusión  con un miembro de su familia. ¡Mucha atención!
 
Primer paso: antes de iniciar la discusión mírese en el espejo y concentre la mirada en su rostro; notará que la ira y el coraje no le permitirán reflejar el verdadero padre o madre,  esposo o esposa que es usted.
 
Segundo paso: cuando estés en el espejo, cuenta de 10 a 1 y durante el conteo trata de respirar  profundamente.
 
Tercer paso: Cuando hayas terminado de contar, piensa por un momento las cosas buenas que tiene el miembro de tu familia con quien vas a discutir.
 
Cuarto paso: Realiza una oración breve pidiéndole a Dios que coloque en tu boca palabras sabias para que  no hieras a la persona con quien vas a discutir.
 
Quinto paso: Por último, concentre nuevamente la mirada en su rostro. Notará que ahora la serenidad y la bondad, reflejarán el verdadero padre o madre, esposo o esposa que es usted. 
Seguramente  este ejercicio  conocido como la “técnica del espejo” si decides practicarlo te parecerá extraño, pero te vas a dar cuenta que será un buen instrumento para convertir  la discusión en diálogo; las palabras agresivas que en ocasiones utilizabas pasarán a ser palabras  suaves y moderadas; el tiempo pasará de ser desagradable a ser un momento agradable y único. Recuerda  abrazar a esa persona después del diálogo, con esto demostrarás que él o ella son importantes para ti, a pesar de lo que hayas dicho o escuchado.
 

 

Trata de practicarlo, te sentirás mejor y tu familia te lo agradecerá.  Pues con ello, el espejo que hay en tu casa no solamente cumplirá la función de proyectar tu belleza, sino también ayudará a solucionar discusiones en tu hogar.
 
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