Salmos Responsoriales para la liturgia nupcial
Las lecturas en la liturgia de una boda católica son una proclamación de la Palabra de Dios y de la fe de la Iglesia sobre el matrimonio. Por esta razón, se limitan a lecturas de la Sagrada Escritura (la Biblia). Aquí están algunas opciones para el salmo responsorial que normalmente es cantado.
Le animamos a que dedique tiempo a la oración con su prometido/a para elegir el salmo que mejor hable de sus esperanzas y sueños para su matrimonio cristiano.
Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.
Salmo 32 (33), 12 y 18. 20-21. 22
R. La tierra llena está de tus bondades
Dichoso la nación cuyo Dios es el Señor;
dichoso el pueblo que él eligió por suyo.
Cuida el Señor de aquellos pue lo temen
y en su bondad confían.
En el Señor está nuestra esperanza,
pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo
en el Señor el corazón se alegra
y en él hemos confiado.
Muéstrate bondadoso con nosotros,
Señor, como esperamos.
Salmo 33 (34), 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R. Bendigamos al Señor a todas horas.
O bien:
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor;
que se alegre su pueblo al escucharlo.
Proclamemos qué grande es el Señor
y alabemos su nombre.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todos mis temores.
Vuélvanse a él y quedarán radiantes,
jamás se sentirán decepcionados.
El Señor siempre escucha al afligido,
de su tribulación lo pone a salvo.
A quien teme al Señor,
el ángel del Señor lo salva y cuida.
¡Prueben! Verán qué bueno es el Señor;
dichoso quien en él confía.
Salmo 102 (103), 1-2. 8 y 13. 17-18ª
R. El Señor es compasivo y misericordioso
O bien:
R. La misericordia del Señor dura por siempre.
Bendice al Señor, alma mía,
y todo lo que soy, su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no eches al olvido sus favores.
El Señor es clemente y bondadoso,
lente al enojo, pronto a la indulgencia;
como un padre amoroso con su hijo
así es tierno el Señor con quien lo quiere.
El amor del Señor
por siempre permanece,
y su justicia llega hasta los hijos
y a la generación siguiente
de los hombres que cumplen con su alianza
y sus leyes recitan y obedecen.
Salmo 111 (112), 1-2. 3-4. 5-7ª. 7bc-8.
R. Dichosos los que aman de corazón los mandamientos del Señor.
O bien:
R. Aleluya.
Dichosos los que temen al Señor
y aman de corazón sus mandamientos;
poderosos serán sus descendientes,
Dios bendice a los hijos de los buenos.
Fortuna y bienestar habrá en su casa,
siempre actuarán conforme a la justicia.
Quien es justo, clemente y compasivo,
como una luz en las tinieblas brilla.
Quienes, compadecidos, prestan
y llevan sus negocios rectamente,
jamás se desviarán,
vivirá su recuerdo para siempre.
No temerán malas noticias,
puesto que en el Señor viven confiados.
Firme está y sin temor su corazón,
pues vencidos verán a sus contrarios.
Al pobre dan limosna,
obran siempre conforme a la justicia;
su frente se alzará llena de gloria.
Salmo 127 (128), 1-2. 3. 4-5
R. Dichosos los que temen al Señor.
O bien:
R. El Señor bendecirá al hombre que le teme y lo respeta.
Dichosos los que temen al Señor
y siguen los caminos de su ley.
Comerán del trabajo de sus manos,
serán felices y les irá bien.
Será su esposa como vid fecunda
en la paz hogareña;
serán sus hijos como olivos nuevos
en torno de su mesa.
Así bendecirá el Señor
al hombre que le teme y lo respeta.
Que el Señor te bendiga desde Sión
y, de Jerusalén, veas la dicha,
todos los días de tu vida.
Salmo 144 (145), 8-9. 10 y 15. 17-18
R. El Señor es bueno con todos.
El Señor es clemente y bondadoso,
lento el enojo y lleno de ternura;
bueno es el Señor para con todos,
cariñoso con todas sus creaturas.
Que te alaben, Señor, todas tus obras,
y que todos tus fieles te bendigan.
Todos vuelven sus ojos hacia ti
y les das, a su tiempo, la comida.
Siempre es justo el Señor en sus designios
y están llenas de amor todas sus obras.
No está lejos de aquellos que lo buscan,
muy cerca está el Señor de quien lo invoca.
Salmo 148, 1-2. 3-4. 9-10. 11-13ab. 13c-14ª
R. Que todos alaben al Señor.
O bien:
R. Aleluya.
Alaben al Señor en las alturas,
alábenlo en el cielo;
que alaben al Señor todos sus ángeles,
celestiales ejércitos.
Que alaben al Señor el sol, la luna
y todos los luceros.
Que lo alabe la bóveda celeste
y las aguas que cuelgan de los cielos.
Montes y sierras todas,
plantas de ornato y árboles frutales,
animales domésticos y fieras,
reptiles y volátiles.
Reyes y pueblos todos de la tierra,
gobernantes y jueces de este mundo;
jóvenes y doncellas,
niños y ancianos juntos,
el nombre del Señor alaben todos.
Su gloria sobrepasa cielo y tierra
y ha hecho fuerte a su pueblo.
Opciones para las lecturas de una Boda Católica: