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Jóvenes y mayores: una relación que hay que cuidar y hacer fructificar

El reciente viaje del Papa Francisco a Canadá coincidió con la conmemoración de la segunda Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores. El Santo Padre decidió centrar algunas de sus reflexiones en los abuelos y los mayores, en particular en su relación con los jóvenes.

**Los siguientes son extractos de un artículo publicado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Lea el artículo completo aquí.

“…el martes 26, la memoria de los santos Joaquín y Ana, abuelos de Jesús, Francisco dedicó un pensamiento a las abuelas indígenas de Canadá – las Kokum – que educan, aman y transmiten la fe a los jóvenes de su país. ‘Sus corazones son fuentes de las que surge el agua viva de la fe, con la que han apagado la sed de hijos y nietos’, dijo el Pontífice a orillas del lago de Santa Ana.

‘¡No nos dejen solos!’ es el grito de tantas personas mayores que ‘corren el peligro de morir solos en casa o abandonados en una estructura, o de los enfermos incómodos a los que, en vez de afecto, se les suministra muerte’, continuó el Pontífice en su discurso, pero también es el ‘grito sofocado de los muchachos y muchachas más cuestionados que escuchados, los cuales delegan su libertad a un teléfono móvil, mientras en las mismas calles otros coetáneos suyos vagan perdidos, anestesiados por alguna diversión, cautivos de adicciones que los vuelven tristes e insatisfechos, incapaces de creer en sí mismos, de amar aquello que son y la belleza de la vida que tienen’.

El Papa propone algo diferente, algo tierno, gentil, que ayude a la generatividad…un amor que nos ayude a dar a luz algo nuevo. En esto hay un valor social y eclesial: los ancianos para Francisco son personas que, con su ternura, su debilidad, su fragilidad ayudan a los demás a crecer”.

Más sobre la Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores

 

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Este artículo se publicó en inglés en https://www.foryourmarriage.org/blogs/the-youth-and-the-elderly-a-relationship-to-cherish-and-make-fruitful/

 

El cuidado al anciano por parte de la familia

El Santo Padre se dirigió a los participantes de la XXI Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia para la Vida el 5 de marzo de 2015. El tema de la Asamblea fue “Asistencia al anciano y cuidados paliativos”.

El Papa Francisco dijo: “Los cuidados paliativos son expresión de la actitud propiamente humana de cuidarse unos a otros, especialmente a quien sufre”. Muestra la creencia en lo sagrado y precioso de la vida humana. La persona que sufre y que se acerca a la muerte es siempre un “un bien para sí misma y para los demás y es amada por Dios”, dijo el Santo Padre. Es nuestra responsabilidad ayudar y apoyar a un ser humano cuando se acerca a la muerte.

El cuarto mandamiento, “Honrarás a tu padre y a tu madre”, se puede entender que se aplica a todas las personas ancianas. El Papa señala: “A este mandamiento Dios asocia una doble promesa: ‘Para que se prolonguen tus días’ (Éxodo 20,12) y – la otra- ‘seas feliz’ (Deuteronomio 5,16)”, mientras que, por otro lado, para quienes descuidan a los padres, “la Biblia reserva una severa advertencia”. Si somos sabios, dice el Papa Francisco, veremos que la persona anciana tiene un valor especial y puede enseñarnos, aunque parezcan “menos útiles”. En la sociedad contemporánea, señala el Papa, “la que la lógica de la utilidad prevalece sobre la de la solidaridad y la gratuidad, incluso en el seno de las familias”.

La Escritura nos llama a tener el “máximo respeto” por aquel que “podría ser abandonado para morir o ‘dejarlo morir’”, y la medicina tiene una función clave en esto. El beneficio o la eficiencia no deben ser las principales consideraciones en la profesión médica. “no hay deber más importante para una sociedad”, dice el Papa, “que el de cuidar a la persona humana”.

El Papa Francisco llama a las familias a cuidar a los ancianos porque el amor y el afecto de sus familiares “ni siquiera las estructuras públicas más eficientes o los agentes sanitarios más competentes y caritativos pueden sustituir”. Cuando la familia requiere ayuda, los cuidados paliativos pueden entrar y apoyarlos en esta tarea. Este tipo de atención ofrece a los ancianos y enfermos terminales el alivio de algunos de sus sufrimientos y les brinda el apoyo que necesitan al final de sus vidas. El Papa señala que el abandono es la “‘enfermedad’ más grave del anciano, y también la injusticia más grande que puede sufrir”.

Dirigiéndose a quienes trabajan en cuidados paliativos, el Papa Francisco les agradeció por ponerlo a disposición de todos aquellos que lo necesitan y por mostrar así el valor de la vida humana. Los exhortó a preservar el noble sentido de la medicina que jamás se vuelve contra la persona y su dignidad. Animó a los reunidos a continuar con sus investigaciones y estudios para promover y defender la vida en todo momento.

Texto completo aquí.

 

Este artículo se publicó en inglés en https://www.foryourmarriage.org/blogs/the-familys-care-for-the-elderly/

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Los lazos familiares

Por Josh Noem

Cuando conté esta historia sobre mi abuela en su funeral, les aseguré a mis hermanos y primos que no soy el tipo de persona que se conmueve fácilmente por señales sobrenaturales.

Ella tenía 86 años y poco a poco iba a un ritmo cada vez más lento, especialmente desde que mi abuelo murió siete años atrás. Ella estaba lista para estar con él y con el Señor. Después de celebrar una fiesta de cumpleaños con mi prima una noche, ella se quejó de molestias en el pecho y dos horas después murió de un infarto. Dimos gracias que ella no sufrió por mucho tiempo.

Mamá y papá me llamaron después de la medianoche con la noticia, y después de colgar me senté a hablar con mi esposa Stacey sobre mi abuela y lo que significaba su fallecimiento. Después de algunas lágrimas, me acosté y comencé a rezar el rosario.

Mi abuela tenía una devoción feroz por el rosario, e incluso los hacía a mano, decenas de miles, rosarios con cuentas de plástico amarillas, verdes, rosadas y azules; rosarios hechos sólo con nudos; rosarios con joyas brillantes y conchas marinas. Los armó, década tras década, luego los hizo un nudo y los envió alrededor del mundo para que otros oraran. Misioneros en lugares desconocidos, hombres y mujeres militares en navíos, y niños de primaria en todo el Medio Oeste, rezan oraciones con los dedos colocados en las cuentas que armó mi abuela.

Ella hizo el rosario que llevaba en el bolsillo de mi traje en mi boda. Si nuestra casa se incendiara, es una de las pocas cosas que agarraría al salir. Es lo que busqué después del aviso de su muerte.

Luego me acomodé para dormir. Me acosté de lado con mi pie izquierdo encima de las sábanas y justo cuando me estaba quedando dormido, sentí algo, como un tirón en un dedo del pie.

Pensé que Stacey me había tocado, pero la vi bien acomodada bajo las sábanas a mi lado, quieta y tranquila. Luego pensé que uno de los niños, tal vez enfermo, estaba tratando de despertarme. Pero al mirar no había nada más allá del poste de la cama y mi pie descalzo. Sin embargo, estaba seguro de que alguien me había dado un tirón en el dedo del pie, un tirón silencioso, suave y firme.

Volví a apoyar la cabeza en la almohada y me di cuenta que sentí que mi abuela estaba cerca, como una presencia alegre y reconfortante. La percibí diciéndome que ella está donde debe estar.

Ese sentimiento, lo sé, es absolutamente subjetivo, pero estoy aquí para decirles que es lo que sentí. Y tal vez no sea importante, al final, no cambia la forma en que recuerdo a mi abuela o mi compromiso con nuestra fe, pero fue un recordatorio tranquilo, gentil y firme de que solamente un velo delgado nos separa de aquellos que nos han precedido en muerte.

Un día, todos pasaremos a través de ese velo, y es un consuelo saber que los fieles difuntos que nos preceden estarán esperando allí. Sé que mi abuela está allí con otros miembros de mi familia, que es una familia mucho más amplia que la que contamos ahora, y esta convicción me prepara para esa comunión. Esa comunión es un nuevo horizonte que, en el aquí y ahora, me ayuda a ver las cosas con más claridad y en su justa perspectiva.

Es en la vida familiar que experimentamos un poco de lo que hay más allá de ese velo delgado, y vale la pena hacerlo bien. Así como lo hizo mi abuela.

Este artículo se publicó en inglés en https://www.foryourmarriage.org/blogs/family-ties/

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Celebremos juntos con alegría la “edad avanzada”

Después de haber atravesado el severo año de la pandemia de Covid-19 en 2020, el Papa Francisco instituyó en toda la Iglesia la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Este año durante el 4to domingo del mes de julio – 24 de julio de 2022 – celebraremos por segunda ocasión esta jornada dedicada a todos los abuelos y a los adultos mayores del mundo.

El año pasado el tema de la Primer Jornada fue “Yo estoy contigo todos los días”. Esta vez, el tema elegido por el Santo Padre lleva el título “En la vejez seguirán dando fruto” (Sal 92,15). El enfoque será en darle el valor que se merece la auténtica presencia y contribución de los abuelos y adultos mayores a la sociedad y a las comunidades eclesiales.

Ya que todos venimos de y tenemos abuelos – vivos o fallecidos – o conocemos adultos mayores en nuestras vidas, estamos invitados a formar parte de esta iniciativa, escuchando con atención y apertura de corazón el llamado del Papa Francisco a participar activamente en la jornada este año.

Desde el inicio de su pontificado el Papa ha puesto un énfasis especial en el estrecho lazo que debe formarse entre los mayores de edad avanzada y los jóvenes de todas las edades. Creé firmemente que “el futuro del mundo reside en esta alianza entre los jóvenes y los mayores”[1] porque los sueños de vivir en una sociedad mejor, la memoria de las pruebas superadas o no y la oración que da esperanza y fortaleza son pilares fundamentales para una civilización del amor que solo se puede construir juntos.

Durante el mensaje del Santo Padre Francisco con motivo de la próxima II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, subrayó que “la ancianidad no es un tiempo inútil” y, por ende, su aportación a la sociedad y a la Iglesia es una “revolución de la ternura, una revolución espiritual y pacífica” a la que los abuelos y los mayores están llamados a ser protagonistas.

Para leer el mensaje completo, da clic aquí Mensaje del Santo Padre Francisco, para la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores.

Puedes ver el video de reflexión del Papa aquí: http://www.laityfamilylife.va/content/laityfamilylife/es/news/2022/_maestri-della-tenerezza–il-progetto-del-papa-per-gli-anziani–.html

Instrumentos Pastorales

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida de la Santa Sede ha puesto a disposición de las parroquias, diócesis, asociaciones y comunidades eclesiales recursos pastorales para que se celebre por segunda vez esta jornada.

Da clic en el siguiente enlace para obtener más información II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores 2022.

Kit pastoral http://www.laityfamilylife.va/content/laityfamilylife/es/news/2022/kit-pastorale-per-la-celebrazione-della-seconda-giornata-mondial.html

¿Cómo celebrar la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores?

A continuación, algunas ideas para que puedas formar parte de esta celebración en julio:

  1. El domingo 24 de julio, asiste a Misa con tus abuelos. Si no te es posible, asegúrate de ofrecer la Misa por tus abuelos o algún adulto mayor que tenga un lugar importante en tu vida.
  2. Visita a los ancianos que están más solos en sus casas o asilos.
  3. Investiga si tu parroquia celebrará de manera especial la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. Si es así, involúcrate.
  4. Comparte en tus redes sociales alguna foto y memoria que tengas de tus abuelos.
  5. Haz una comida para tus abuelos o algún adulto mayor en tu vida. Pregúntales sobre su historia de vida.
  6. Si vives lejos de tus abuelos, llámalos por teléfono.
  7. Si tus abuelos ya han fallecido o nunca los conociste, reza el Rosario por sus almas.
  8. Si no te es posible estar cerca de tus abuelos, haz un acto generoso por ellos a la distancia y/o por alguno anciano que viva en tu comunidad.

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[1] Ver https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2021/06/22/mayor.html

Crecer en santidad siguiendo los consejos del Papa Francisco

¿Quiere unas ideas cómo crecer en santidad, junto con su cónyuge? ¡Intenten seguir algunos consejos del Papa! En sus homilías y discursos, el Papa Francisco ha hablado muy directamente sobre cómo deben tratarse el marido y la mujer, sobre la oración dentro de la familia y otras formas en que la familia vive su identidad como una “Iglesia doméstica”. Entonces, esta Cuaresma, ¿por qué no comprometerse con su cónyuge a probar una de las siguientes resoluciones cuaresmales, basadas en las palabras del Santo Padre?

 

  1. Usar la cortesía con su cónyuge.

Use peticiones gentiles: “¿Puedo, permiso?” Por ejemplo, “¿Te gusta si hacemos así?” y “¿Quieres que salgamos esta noche?”

“Pedir permiso significa saber entrar con cortesía en la vida de los demás. …El amor auténtico no se impone con dureza y agresividad.” (Discurso a las parejas de novios, Roma, 14 de febrero de 2014.)

 

  1. Decirle “gracias” a su cónyuge.

“Parece fácil pronunciar esta palabra, pero sabemos que no es así. ¡Pero es importante! … es importante tener viva la conciencia de que la otra persona es un don de Dios, y a los dones de Dios se dice ¡gracias!” (Discurso a las parejas de novios, Roma, 14 de febrero de 2014)

 

  1. Pedirle perdón a su cónyuge.

Diga: “Perdón”.

“Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir perdón. ‘Perdona si hoy levanté la voz’; ‘perdona si pasé sin saludar’; ‘perdona si llegué tarde'”.  (Discurso a las parejas de novios, Roma, 14 de febrero de 2014)

“No terminar jamás una jornada sin hacer las paces. ¡Jamás, jamás, jamás!” (Discurso a las parejas de novios, Roma, 14 de febrero de 2014)

Es importante “tener el valor de pedir perdón cuando nos equivocamos en la familia”. (Discurso a los participantes en la peregrinación de las familias, Roma, 26 de octubre de 2013)

 

  1. Orar junto con su cónyuge y familia.

“Rezar juntos el ‘Padrenuestro’, alrededor de la mesa, no es algo extraordinario: es fácil. Y rezar juntos el Rosario, en familia, es muy bello, da mucha fuerza. Y rezar también el uno por el otro: el marido por la esposa, la esposa por el marido, los dos por los hijos, los hijos por los padres, por los abuelos… Rezar el uno por el otro. Esto es rezar en familia, y esto hace fuerte la familia: la oración”. (Homilía en el día de la familia, Roma, 27 de octubre de 2013)

Pedir al Señor que multiplique su amor y se lo dé fresco y bueno cada día. Oren juntos: “Señor, danos hoy nuestro amor de cada día”. (Discurso a las parejas de novios, Roma, 14 de febrero de 2014)

 

  1. Visitar a los ancianos, especialmente a sus abuelos.

“Los abuelos son la sabiduría de la familia, son la sabiduría de un pueblo. …  ¡Escuchar a los abuelos!” (Discurso a los participantes en la peregrinación de las familias, Roma, 26 de octubre de 2013)

“Qué importantes son [los abuelos] en la vida de la familia para comunicar ese patrimonio de humanidad y de fe que es esencial para toda sociedad”. (Ángelus en la Jornada Mundial de la Juventud, Río de Janeiro, 26 de julio de 2013)

 

  1. Compartir la fe con los demás.

“Las familias cristianas son familias misioneras. …  Son misioneras también en la vida de cada día, haciendo las cosas de todos los días, poniendo en todo la sal y la levadura de la fe”. (Homilía en el día de la familia, Roma, 27 de octubre de 2013)

 

 

Fuente
Este artículo fue traducido de For Your Marriage https://www.foryourmarriage.org/lenten-resolutions-for-married-couples-inspired-by-pope-francis/

Fue escrito en inglés por Bethany Meola.

 

Bailando el vals de mi boda con mis abuelos

¡Hola!  Me presento. Soy Ana Isabel Pérez y tengo 25 años de edad.

En la planeación de mi boda reciente este pasado mes de mayo, entre mis deseos más profundos fue el de bailar el vals (waltz) con mis abuelitos, Christa, Julio y Roberto.

La relación con cada uno de ellos fue alimentada desde que lo recuerdo, pues cada uno me dio tiempo de calidad.  Recuerdo a mi abuelito Julio contándome chistes, siempre visitándonos y sus sabias pláticas y consejos, así como sus cantos con la guitarra.  Mi abuelita Christa una persona muy altruista y gran ejemplo siempre me invitó a acompañarla a visitar a los niños enfermos en el hospital infantil, así como muchos centros y asociaciones no lucrativas, que necesitaran de nuestra presencia.  Con mi abuelito Roberto nos quitábamos los zapatos, se interesaba y preguntaba de lo que pasaba en mi vida.

Así que, cuando llegó un momento de transición en mi vida, como era casarme, quise que ellos fueran parte importante, y corresponderles por todo lo que ellos me han dado, dándoles un momento de calidad dentro de mi celebración, un espacio con ellos, y la fuerza de su bendición y compañía.

El momento sobrepasó lo que yo había imaginado. Créanme que no hay palabras para explicarlo.  Sobre todo, cuando los cuatro nos abrazamos y terminamos bailando juntos.  Se sentía la presencia de Dios que nos sorprende a través de mis abuelos. Dios bailaba entre nosotros, y en ello el saber sentir y gustar el momento intensamente.

 

 

¿Ana Isabel qué les dirías a todos los que están leyendo este articulo?

  • Buscarlos siempre, tomarlos en cuenta, algunos están solos y necesitan compañía y escucha.
  • Acompáñenlos, platíquenles y regrésenles un poquito de lo que ellos nos dieron.
  • Marcarles por FaceTime.
  • Visítenlos si les es posible
  • Escuchar sus sabios consejos y sus historias, pregúntenles sobre sus vidas, pues cada una contiene la historia de tu árbol genealógico.
  • Preguntarles cómo lo hacían ellos.

 

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¿Me siguen queriendo mis nietos?

Por Andrea Ballina

¿Me siguen queriendo mis nietos?

Esta pregunta me la hicieron mis padres hace poco tiempo. Y esta pregunta tan simple nos llevó a una reflexión y plática familiar profunda. Pero antes de compartirles dicha platica y reflexión, déjenme contarles un poco de nosotros. Soy la hija mayor de 2 hijos en total. Solo somos mi hermano y yo. Y mis 4 hijos son los únicos nietos. Por azares del destino vivimos separados. Mis padres viven en la Ciudad de México y yo en Los Estados Unidos. Desde el principio, en cuanto mis padres supieron que iban a ser abuelos por primera vez, han estado presentes en nuestras vidas. Han estado con nosotros en los nacimientos, bautizos, navidades, años nuevos, alguno que otro cumpleaños, juegos de futbol, competencias de danza, primeras comuniones, etc. Ahora están con nosotros porque su nieta mayor se gradúa de preparatoria y empieza la etapa de la universidad. Por supuesto, ¡los abuelos tenían que estar presentes en una fecha tan especial!

Pero en esta visita se encontraron no con sus nietos “chiquitos”, sino con tres adolescentes y una preadolescente. Sus nietos han crecido, han cambiado y la relación Abuelo-Nieto cambió también. Ya no son los niños chiquitos que mis papás consentían dándoles un dulce. O que mis papás ayudaban a dormir y los arrullaban. Ya no quieren estar todo el tiempo jugando con ellos y cargados o en sus piernas. Mis hijos tienen más independencia y sus intereses, como buenos adolescentes, son otros. La relación entre abuelos y nietos se quedó como estancada, en el pasado, sin pies ni cabeza. Ninguna de las dos partes siente una conexión. Se sienten distanciados.

Entonces, volvemos a la pregunta: ¿nos siguen queriendo nuestros nietos?

Al preguntarme esto empezamos a platicar de cómo la relación entre ellos ha ido transformándose. Yo, como hija y como madre estoy en medio de las dos partes, pero eso me permitió analizar las diferencias entre las 2 generaciones. Al estar yo en la generación de en medio pude tomar el papel de “mediadora” y al final de la plática llegamos a los siguientes puntos y propuestas para restablecer la conexión entre mis padres y mis hijos:

1) Las dos partes (en este caso los abuelos y los nietos) tienen que hacer el esfuerzo para estar en comunicación constante. De las dos partes tiene que surgir el interés de saber qué pasa con sus vidas, qué han hecho en la semana, cómo les ha ido en sus actividades, etc. Si no se puede en persona, la tecnología nos ayuda bastante: FaceTime, una llamada, un texto.

2) Los abuelos estarán abiertos a escuchar lo que pasa con sus nietos, aunque “en sus tiempos así no se usaba”. La vida es muy distinta ahora que hace unos años. Cada generación ha vivido costumbres y modo de vida diferentes. Si escuchan y no juzgan, es más fácil que la comunicación entre abuelos y nietos fluya.

3) Tener un día a la semana o al mes en que los abuelos vengan a comer o desayunar con sus nietos. Si no se puede físicamente, entonces por FaceTime o por teléfono. Tener la fecha anotada en el calendario.

4) Acordarse y llamar para felicitar en todos los cumpleaños y aniversarios.

5) Tener una tradición familiar. Puede ser un viaje, o un día en donde se haga algo diferente (una pijamada, ir a un día de campo, al zoológico, cocinar todos juntos, tener un maratón de juegos de mesa, tomar una clase juntos, etc.). Importante: la tradición tiene que ser entre los abuelos y los nietos, no colados (o sea yo no estoy invitada).

6) Todos los nietos serán tratados por igual. No mostrar predilección por algún nieto(a).

7) Los abuelos consienten y los nietos se dejan consentir.

8) Los abuelos seguirán asistiendo a todas las actividades de los nietos que les sea posible.

9) Los abuelos seguirán contando sus historias de cuando eran niños. Las travesuras y aventuras que vivieron. A los nietos les gusta conocer más de sus abuelos y saber cómo eran sus vidas cuando eran más jóvenes.

10) Cuando se tenga la bendición de estar juntos físicamente, aprovechar los momentos con risas, comentarios positivos, conversación. No reproches.

Al concluir la plática y las propuestas, nos dimos cuenta de que tanto mis padres como mis hijos están a tiempo de retomar la relación. De que al abrirnos y compartir lo que sentimos podemos caminar hacia delante y reparar los lazos que se hayan atrofiado.

Al final, Mis padres obtuvieron su respuesta: ¡Claro que los queremos abuelitos…y mucho!

 

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