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Por Tu Matrimonio

Gastos para la boda

Considerando las finanzas y presupuesto para su día de bodas

Por Cynthia Psencik

Acaban de comprometerse. Han fijado la fecha para su boda. ¿Ahora qué?

La decisión de cuánto gastar en una boda es algo bien personal. Cada pareja es diferente y existen muchos factores que se deben considerar. Por ejemplo, las tradiciones y expectativas de la familia de ambas parejas pueden jugar un papel esencial en la planificación del día de la boda. También se consideran los gastos individuales de cada pareja y sus propios ahorros. La realidad es que la mayor parte de las parejas no entran al compromiso con ahorros para su boda.

Para muchos, el día de bodas se anticipa como el acontecimiento más importante en la vida de la pareja. Durante la emoción de planificar el día de bodas, muchas veces se pueden sobrepasar los gastos con el fin de tener el “día ideal.” Claro, para muchos, con Dios mediante, sería la única vez que planificarían tan gran acontecimiento, y entramos con mucha ilusión para que cada detalle sea perfecto. Por esta razón, crear un presupuesto para la boda es un paso bien importante que la pareja debe tomar para que ambos estén en la misma página. Esto también les ayuda a resaltar las prioridades para su gran día.

Durante nuestro retiro de noviazgo, Evan y yo hablamos acerca de nuestras finanzas y la relación que cada uno teníamos con el dinero, como también de nuestros ahorros y nuestras deudas. Naturalmente, los ahorros y las deudas de cada uno se convertirían en las nuestras. Por lo tanto, cuando nos comprometimos, lo primero que dialogamos fue cuál era la máxima cantidad, de modo realista, que podríamos gastar para nuestro día de boda. Para llegar a este número, teníamos que tomar en cuenta nuestro ingreso, nuestros gastos, y nuestros ahorros. También hay que hablar sobre si van a recibir alguna ayuda financiera de sus familiares o amigos. Es común en muchos lugares pedir a los familiares y amigos que sean “padrinos” de distintos elementos de la boda y la recepcion. Llegar a un número total es el primer paso y uno de los más importantes que se debe tomar antes de empezar sus planes. El siguiente paso es determinar sus prioridades como pareja. Por ejemplo, Evan y yo decidimos poner nuestra fecha para un año después de nuestro compromiso e irnos de luna de miel inmediatamente después de la boda. Esto nos ayudó a amortizar nuestros gastos y evaluar el resto del costo para la boda. Tercero, es hacer su tarea de ver qué tanto cuesta todo.

El presupuesto puede variar dependiendo de los detalles que desean realizar en su boda.  Por ejemplo, una cena íntima después de una ceremonia es obviamente menos costosa que un banquete de 200+ personas. Un gran detalle de notar es que los gastos para la boda incrementan basados en cuántas personas son invitadas. Esto determina cuántas mesas, platos, invitaciones, souvenirs (recuerdos) etc., deben ordenar. Teniendo en mente que los gastos para la boda son por cada persona invitada, les ayuda a mantener la perspectiva de cuánto pueden presupuestar. Por eso es esencial también estar de acuerdo con su lista de invitados. Como sugerencia personal, si no han hablado con ese amigo o amiga de la escuela primaria por hace años, es tiempo de discernir si es necesario invitarlo.

Desarrollar un presupuesto personal les puede ayudar a crear su presupuesto para la boda. El presupuesto personal toma nota de su ingreso, gastos diarios y sus metas de ahorro. De esta manera, les puede ayudar a organizar las prioridades para su boda. Como sugerencia, pueden crear una lista de las categorías que deben tomar parte en su boda y organizarlas por orden de importancia (ej. flores, música, fotografía, etc.). Y también dialogar como pareja las áreas no negociables que deben de estar presentes en su gran día. Por ejemplo, para Evan y para mí, tener comida deliciosa era más importante que contratar una banda de música en vivo. Esto les ayuda a colocar un porcentaje de sus gastos en sus prioridades y decidir cómo usar el balance en los gastos no tan esenciales.

Otro detalle que puede afectar su presupuesto son sus planes inmediatos después de casarse. Por ejemplo, ¿piensan comenzar una familia en seguida? ¿O piensan comprar un hogar? Algo que puede suceder durante la euforia de los planes de boda es gastar más dinero que su ingreso, y pasar sus primeros años pagando las deudas de su boda. No es buena idea comenzar sus vidas endeudados por la boda. Leí en algún material de Pre-Cana que la boda es solo un día, pero el matrimonio es para toda la vida.

Claro, eso no significa que no pueden tener la boda de sus sueños. Si en realidad es su prioridad, es importante que como pareja dialoguen acerca de cuáles sacrificios y compromisos están dispuestos a hacer para lograrlo, tomando en cuenta que puede que signifique que la fecha sea a largo plazo. Por ejemplo, pueden decidir reducir gastos mensuales (salida de cenas, vacaciones, etc.) durante la temporada de sus planes de boda y ahorrarlo para la boda. La comunicación en cada etapa de sus planes debe mantenerse clara y concreta. Algo que les ayudaría es descargar una aplicación financiera donde ambos tengan acceso a depositar y revisar el balance de su cuenta, y también organizar un presupuesto. Pueden bajar plantillas para presupuesto de bodas en Excel, y también pueden descargar esta simple planilla aquí. No se olviden de incluir en el presupuesto los elementos de la liturgia. Por ejemplo, la cantidad que pide la parroquia por tener la boda, una donación al que preside, un estipendio para los cantores y músicos, los adornos en el templo, programas, etc.

Estas son solo unas sugerencias. Las necesidades y deseos de cada pareja son diferentes, por eso es esencial tener la conversación acerca de la visión para su boda durante su noviazgo si ya han discernido el matrimonio. Actualmente, en las redes sociales, existen influencers dándonos un vistazo a su gran día. Vemos arreglos extravagantes y podemos crear expectativas que a veces no están a nuestro alcance. No debemos sentirnos presionados por tener una boda más allá de lo que podamos gastar. Es importante siempre recordar la razón por la cual decidieron casarse. Como católicos, no existe nada más importante que el Sacramento. Toda boda es hermosa porque se trata del amor de la pareja, que se refleja en el amor de Dios por su Iglesia. El San Juan Pablo II nos dice: “La gracia y el vínculo sacramental hacen que como símbolo y participación del amor dé Cristo-Esposo, la vida conyugal sea, para los esposos cristianos, el camino de su santificación y, al mismo tiempo, para la Iglesia un estímulo eficaz para reavivar la comunión de amor que la distingue”. El esposo y la esposa crean el camino hacia la santificación del uno al otro. Mantengan esta frase como su enfoque durante su planificación.

Planificar y ahorrar para una boda puede igualmente ser causa de estrés como también de mucho júbilo. Al final del día se trata de crear un balance que funcione para ti y tu pareja. Es una jornada hermosa que debe de traerles alegría durante su etapa de planificación hasta llegar hacia el altar.

 

Cynthia y Evan Psencik han estado casados por casi 6 años. Cynthia era la Directora para el Ministerio Juvenil en la Arquidiócesis de Nueva York pero ahora trabaja para el Instituto GIVEN y Evan trabaja como maestro de Teología en la escuela secundaria, Cardenal Spellman en el Bronx. Actualmente viven en el Estado de Connecticut.

 

Bodas Sencillas

Por la Hermana Patricia Brown, SSMN

Muchas parejas, aún sintiéndose ya listas para el matrimonio, retrasan la boda y hasta inician su vida en común sin antes celebrar el sacramento del matrimonio, porque no tienen dinero para festejar.

Y claro que todos desean poder tener un lindo vestido para ese día, e invitar a familiares y amigos a unirse a su alegría ofreciendo para ellos una gran fiesta, con flores, música y buena comida. Sin embargo, si ese es tu caso, queremos que consideres lo siguiente:

  • Celebrar el matrimonio es distinto de festejarlo. La celebración tiene que ver con el momento sagrado en que frente al altar la pareja se entrega el uno al otro, teniendo a Dios como testigo y fundamento para su entrega total y fiel. La fiesta es la forma como se invita a familiares y amigos a participar de esta alegría, pero no es esencial al matrimonio en sí mismo.
  • El día de la boda es sólo un momento, el matrimonio es para toda la vida.   Hoy en día, las influencias culturales presionan a las parejas a gastar mucho dinero en la fiesta de bodas. El elevado costo de estas fiestas hacen que muchas veces las parejas empiecen su vida matrimonial con deudas que les traen al final más problemas que alegrías.
  • Lo único que la Iglesia les pide como contribución económica, para celebrar con ustedes el rito del Sacramento del matrimonio, corresponde al costo del uso del templo (costo de iluminación, etc.),cuando la ceremonia se realiza fuera del horario normal de las misas a los fieles. Pero si aún así no pueden dar esa contribución, hablen con el sacerdote encargado y con seguridad el les dará una ayuda. Los costos adicionales dependen de la música, las flores y el alquiler del tapete rojo de la entrada, etc. Pero todos estos costos son accesorios y se pueden omitir.
  • Los bienes que para la pareja y su futura familia aporta la gracia del sacramento no tienen precio. Dios mismo garantizó su presencia en medio de aquellos que prometen amarse como El nos ama. Esto da a las parejas, que inician su vida en común o a aquellos que ya estaban conviviendo, la posibilidad de contar con su especial asistencia para llevar a delante su amor y compromiso.

Ciertamente el matrimonio no es un asunto puramente privado sino que por ser un sacramento y la base para la formación de una familia estable, tiene repercusiones comunitarias y para la sociedad. Por eso tiene sentido el que se realice frente a familiares, amigos y frente a la comunidad eclesial. Por eso mismo la Iglesia se alegra alternativas convenientes, como la creada por la hermana Jan Mengenhausen (Oficina para la vida Familiar de la Diócesis de Omaha), que se conoce como “Bodas Sencillas”

El programa de “Bodas Sencillas” invita a que varias parejas que se van a casar, o a convalidar sacramentalmente su unión, se preparen juntos el rito y los festejos. Así las parejas se sienten protagonistas de su celebración, como lo indica la Iglesia. La fiesta puede realizarse en un salón de la misma parroquia, donde de manera sencilla pero elegante y muy sentida, los nuevos esposos puedan hacer un brindis, partir una torta y ofrecer unos bocadillos a todos los que decidieron acompañarlos en ese momento tan especial de sus vidas. Si hay otras parejas que se preparan al mismo tiempo, pueden decidir, de común acuerdo, hacer una celebración colectiva. Así, se comparten los gastos y todos tiene ocasión de festejar.